domingo, 8 de enero de 2017

Warszawa. Dzięki Polska (Regreso).

El martes 29 de Julio volvíamos a Madrid, era un día soleado y nuestra estancia era cuestión de pocas horas. Nuestro vuelo con Norwegian salía a las 13:30. Desayunamos en el Sheraton como despedida al hotel y cogimos un taxi que nos salió aun más barato que a la ida, por 30 zlotys (7-8 euros) nos llevaron al aeropuerto Chopin de Varsovia. Una vez en el aeropuerto nos encontramos en la cola de embarque a Carlos y David, amigos de Cristina y Lukasz. Tardamos un buen rato en conseguir la tarjeta de embarque y pasar los controles de seguridad, pero como íbamos con tiempo de sobra no hubo problema. En las tiendas de duty free pude comprarme mi botella de vodka Zubrowka para hacer cócteles en Madrid con zumo de manzana. Un vuelo de vuelta muy agradable con wifi durante el trayecto y llegamos puntuales a Madrid sobre las 17:00. Ya estábamos de nuevo en casa y fuimos a ver a Charo.

Hasta aquí todas las aventuras de este viaje a Polonia. Lo he pasado muy bien escribiéndolo durante estas vacaciones de Navidad. De nuevo muchas gracias a Cristina y Lukasz por ser tan buenos anfitriones allí. A Olga por su compañía, las circunstancias especiales que rodeaban el viaje no eran nada fáciles, sobre todo para ella. Y por supuesto como dije en la primera entrada al escribir el viaje, todos estos escritos van dedicados a Charo, su empeño en que nos fuésemos ha hecho que viviésemos esta experiencia y siempre esta ciudad irá asociada a su memoria.

No puedo destacar ningún personaje polaco ni de la ciudad como suelo hacer en cualquier destino que escribo, simplemente recomendar algo de cine polaco como Ida de Pawel Pawlikowski, ganadora del Óscar a mejor película de habla no inglesa, recuerdo que vimos el cartel de la película en Krakowskie Przedmieście. Los polacos en Varsovia me parecieron bastante trabajadores y simpáticos, gente que se esfuerza por sacar un país, muy similar en extensión y población a España, hacia adelante. Les auguro un gran futuro.

Quiero terminar para despedirme con una canción al final de la entrada que la quiero compartir con los que leéis esta pequeña bitácora y especialmente con Olga. Solo desear que pronto lleguen otras vacaciones y así poder escribir otro nuevo destino, quizás sea la hora de afrontar el mega viaje a Australia o podemos viajar hasta tierras escandinavas y pasar una semana por Estocolmo, ya lo decidiré cuando llegue el momento y espero que sea pronto.

Cristina y Lukasz, hasta pronto amigos.



Zubrowka con su funda, que no pase frío el vodka.



Haciendo el tonto en Cracovia.



La dama Olga.



Heladete que era verano.



Yo también quiero.



Echo de menos el lujo del Sheraton.



Adiós Pawilony, cuantos ratos buenos.



Ardillas del parque Lazienski, eran muy monas.



Me despido desde Lazienski en esta pagoda china.



Brindis por Varsovia, gracias Olga.



'Warsawa', tema del grupo Lagartija Nick, para Olga.



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sábado, 7 de enero de 2017

Warszawa. Dzięki Polska (Día 7).

El lunes 28 de Julio, nuestro último día completo de estancia en Varsovia, íbamos a cerrar nuestros últimos planes de este viaje, despedirnos de nuestros amigos y pasarlo bien. Para ello por la mañana nos fuimos en tranvía al centro por Aleje Jerozolimskie para ir por la zona del Palacio de Cultura e ir al centro comercial a realizar algunas compras, fuimos al supermercado, compramos algo de vodka, pierogis y alguna cerveza. Tampoco mucha cosa, que luego en el aeropuerto al día siguiente también compraríamos más cosas. Nos fuimos por la calle Chielma a recoger a Cristina para irnos a comer y su plan era llevarnos a uno de los bares de leche que expliqué nuestro primer día de viaje. Este era más moderno y se ubica en la avenida Aleje Jerozolimskie, en el Mleczarnia Jerozolimska Cristina y Olga pidieron los pierogis, ya Olga se iba a despedir de ellos que tanto le gustaban y yo pedí unos pancakes de pollo muy ricos. El precio de la comida fue irrisorio.

