El tiempo no es infinito...
En el disparate del caos,
Entre los difusos dibujos de la espiral
Que dio de comer a Adán
Entre el desconcierto
Y la coherencia
Y la soledad inerte
Y la mansedumbre de las drogas...
Una puerta de color gris
Rosa
Azul
Fuego.
Con el sabor indeterminado que deja la conciencia
Cuando deja de ser joven.
Lejos del antagonismo que existe
Entre el placer y el deber
Entre la pureza y la lujuria
Entre la decadencia y la inocencia
Entre la fuerza y la hostilidad
Entre el cariño y la traición.
La inexperiencia emana emoción,
La experiencia engendra temor.
Lo sagrado lleva implícito el fin.
Un día descubrí,
Mejor,
Un día me descubrió a mi,
A un héroe
Recóndito
Silencioso
Con temor a lo conocido
Y con atracción a lo desconocido.
Un héroe de incógnito;
Con las alas rotas por las pócimas de la sinrazón
Sincero y perdedor
Con espinas clavadas por rosas virtuales,
Con el placer que alberga el que no tiene nada.
Tan solitario que la propia soledad le abandonó
Tan triste que la risa duerme en su espalda
Tan valiente que juega al ajedrez con la muerte
Tan pertinaz que tiene la intención de ganar la partida...
Desnudo bañista
Que nada en la tempestad de la ficción
Disfrazado de dios
Sin aura y sin altar
Sin báculo y sin hablar.
Pero tan honorable
Que las arpías no le tientan;
Que sucumbe ante la hipocresía amiga.
Y las únicas lágrimas que derrama
No salen de sus ojos,
Si no de su corazón.
Volando alcanzó la ciudad del gozo
Taciturna y nocturna.
En una carrera contra el destino
Contra la ira
Y la decadencia.
Tan prohibida como atrayente;
Cual tela de araña
Te atrapa y te asfixia.
Dulce muerte con sabor a vicio.
Pero hoy no seré una victima
Esta noche será mi puta,
Mi concubina.
Disfrutare hasta la extenuación;
Por un alto precio material
Mi alma descansará,
Mi cuerpo desaparecerá
Y mi sueño reinará.
Reinará por un lustro
Hasta que vuelva sentir,
El húmedo frío del estanque
Que ha emanado en la ciudad del gozo;
Hasta que olvide al monstruo que han plantado dentro de mi,
Hasta que olvide esa negra mirada
Pidiendo perdón por desangrarme;
Hasta que renazca la perdición
Y la herida que brota de una armónica
Sea curada por el amigo perdido
Que ignora el oro que tenía en el pecho
Antes de que la gélida niebla
Nublara sus oscuros ojos...
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
sábado, 28 de junio de 2008
Islandia 2007
REIKIAVIK -07
Dicen, que la soledad más absoluta se consigue rodeado de gente. Bien es cierto, que si te sientes solo entre la multitud, es que realmente tienes un corazón desconsolado. Y no uno, sino dos corazones se encontraban perdidos en un mar de almas allá por el fin de marzo; un mar de almas en un muelle de aire; zozobrando sin sentido por el gris camino de la confusión; queriendo escapar de las adulteras garras del ostracismo.
Solo. Desolado. Sin más anhelo que el de escuchar las palabras sabias que el amigo da; sin más esperanza que la de vencer al estúpido azar que se ceba conmigo una y otra vez, mostrándome su baraja, mientras yo le muestro mis dientes. Hoy no jugaremos al mus; hoy tengo los colmillos afilados y la boca me sabe a sangre. La Pérfida Albión nos espera; es el tributo que debemos pagar por salir del laberinto. Un tributo que cada vez pesa mas y es más dorado; pero hoy no besaré el suelo. El fin del mundo está lejos; pero yo no tengo prisa. Dos horas o quizás más; no me importa. Mi fuga no tiene vuelta atrás... rendido, burlado, el cromado destino nos brinda otra oportunidad. Unas alas que eran nuestras, un periplo que acabo comenzando, una historia que llegará al papel. Una retórica historia que se pintó de blanco conforme la tinta se convirtió en hielo. El tiempo perdido, tiempo ganado en las aguas del ártico. La llave, al fin, era nuestra salvación. Nadie recuerda los que murmuramos a las nubes, ni las plegarias que hicimos tan cerca del cielo; pero lo que si puedo contar es el palpito que sintió nuestro pecho cuando el ocre blasón que vistió nuestra patria, se tornó en azul sueño y rojo venganza. Venganza hacía los astros que permiten que los niños se hagan hombres y los hombres se hagan piedras; venganza hacia los que escriben promesas en el agua. Aquel sábado, en la isla helada, tres que prometieron brindar en la noche boreal, beben güisqui bajo la invisible aurora que espera impaciente a tan intrépidos aventureros....
