En cuanto a calas se refiere, el recorrido elegido fue bastante acertado para la semana de la que disponiamos. Bien es cierto que hay calas escondidas, mas tranquilas, aunque tambien de dificil acceso. Hay que tener cuidado en este aspecto porque es factible ir a una playa y tener que andar mas de una hora para llegar a ella. Nuestra selección fue la siguiente:
- Cala Purroig (38º52'1 N - 01º52'1 E): La más tranquila de todas. Bella bahía plagada de barquitos; apenas 10 personas. eso si, enormes piedras, tanto en la orilla como en el agua. Sin chiringuito. Aqui podemos ver el sitio:
- Cala Conta : Espectacular. La mejor del viaje. Bien es cierto que esta masificada, pero el agua esta limpisima y la puesta de sol es deliciosa. Recomendable el chiringuito de la entrada con musica chill out y actuaciones al caer la tarde.
- Cala Xarraca (39º06'2 N - 01º30' E) Concurrida playa al norte de la isla, con poco espacio de baño y arena fina. A destacar, el restaurante a pie de playa con una parrillada de marisco que nos solucionó los problemas de comida que arrastarabamos desde que llegamos.
- Cala Portinax (39º06'9 N - 01º30'9 E): Reducto Aleman situado al nordeste de Ibiza. Amplias playas entre montañas. Hay un peñon en la parte sur, desde el que la puesta de sol se ve de lujo. Curioso sitio.
Entre chapuzón y chapuzón, kilómetros de carretera y bellos paisajes, como no, abarrotados de pinos. Era el momento de seguir nuestro periplo por las Islas Pitiusas; esta vez rumbo a Formentera. El acceso a este islote solo es posible mediante barco. La ruta natural es aeropuerto de Ibiza ferry directo. En 45-50 minutos te plantas en la isla. Nosotros, partimos del puerto de Ibiza entorno a las 13:00 horas y volvimos el mismo día sobre las 22:00. Sin lugar a dudas, Formentera es el mejor lugar donde relajarse en la playa. Aguas cristalinas y playas inmaculadas; como mucho 15 personas por cala y una tranquilidad envidiable. Para desplazarse por la isla es imprescindible alquilar un medio de transporte. Por 35 euros/día, tienes montones de motos disponibles nada más bajar del barco.
Fotos de la Ciudad de Ibiza desde el barco:
Muy cansados tras la 'peregrinación' a Formentera, nos fuimos al hotel para preparar otro de los puntos fuertes de Ibiza: la fiesta. El salir en la isla es algo obligado por la inmensa oferta a de lugares de ocio. Podemos ir a tomar una copa a la orilla del mar, en el Café del Mar o mejor los más innovadores Mambo o Savannah, en San Antonio. Por la noche, apetece ir al puerto de la ciudad de Ibiza a cenar una paella (si tienes la suerte de poder encontrar hueco). Luego, buscas una oferta en la zona de bares y disfrutas de 2x1, chupitos gratis, etc. Un digestivo en la zona de cafeterias, te permitirá apreciar la "fauna" que alli se da lugar para publicitar las discotecas. Un ejemplo lo tenemos en la siguiente foto:
Y hablando de discotecas, no podiamos faltar a la cita veraniega de estas macro salas de fiesta. Cada día hay un evento diferente; los precios son elevados, sin consumición, aunque vale la pena vistar alguna de las discos mas famosas. Lo primero que hicimos fue comprar una entrada en una tienda autorizada. Nunca hay que comprarla en la puerta, pues el precio se incrementa en 20 o 30 euros. La primera elección fue Amnesia con la fiesta Manumisión; 45 euros y autobus gratis toda la noche cada 30 minutos, desde/hacia San Antonio. Ideal. Como ideal fue el espectaculo; una especie de cabaret, con actuaciones de flamenco, opera, circo, danza... salteado con sesiones electrónicas y todo tipo de luces y artefactos. Muy, muy buena elección. No tan buena fue la segunda; Space, La Troya. La discoteca, cerca del aeropuerto, no dispone de autobus propio. La única manera de llegar es en transporte público (hasta Ibiza) o en automovil. Luego, la gente muy animada y la música de lo mejor de la noche ibicenca. Como pega, el ambiente, gay y demasiado "explícito" para los que no tenemos ningún interes "pasional" hacia los de nuestro propio género. Eso si, respeto y fiesta a tope.
Puff, encantados y exhaustos, terminamos el viaje con la obligada visita a la popular playa D'en Bossa y a uno de los chiringuitos mas famosos, el BoraBora. Sin tiempo para más, volvimos a casa, con la sensación de haber vivido algo increible y con la idea de no querer retornar; mecidos en el aire, nos dormimos en el avión, abrazados y seguros de que algo de nostros había quedado en aquellas islas.
Mas fotos de regalo:
Atardecer en San Antoni:
Disfrutando de la gastronomia Pitiusa:
Y para terminar, un primer plano de los dos viajeros:

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