Como postre no tomamos y Cristina aun no tenía que entrar a trabajar nos fuimos con ella a la chocolatería Karmello a tomarnos un café o chocolate en la calle Chielma, un sitio que sin duda recomiendo, que rico estaba el chocolate, de hecho, compramos algún chocolate para llevarnos a Madrid y de regalo. También en nuestro tour de compras, Cristina nos recomendó la tienda de caramelos Manufaktura Cukierków donde en el escaparate ves como realizan los propios caramelos, toda una gozada para los críos y los más golosos, en la tienda puedes probar los caramelos, una vez que los pruebas te quieres llevar toda la tienda, compramos unas cuantas bolsas y recuerdo que Cristina nos contaba que en Navidad realizan unas virguerías con los caramelos dignas de ver.

Cristina tenía que entrar de nuevo a la academia y quedaríamos por la noche para despedirnos. Mientras, nosotros nos fuimos al hotel a dejar las compras y como teníamos tiempo, a mí me apetecía ir a ver el Palacio de Wilanów, que se ubica a las afueras de la ciudad. Miramos los autobuses al lado del hotel y resulta que en la plaza de las Tres Cruces Plac Trzech Krzyży justo enfrente del Sheraton el 116 nos dejaba en el palacio. Enfilando por Aleje Ujazdowskie y durante unos 25 minutos de trayecto llegamos a nuestro destino.

El día amenazaba lluvia pero de momento el tiempo nos daba una tregua, el complejo del Palacio de Wilanów no es un simple palacio que admirar, me recordaba bastante al Palacio Schönbrunn de Viena, no tan espectacular como el palacio vienés, pero tampoco tan turístico como este. Creo que llegamos un poco tarde, el horario de visitas al palacio y la entrada al museo se había terminado pero nosotros no somos de ver muchos palacios por dentro e ir a museos, nos gusta más pasear por los jardines y ver los alrededores. La verdad es que el lugar merece la pena visitarlo, hacerse el trayecto tan largo de autobús, los jardines son preciosos y están muy cuidados y luego al lado hay un lago donde unos pocos iban en barquita y había algún polaco dando una vuelta en bicicleta.

Hicimos las fotos de rigor y dimos un gran paseo muy agradable por el parque Wilanowski, había bastante silencio y paz en el lugar, este complejo es el típico sitio que dentro de unos años seguro que está hasta arriba de gente y ni se puede dar una vuelta tranquilamente, a la manera del Parc Güell en Barcelona. El tiempo se estaba poniendo chungo y ya teníamos que volver al hotel para la noche, nos fuimos en el bus 180 que también nos dejaba en Plac Trzech Krzyży, durante el trayecto nos cayó una gran tormenta y sonreíamos por que habíamos tenido bastante suerte durante nuestra visita.

Por la noche el cielo se despejó y ya no teníamos lluvia, salimos del Sheraton en dirección al sempiterno Pawilony que es donde habíamos quedado con Cristina y Lukasz, esta vez no solo estaban ellos, también había otros amigos de nuestra pareja, eran Telmo, David y Marta. Con Cristina nos fuimos a cenar a Nowy Swiat, iríamos a su sitio favorito para comer, el Kebab King, Cristina no dejaba de recomendarnos el sitio y nosotros no somos muy amigos de los kebaps ni de la comida rápida, pero ella una vez más tenía razón, allí se lo curraban más y estaban muy buenos, además lo que por fuera parecía un chiringuito normal de kebaps, por dentro era una especie de tetería bastante currada. Así que nos comimos los tres nuestros kebaps que nos sentaron estupendamente.

Después fuimos a Pawilony a tomarnos la última, Lukasz me descubrió un cóctel que no había probado y que fue el gran descubrimiento de última hora, Zubrowka con zumo de manzana, Zubrowka es el vodka más conocido en Polonia, es el vodka del bisonte, por que en este país tienen bisontes y este vodka se elabora a partir del destilado de las hierbas con las que se alimentan estos bisontes. La bebida no es muy fuerte y con el zumo de manzana se suaviza más aún. Encima el chaval me invitó porque es muy majo, cosa que yo le agradezco, más por el descubrimiento que por la invitación, al día siguiente en el aeropuerto me llevaría mi botella de Zubrowka para Madrid.