La luna rinde pleitesía al sol, mientras los fríos lugareños cantan y ríen embriagados por el alcohol de platino. Es curioso ver como esta buena gente, ha sido pervertida por sus ricos vecinos continentales; ahí vemos a Sigurd (hijo de un pescador que amasó una pequeña fortuna mientras se jugaba la vida en el mar) borracho en el suelo mientras Vidar (nacido en el seno de una familia de granjeros) le orina en su pálida cara; mas delante está Gunnar (estudiante de filología escandinava), vomitando los 3 litros de cerveza germana que ingirió hace una hora; en aquel banco de madera está Erika (preciosa damisela de dorados cabellos y profundos ojos verdes), reina de cualquier fiesta en mi vetusta península, abalanzándose sobre Wayne (un inglés desfasado y repudiado por los suyos), que la desprecia y la aparta con violencia. Cerca podemos ver Anne cantando con pasión y bebiendo sin mesura; en una pequeña trifulca se encuentran enzarzados Stein y Hans... más allá se abrazan Kira y Laru... a lo lejos Hereidar se desnuda para recibir al día como recibió la vida... cerca de la carretera se escuchan los gritos de Eidur, que ahora solo son murmullos... en el puerto la gaviota Frida planea plácidamente sobre la calmada mar... en las montañas, solo se oye el silbar del gélido viento norteño... en la abrupta estepa volcánica los nobles petisos relinchan para dar la bienvenida al nuevo día; el tranquilo día al que siempre da lugar una ajetreada noche...
Dulces sueños de amor, recorren mi intranquila mente; sueños de esperanza tan lejos del hogar. ¿Falsas ilusiones quizás? No lo sé; hoy solo recuerdo una risa, una mirada desde abajo; unos ojos angulados que nunca quise perder; una infinidad en cada suspiro y en cada suspiro un anhelo; vivo en un tiempo remoto donde el deseo no sabe de errores; dónde las almas no saben de privilegios; donde la penumbra nunca deja que reine la luz. Ahora es temprano; aquí cerca del polo norte, donde el aire no se masca y las nubes son las reinas. Es tiempo de seguir la senda que Julio Verne imaginó un día. Viajamos durante cerca de una hora, por una caliza carretera secundaria. El silencio es norma en aquellos parajes; silencio que regenta la longeva pradera de musgo. Unos metros flotando por la verde alfombra que forma este curioso vegetal hasta adentrarnos en la cueva que lleva al centro de la tierra; o al final del camino. ¿Encontraremos respuestas en tan crucial lugar? Esperemos que sí. Tierra húmeda, piedras destartaladas y caminos demasiado angostos. Todo esto para poner a prueba nuestra olvidada faceta aventurera; prueba más que superada al concluir el trayecto; un trayecto coronado por los huesos de algún infeliz animal que sirve de morbosa atracción turística. Esos carozos de difícil clasificación es todo lo que encontraremos en aquella cueva olvidada; tan olvidada como yo; tan olvidada como nosotros... es hora de despertar y seguir caminando... el termómetro nos recuerda que el valor negativo existe, mientras flirtea con el número 0 constantemente. Pero esto no quiere decir que no podamos flotar en una laguna humeante; humeante y azul. El olor a azufre nos recordaba lo cerca que podíamos estar del infierno... pero si así es el infierno, yo quiero reposar allí. Cerré los ojos durante unos minutos y abandoné mi maltrecho cuerpo; todo el atezado momentáneo que resulta de la pérdida de visión, se va volviendo añil poco a poco. Las palabras son ininteligibles; los insultos se convierten en dulces murmullos; los versos de amor se convierten en delicados susurros... ya no tengo ni frío ni calor; ya no siento ni miedo ni pasión. Soy una entelequia neutra que percibe sin sentidos. Unos sentidos que me traicionan dentro de ese solitario cuerpo que flota sobre las aguas del lago. Inerte, inexpresivo, inseguro y abandonado... Esa es la persona a la que todos juzgan; esa es la forma que me quieren dar a mi, su alma. Estúpidos. Me queréis matar enjaulándome en un molde de racionalidad... pero no os lo pondré fácil. Esa funda a la que podéis dañar, acabará por escucharme: “Entiende lo te que digo; no desprecies el cariño; no vendas tu corazón; no te alejes del regazo que te vio nacer, que te vio nacer, nacer, nacer, nacer...” Los pulmones se me llenan de agua y resurjo violentamente del cercano fondo de la laguna humeante... Todo sigue tranquilo. Mis amigos, están a mi lado; mirándome; asistiendo. No necesito más explicación; el azufre huele a paz; la garza calma me mira de nuevo a los ojos.
