viernes, 22 de mayo de 2015

60 dias por Asia. Turquía, fin de la aventura.


Bueno y para cerrar el circulo y terminar este apasionante viaje, las rutas áreas nos llevaron hasta la antigua capital del imperio Otomano, la enigmática Estambul. Mitad asiática mitad europea, esta ciudad fue uno de los destinos mas interesantes del viaje. Tras casi 8 horas de viaje y previo pago del visado (si tenéis oportunidad sacarlo online; es bastante caro, 20 euros) llegamos a la vieja capital. Reservamos el hotel en una calle perdida del casco antiguo la cual no fue posible encontrarla hasta bien entrada la madrugada (gracias al GPS). Con susto incluido, porque la puerta no abría, conseguimos entrar a un precioso apartamento que nos hizo olvidarnos por un instante de las penurias que habíamos pasado en otros países. Esta fue la antesala a un fascinante recorrido por la cultura árabe, tan lejana y cercana a la vez. Nos alojamos cerca de la zona de Taksim. Si la plaza y los aledaños son bastante concurridos y europeos, la zona sur es una amalgama de autenticas callejuelas árabes estilo Albaicin. Si os gusta la antigua Granada, intentad hospedaros en la calle Siraselviler (nuestro apartamento lo reservamos con Arch-ist Hostel). Simplemente mágica. Pequeños callejones llenos de vida, de de cafés, de tiendas de artistas y de gente local viviendo lentamente junto con los cientos de gatos que recorren la ciudad. Este es el barrio de Galata, en Beyoglu, famoso por su club de fútbol (Galatasaray) Os recomiendo encarecidamente pasear por las el barrio. Y por supuesto, visitar la torre de Galata, un emblemático lugar repleto de gente hablando, tocando la guitarra y bebiendo tranquilamente en la cálida noche turca. De obligadisima visita es la zona de Fatih. Cruzando el puente de Galata se llega a la zona más turística de Estambul. Si ya resulta curioso comprobar el impresionante número de mezquitas distribuidas por toda la ciudad, las que se erigen en esta parte de la urbe son especialmente bellas. La icónica Santa Sofia, la mezquita azul, la mezquita de Suleiman o la mezquita de Fatih son solo algunos ejemplos del esplendor del antiguo Imperio Otomano. Muy recomendable visitarlas por fuera y por dentro. En mi caso fue la primera vez que tuve contacto directo con esta religión a la que tanto hemos estado vinculado los Españoles siglos atrás. En esta ciudad se intenta divulgar el islamismo de manera natural y didáctica, cosa que se agradece y que alimenta la curiosidad del viajero más intrépido. Siguiendo con las visitas más típicas, el palacio y el Gran Bazar (mercado del todo a 100 abarrotado de compatriotas) me dejaron bastante satisfechos. El segundo lugar, me encanto cuando me perdí por sus recobecos y encontré un pequeño puesto donde tomé un delicioso te moruno. Por lo demás, gastar más de una hora es tirar el tiempo. Mucho mejor idea es visitar lo que nosotros llamamos Cisterna de Basílica. Este lugar es un increíble recinto bajo tierra que servía de deposito de agua a los antiguos califas. Recuerda a la mezquita de Córdoba pero subterránea. No os lo podéis perder. Como si que os podéis (y debéis) perderos en los mercados que vayáis encontrando. Comprad queso, especias y dulces, en estos auténticos representantes de la cultura árabe. Y como no, un fan de los trenes como yo no podía dejar pasar la oportunidad de visitar la estación de Sirkeci, destino del tren más enigmático y glamuroso que ha existido, el Orient Express. Poco (o nada) queda de aquel pionero de los transportes. Un restaurante con fotos reales de la época es lo más interesante que encontrareis. Y allí mismo es donde presenciamos un espectáculo de danza protagonizado por derviches, bailarines que alcanzan un la meditación máxima, girando sobre si mismos. Muy recomendable, como lo es la increíble música étnica que los acompañaba.
Absolutamente exhaustos y cabreados por no tener más tiempo, completamos el circulo viajando por el Bósforo entre Europa y Asia, despidiéndonos del exótico continente y abrazando el viejo pedazo de tierra que nos vio nacer. Ya quedaba poco para volver, y el sentimiento era de absoluta euforia. Habían sido 60 días mágicos que culminaban una aventura de 3 años que comenzó en la selva Australiana. Ahora era momento de retornar, de ver a los nuestros y de disfrutar de lo verdaderamente importante. Volvemos a España, dónde tras descansar, comer y dormir, nos preparamos para los futuros viajes y las experiencias venideras ¿cual será la próxima entrada del blog? Quién sabe, habrá que esperar un tiempo para eso...


Espectaculares grabados en Santa Sofia

 Mezquita de Suleiman

En el palcio, entrada para Giris

Lo único que queda del famoso tren

Tumba de la familia real en el palacio

La Cisterna, hermosa


La bóveda de Santa Sofia

 Santa Sofia





 La fuente del Palacio

El gran Bazar
 Cementerio árabe, ¡como no!

La misteriosa cabeza invertida de la cisterna

La mezquita azul, mi primera experiencia en una mezquita real



Estambul desde el Bósforo, precioso

Hombres saneandose antes del servicio

Perfecta convencia de religiones. San Antonio, iglesia católica

Cuidado con gritar o hacerse arrumacos. Así se las gastan los católicos
Danza derviche



Vuelta a casa ¡el descanso del guerrero!

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