Era la hora de la despedida, pronto iba a salir el último bus que les dejase en casa a Cristina y Lukasz, así que nos despedimos con alegría y les agradecemos mucho lo bien que se portaron con nosotros durante nuestra estancia allí. En Nowy Swiat les dejamos y nosotros nos fuimos hacia la palmera para volver al Sheraton a hacer la maleta para la vuelta. No recuerdo si ese día vimos la luna, íbamos Olga y yo charlando sobre lo bien que nos lo habíamos pasado estos días en Varsovia y que siempre íbamos a tener un gran recuerdo de este lugar. Queda la vuelta a España y los agradecimientos finales, pero eso será en la última entrada de este gran viaje.

Manufaktura Cukierków.



Manufaktura Cukierków. Caramelos.



Manufaktura Cukierków. Proceso de caramelos.



Mleczarnia Jerozolimska.



Karmello Chocolatería en Chielma.



Llegando a Wilanow.



Palacio de Wilanów.



Park Wilanowski. Mausoleo.



Park Wilanowski. Mausoleo.



Park Wilanowski.



Park Wilanowski.



Park Wilanowski.



Jezioro Wilanowskie.



Palacio de Wilanów.



Park Wilanowski.



Park Wilanowski.



Park Wilanowski. Mausoleo.



Park Wilanowski. Cementerio.



Kebab King en Nowy Swiat.



Zubrowka con manzana en Pawilony.



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viernes, 6 de enero de 2017

Warszawa. Dzięki Polska (Día 6).

El domingo 27 de Julio fue sin duda el día más caluroso que pasamos por Varsovia, era tal el calor que al salir del hotel no teníamos ni ganas de andar, por la calle no había nadie, o estaban en misa que allí eso es sagrado o resguardados en sus casas. En los jardines de nuestro hotel Sheraton había encendida una barbacoa. Pasamos de nuevo al hotel y vimos que había brunch, ya en nuestros viajes casi que era una tradición los domingos tomar un brunch en la ciudad donde estuviésemos, así que por que no íbamos a hacer uno en nuestro hotel, somos unas personas modernas. Además vimos que había sushi, la noche anterior andamos mucho para intentar probarlo y resulta que ahora lo teníamos a escasas 5 plantas de nuestra habitación. Como siempre digo, la vida siempre te brinda una segunda oportunidad y comería sushi. Esta teoría fue corroborada cuando me perdí escuchar a Neil Young en Madrid y un mes después lo pude escuchar en Berlín.

Fue un acierto por que no era muy caro para ser un hotel de lujo y eso no era un brunch, era todo un homenaje a hincharse a comer, como ya he comentado, había barbacoa y sushi, pero también un extenso buffet y brindamos con champán, sin duda es el brunch más completo en el que he estado, también el más caro, pero como comentábamos Olga y yo, esto lo hacemos en Madrid el Ritz o el Palace y nos sale muchísimo más caro. Después un poquito de sauna y siesta que para eso era domingo y por la calle no se podía estar.

Para la noche hablamos con Cristina y Lukasz, aun estaban un poco resacosos de la boda del día anterior, pero les apetecía quedar para cenar e iríamos a la plaza vieja Rynek Starego Miasta, al sitio donde comimos el primer día con Cristina. Ellos vinieron en coche a buscarnos a la palmera de Nowy Swiat y después los cuatro juntos nos acercó Lukasz en coche hasta el casco antiguo. Nos echamos unas risas con el pato que se pidió Cristina, ella lo quería con ketchup, Olga y yo después del brunch no teníamos mucha hambre y nos pedimos pasta y ensalada. Dimos un pequeño paseo para buscar de nuevo el coche, era domingo y nuestra pareja anfitriona tenía trabajo al día siguiente, me acuerdo de ir comentando con Lukasz sobre la reconstrucción de la ciudad y como las anteriores generaciones después de la guerra trabajaron y sacrificaron mucho por reconstruir el país, en Polonia hay un fuerte vínculo nacionalista y es lógico, los alemanes los había puteado de lo lindo y les habían destrozado el país, el comunismo se encargó del resto.