No sabemos lo que pasó en aquel azulado lugar, ni por qué nos sentíamos tan bien, pero lo que es seguro es que aquella noche, los tres que se conocieron en la meseta, tuvieron sueños del mismo color.
El gallo no canta en la aldea, ni nadie perturba el descanso. La armonía se mantiene hasta que los párpados de nuevo se abren para percibir una nueva jornada; una taciturna jornada, que nos recibe con una grisácea bóveda celeste. Esta vez, aderezada con una sutil llovizna que refresca aún mas el delicado ambiente. En el poblado vikingo, las tabernas para yantar cierran pronto; es hora de disfrutar de los frutos que el mar le regala a esta isla. Un elegante restaurante hace las veces de mesón; un mesón con velas y con una exquisita atención. Una pequeña camarera nos ofrece unos aperitivos de bacalao. Embobados contestamos que de acuerdo. Parecía una princesita convertida en vagabunda; con la nariz menuda y los ojos del color de una amatista. Llevaba el pelo recogido en una estirada coleta; pelo negro zaino a juego con el esmalte de sus uñas; unas uñas que decoraban las finas manos castigadas de una camarera prematura. No debía de pesar más de 40 kilos, y su mirada delataba que no era feliz. Quizás porque quedó huérfana a una temprana edad; quizás porque perdió el amor de su vida y se vio sola en el mundo; puede ser que aún piense en encontrar ese amor. Allí en la lejana capital Islandesa; con sus bajas casas y su cambiante clima; con sus días infinitos y sus noches sin luz. Rodeados de conocidos que saludan al amanecer y besan en el crepúsculo. Tan cerca del mar y de las heladas montañas. Dónde los coches de motor, suenan como coches de caballos. Entre el frío invierno y la cálida bruma estival. Una dama solitaria hablando con tres hidalgos desterrados; sin palabras: “no busques en el cielo lo que tienes en la tierra”, me musita al oído. Yo la miro como si fuera una diosa y de nuevo lloro. Y espero una señal. Una señal que nunca llega. “Persigue lo que anhelas y no te detengas en mis inertes labios”, de nuevo me susurra mientras besa mi mejilla. Se desvanece tras la cortina de la cocina; unos segundos o unos años después aparece con nuestros manjares: langostas del ártico rellenas de deseo. Un sabor mudo nos invade a los tres al tiempo; nada antes probamos igual y nada después nos saciará de la misma forma. Un buen autoregalo como colofón a la colonización de aquella gélida villa. Desde una torre en el centro de Iberia, llegamos al país donde partió la primera nave hacia América; ahora sus calles son nuestras y oyen hablar el abrupto castellano; nadie nos puede detener; ni el mar, ni las rocas, ni la lejana fortaleza del faro, ni la lengua, ni viento ártico, ni la nieve, ni las nubes, ni las estrellas... Todo puede ser nuestro; aunque ya solo necesitamos un mullido catre para terminar otra intensa jornada de amistad y meditación, a espera de que el nuevo sol nos regale más vida en forma de armoniosas visiones.