De nuevo nos despedimos de ellos en la palmera de Nowy Swiat, al día siguiente quedaríamos con ellos por última vez para la despedida del viaje. Nosotros nos fuimos un rato para la calle Foksal, el Pawilony no estaba muy animado pero en Foksal sí que había gente y animación. Era muy curioso por que en esta zona de Varsovia podías salir cualquier día de la semana, siempre había gente y no cerraban temprano precisamente. Nos sentamos en una de las terrazas que al menos ya corría un poco de brisa y se estaba muy a gusto. Esta noche sí que me comporté como un perfecto guiri, donde nos sentamos había cócteles y no pude aguantarme a pedir un agua de Valencia, probaría en Varsovia este coctel español, ya que estaba animado pues también cayó un cuba libre, a Olga después del vodka del sábado no le apetecía mucho alcohol y se pidió una limonada que estaba muy rica.

Fue un día de total relax donde lo pasamos muy bien, al contrario del sábado por la noche que nos reventamos a andar, a veces no hacer casi nada es la solución para uno relajarse completamente, dejarse de mapas y de inventar planes, que mejor para un domingo que un brunch en un hotel de lujo y una cena con unos amigos. La luna estaba encima del Sheraton, nos quedaba un día mas de estancia completa por la capital polaca, aprovecharíamos para hacer compras, ver el Palacio de Wilanow y cenar con nuestros amigos una vez más. Pero eso ya será en la penúltima entrada de este bonito viaje.

Brunch en el Sheraton.



Brunch en el Sheraton.



Brunch en el Sheraton. Mostrando mi pin de la sirenita de Varsovia.



Bolesława Prusa. Al lado del hotel.



Rynek Starego Miasta. Plaza Vieja.



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jueves, 5 de enero de 2017

Warszawa. Dzięki Polska (Día 5).

El sábado 26 de Julio amanecimos bastante tarde, tras las paliza que nos dimos el día anterior yendo a Cracovia, nos tomamos el día con mucha tranquilidad, era sábado, hacía un buen día y Lukasz y Cristina tenían una boda, así que pasaríamos el día juntos solos Olga y yo paseando por los parques de Varsovia. Pensamos que para relajarnos podíamos empezar el día en la piscina del Sheraton, cual fue nuestra sorpresa que no hay tal piscina, es el único fallo que tiene este hotel, aunque es verdad que tienen sauna y baño turco, así que nos dimos una sesión de sauna antes de ir a comer, eso relaja un montón.

Para comer lo haríamos cerca del hotel, estábamos ubicados en una zona muy buena de la ciudad, cerca de muchas embajadas y si algo he aprendido de vivir en Madrid y de viajar un poco es que donde hay embajadas o centros políticos cerca hay muy buenos restaurantes. Tras un primer vistazo a los edificios tan bonitos de la avenida Aleje Ujazdowskie nos encaminamos por la calle Mokotowska, llevaba apuntado un restaurante en mi lista que se ubica en el número 69 de la calle, cuyo nombre es fácil, Mokotowska 69, un restaurante muy chulo por dentro (lo podéis ver en la foto) que tiene un patio exterior que es donde comimos, hacía calor y el patio también está bien, era un rollo tipo patio de Baviera de los beer gardens alemanes. Comimos carnes especiadas con verduras y pollo a la brasa con ensalada, muy rica también su tarta de queso, Olga jugaba con el perro de otra pareja que estaba allí comiendo, solo estábamos cuatro personas en el restaurante, estaba un poco desierta Varsovia a esas horas.

Relajados por la sauna y con una buena comida lo mejor es dar un paseo por la avenida Aleje Ujazdowskie, es una delicia observar los edificios y la arquitectura de esta gran avenida. En cuanto se terminan las embajadas se llega al parque Ujazdowski, preludio del gran parque que existe en Varsovia que es el parque Łazienki, en verano sin duda es el mejor plan para un fin de semana, dar vueltas por este impresionante parque, te encuentras nada más empezar el Monumento a Chopin, músico cuya tumba yo visité en París, está enterrado muy cerca del cantante de los Doors, Jim Morrison. Mientras Olga se lo pasaba muy bien con las ardillas, he puesto foto de ellas que había muchas, también veíamos palacios como el de Belvedere, los jardines chinos con pagoda incluida, el gran lago donde la gente paseaba en barca y nos sentamos en unas hamacas junto al palacio Nowa Pomarańczarnia, dentro se ubica el Restauracja Belvedere, donde se iba a celebrar un enlace polaco-español, creo que ella era polaca y él el español.