El tiempo se acaba y el círculo se cierra. El dorado círculo. Un anillo creado por el brazo de un Leviatán eterno. Alquimia de primer orden, donde los abundantes elementos han permitido que el paraíso tenga forma de llama. Entre la piedra esculpida a lo largo de las centurias, el héroe se empequeñece; se vuelve del tamaño de un punto suspensivo hacia la evolución definitiva. El camino es largo y las horas pasan golpeando cual bofetadas imperceptibles. Estoy nervioso; inquieto. La voz de otros, vuelve a perturbar mi cabeza. La soledad nunca es completa; quizás esto la hace aún más incomoda. No sé por qué estoy perdido donde nadie se encuentra; donde el horizonte tiene forma de bóveda azulona; donde la esperanza es una meseta como la que me dio cuna; una meseta perfectamente plana y desértica; con una pequeña casa construida sobre trigo. Allí vivo yo. Y tú. Aunque no lo sabes. Estas en una foto con marco esmeralda; dentro de cuatro paredes de fuego. El fuego denota peligro; calor; intensidad. La intensidad suprema que concluye con las inertes cenizas de mi mejor amigo. Te propongo un trato: visita mi corazón de combustión perenne. Esta sucio y descontrolado; esta dividido y perturbado; esta cerca y lejos. Pero nunca se apaga. Solo debes confiar en ello; una promesa así no se debería decir nunca... y nunca debería haber probado tu amor imposible... tan suave y brutal; tan delicado como el agua fresca que emana del manantial de nieve licuada; bajando por las pedregosas montañas, dibujando líneas cada vez mas zigzageantes; cada vez mas gruesas; cada vez más profundas. Viajando entre peñascos, el afluente se vuelve río y el río se vuelve torrente... un torrente que fluye por el aire en forma de cortina de caos. El caos me habla: “¡Shhhhhhh! Silencio. Tus gritos aquí no se oyen. Tus pensamientos no los recordarás. Ahora confía solamente en tus oscuros ojos. Mira como soy de impredecible; mira como lloro como tu nunca lo harás. ¿acaso no es maravilloso? ¿acaso mi desafío a la física no es tan real como el peso de una manzana? Calla y asiente sin debatir el sentido de mi presencia. Calla y escucha mi bramido ancestral. El bramido del agua impertérrita y materna. En un pozo que asciende o desciende, como lo imagines será... como lo imagines vendré a tu memoria...” Ahora comprendo como sabe el sosiego; la paz interior. Mis amigos también lo probaron. En el restaurante del fin del mundo, nos volvemos a conocer. Nos conjuramos para olvidar el deseo de venganza. Ese sucio pensamiento que el miedo engendra en las mentes urbanizadas... Aquí no hay casas, si no hogares; hogares que regala la cálida tierra que pisamos. Hogares edificados en el subsuelo, en el corazón del origen; chimeneas invisibles denotan la existencia de vida más abajo de nuestros pies. Sorprendente y maloliente signo de dinamismo; el azar existe y lo tenemos delante. No esperes un reloj, ni tampoco un metrónomo. No impacientes ni tampoco desesperes. Todo ocurrirá cuando tenga que ocurrir. Las máquinas residen lejos de aquí; lejos de ti; lejos de tu analógica existencia... ahora ¡¡vive!!
Como en todo recorrido a un circulo, siempre se vuelve al punto de partida. De nuevo en el lar; donde el guerrero buscará descanso o guerra. No importa. Solo pensamos en llegar al cenit de tan desconcertante periplo. La culminación que en el sexo se alcanza con el orgasmo y que en la filosofía nunca se logra. Era el momento de conocer la razón que nos había traído hasta aquí. La revelación final necesita un estado de trance; un trance que te va sumergiendo en la oscuridad más profunda. La noche cae y la luz se oculta. No sabemos donde estamos, pero tampoco tenemos miedo; ni impaciencia. Los ojos se clavan en el firmamento y veamos cosas que nunca antes percibimos; y las teníamos delante cada crepúsculo; en 10.950 anocheceres... Estrellas que sonríen, nubes que se disculpan, negro que antes era azul, astros brillantes como las almas de los que más amamos, huecos de energía como el que se produce en mi pecho cuando siento que la he perdido... tan lejos y a mi lado; tan real como imposible...
El aire deja de oler azufre y el viento cada vez es mas gélido; la madrugada se va vistiendo y aún no hemos conseguido creer. Voces se oyen en el cubículo de viaje: “puede ser de mil formas y colores; la hay rosa, violeta, verdosa, blanquecina... dibuja formas en el cielo; dibuja sueños; está en el norte y en el sur; cada día o cada década; en invierno o en verano; podemos sentirla, observarla, fotografiarla, imaginarla...” El tiempo pasaba y cada vez nos acercábamos más al final... aunque era necesaria la fe. Miré a mis amigos y los vi con las mismas ganas que cuando empezó la aventura; tan ilusionados como yo; tan inquietos como el niño que aún no falleció en sus corazones. Ahora si creíamos; confiábamos en nuestra amistad; confiábamos en la naturaleza y el azar con la que está se rige. Era el momento de soñar... de soñar fuera de las ventanas. Una lágrima con forma de paloma se dibujó en el cielo; era el sol quien lloraba, porque amaba a la noche y nunca podía verla. Sufría por ser tan brillante y la luna tan oscura; por estar siempre juntos pero a la vez separados. Rezumaba polvo esmeralda que vestía a la oscuridad con una penumbra de esperanza. Era maravilloso. Tres que confían, miraban al firmamento con optimismo; amando a la vida como nunca antes la habían amado; no solo su propia vida, sino la vida en general. De la mano y en silencio; observando el leve manto de diamantes que el día le regala a su querida noche. Desplegándose en calma por la infinidad absoluta. Reflejando sus destellos en la virginal nieve que deja reposar nuestro material cuerpo. En equilibrio. Meditando. Riendo y sollozando. Esperando que esto nunca termine y que el milagro de tu pasión me devuelva una mueca; ante tal belleza solo puedo recordar una cosa; solo puedo necesitar una caricia... de tus labios. Yo si que comprendo al sol y comparto su dolor; el terrible dolor de no poder abrazar a quien duerme a tu lado; el terrible desazón por no escuchar la voz de quien amas; la terrible pena que lleva el que brilla en soledad...
Fuego y agua, reflexión y amistad. A menos siete grados de temperatura. En la lejana Escandinavia, obtuvieron las respuestas que necesitaban; se encontraron con ellos mismos. No importa las penurias del periplo, ni los percances de tan curiosa epopeya; los recuerdos serán puros; tan puros como los paisajes de la blanca Islandia, con sus imposibles formas y su innombrable alegría. Energía vital para los que buscan y encuentran...
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Dicen, que la soledad más absoluta se consigue rodeado de gente. Bien es cierto, que si te sientes solo entre la multitud, es que realmente tienes un corazón desconsolado. Y no uno, sino dos corazones se encontraban perdidos en un mar de almas allá por el fin de marzo; un mar de almas en un muelle de aire; zozobrando sin sentido por el gris camino de la confusión; queriendo escapar de las adulteras garras del ostracismo.
Solo. Desolado. Sin más anhelo que el de escuchar las palabras sabias que el amigo da; sin más esperanza que la de vencer al estúpido azar que se ceba conmigo una y otra vez, mostrándome su baraja, mientras yo le muestro mis dientes. Hoy no jugaremos al mus; hoy tengo los colmillos afilados y la boca me sabe a sangre. La Pérfida Albión nos espera; es el tributo que debemos pagar por salir del laberinto. Un tributo que cada vez pesa mas y es más dorado; pero hoy no besaré el suelo. El fin del mundo está lejos; pero yo no tengo prisa. Dos horas o quizás más; no me importa. Mi fuga no tiene vuelta atrás... rendido, burlado, el cromado destino nos brinda otra oportunidad. Unas alas que eran nuestras, un periplo que acabo comenzando, una historia que llegará al papel. Una retórica historia que se pintó de blanco conforme la tinta se convirtió en hielo. El tiempo perdido, tiempo ganado en las aguas del ártico. La llave, al fin, era nuestra salvación. Nadie recuerda los que murmuramos a las nubes, ni las plegarias que hicimos tan cerca del cielo; pero lo que si puedo contar es el palpito que sintió nuestro pecho cuando el ocre blasón que vistió nuestra patria, se tornó en azul sueño y rojo venganza. Venganza hacía los astros que permiten que los niños se hagan hombres y los hombres se hagan piedras; venganza hacia los que escriben promesas en el agua. Aquel sábado, en la isla helada, tres que prometieron brindar en la noche boreal, beben güisqui bajo la invisible aurora que espera impaciente a tan intrépidos aventureros....