En definitiva es un parque de obligada visita si uno va a Varsovia, imaginábamos que en invierno tiene que ser complicado por el tiempo que hace para ir a verlo pero seguro que nevado tiene su punto. Nosotros salimos de nuevo a la calle por Belwederska y dimos el último pequeño paseo por Aleje Ujazdowskie. En esta avenida la gente iba con bicis, haciendo deporte o simplemente paseando como nosotros, al final cogimos un bus que nos acercase un poco más al hotel. Mirando el mapa veía que no estaba lejos el estadio del Ejército polaco que es donde juega habitualmente el Legia Varsovia, el equipo más laureado de Polonia. Pero me fue imposible llegar al estadio, me perdí y me quedé sin verlo, desde luego la aplicación de Maps de Google es más eficiente que un mapa de papel, a ver si un día voy a ver un partido del Legia y así me quito esa espinita.

Volvimos al hotel para prepararnos para el sábado por la noche, con tanta carne que en Polonia se come, había pensado que estaría bien variar un poco y buscar algún sitio japonés y comer sushi. Enfilamos por Nowy Swiat y había restaurantes japoneses pero no había mesas, o comías en barra o no había sushi, obviamente no nos apetecía cenar así y acabamos dando vueltas por la plaza vieja Rynek Starego Miasta sin saber donde cenar, fue el ratillo más desesperante del viaje, todo estaba petado y la tranquilidad que había a mediodía se había diluido, cuando estás en una ciudad tan tranquila como es Varsovia, te molesta que haya el mínimo jaleo. Al final, por que sin cenar no nos íbamos a quedar, muy cerca de la plaza encontramos sitio en terraza en el Zapiecek que es una cadena de restaurantes que hay por toda Polonia muy conocida. Este era el primero que se abrió y todo era entre muy pijo y turístico. Yo comí pato, que estaba muy bueno y es bastante popular allí y Olga se decantó por el pollo. Un poco más caro que lo habitual pero también muy económico. Varsovia es la capital de Europa donde mejores precios hemos encontrado, incluso más económico que Budapest, Tallin o Bratislava.

Tocaba tomarse una copa y para eso nos acercaríamos más al hotel, en Krakowskie Przedmieście había una carrera popular y toda Varsovia estaba en la calle, hacía un tiempo estupendo y se notaba alegría por la ciudad, nosotros ya nos estábamos reventando a andar y llegamos hasta Foksal para hacer algo que todavía no habíamos hecho en Polonia y es la costumbre de tomar una cerveza y un chupito de vodka, en los bares donde solo había polacos se les veía hacer eso y tenía que probarlo, a mi me encantó esta tradición, a Olga también le gustó bastante y nos tomamos tres chupitos de vodka. Fue un sábado un poco agridulce, no encontré el estadio y en la juerga nocturna nos hinchamos a andar más que otra cosa. Uno espera mucho de los sábados por la noche pero a veces los planes no salen, por eso hay que disfrutar de otros momentos, el domingo lo pasaríamos muy bien. Mientras tanto veríamos de nuevo la luna reflejada en la palmera de Nowy Swiat, palmera que no había contado que es artificial, imposible que crezca una palmera en las condiciones climáticas de Varsovia. El domingo tomaríamos un brunch de los mejores que hemos probado y veríamos de nuevo a Lukasz y Cristina, pero eso será en la siguiente entrada.

Glamour a la salida del Sheraton.



Aleje Ujazdowskie.



Sheraton Warszawa.



Mokotowska 69.



Mokotowska 69.



Estatua de Ronald Reagan. Aleje Ujazdowskie.



Park Ujazdowski.



Alredores de Park Ujazdowski.



Łazienki Park



Monumento a Chopin. Łazienki Park.



Ardillas en Łazienki Park.



Pałac Belwederski en Łazienki Park.



Pagoda en Łazienki Park.



Pałac na Wyspie.



Pavo Real en Łazienki Park.



Amfiteatr.



Lago en el Łazienki Park.



Nowa Pomarańczarnia.



Enlace polaco-español.



Rynek Starego Miasta.



Polski Instytut Sztuki Filmowej.



Cerveza y chupito de vodka en Foksal.



Cerveza y chupito de vodka en Foksal.



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