La luna rinde pleitesía al sol, mientras los fríos lugareños cantan y ríen embriagados por el alcohol de platino. Es curioso ver como esta buena gente, ha sido pervertida por sus ricos vecinos continentales; ahí vemos a Sigurd (hijo de un pescador que amasó una pequeña fortuna mientras se jugaba la vida en el mar) borracho en el suelo mientras Vidar (nacido en el seno de una familia de granjeros) le orina en su pálida cara; mas delante está Gunnar (estudiante de filología escandinava), vomitando los 3 litros de cerveza germana que ingirió hace una hora; en aquel banco de madera está Erika (preciosa damisela de dorados cabellos y profundos ojos verdes), reina de cualquier fiesta en mi vetusta península, abalanzándose sobre Wayne (un inglés desfasado y repudiado por los suyos), que la desprecia y la aparta con violencia. Cerca podemos ver Anne cantando con pasión y bebiendo sin mesura; en una pequeña trifulca se encuentran enzarzados Stein y Hans... más allá se abrazan Kira y Laru... a lo lejos Hereidar se desnuda para recibir al día como recibió la vida... cerca de la carretera se escuchan los gritos de Eidur, que ahora solo son murmullos... en el puerto la gaviota Frida planea plácidamente sobre la calmada mar... en las montañas, solo se oye el silbar del gélido viento norteño... en la abrupta estepa volcánica los nobles petisos relinchan para dar la bienvenida al nuevo día; el tranquilo día al que siempre da lugar una ajetreada noche...
Dulces sueños de amor, recorren mi intranquila mente; sueños de esperanza tan lejos del hogar. ¿Falsas ilusiones quizás? No lo sé; hoy solo recuerdo una risa, una mirada desde abajo; unos ojos angulados que nunca quise perder; una infinidad en cada suspiro y en cada suspiro un anhelo; vivo en un tiempo remoto donde el deseo no sabe de errores; dónde las almas no saben de privilegios; donde la penumbra nunca deja que reine la luz. Ahora es temprano; aquí cerca del polo norte, donde el aire no se masca y las nubes son las reinas. Es tiempo de seguir la senda que Julio Verne imaginó un día. Viajamos durante cerca de una hora, por una caliza carretera secundaria. El silencio es norma en aquellos parajes; silencio que regenta la longeva pradera de musgo. Unos metros flotando por la verde alfombra que forma este curioso vegetal hasta adentrarnos en la cueva que lleva al centro de la tierra; o al final del camino. ¿Encontraremos respuestas en tan crucial lugar? Esperemos que sí. Tierra húmeda, piedras destartaladas y caminos demasiado angostos. Todo esto para poner a prueba nuestra olvidada faceta aventurera; prueba más que superada al concluir el trayecto; un trayecto coronado por los huesos de algún infeliz animal que sirve de morbosa atracción turística. Esos carozos de difícil clasificación es todo lo que encontraremos en aquella cueva olvidada; tan olvidada como yo; tan olvidada como nosotros... es hora de despertar y seguir caminando... el termómetro nos recuerda que el valor negativo existe, mientras flirtea con el número 0 constantemente. Pero esto no quiere decir que no podamos flotar en una laguna humeante; humeante y azul. El olor a azufre nos recordaba lo cerca que podíamos estar del infierno... pero si así es el infierno, yo quiero reposar allí. Cerré los ojos durante unos minutos y abandoné mi maltrecho cuerpo; todo el atezado momentáneo que resulta de la pérdida de visión, se va volviendo añil poco a poco. Las palabras son ininteligibles; los insultos se convierten en dulces murmullos; los versos de amor se convierten en delicados susurros... ya no tengo ni frío ni calor; ya no siento ni miedo ni pasión. Soy una entelequia neutra que percibe sin sentidos. Unos sentidos que me traicionan dentro de ese solitario cuerpo que flota sobre las aguas del lago. Inerte, inexpresivo, inseguro y abandonado... Esa es la persona a la que todos juzgan; esa es la forma que me quieren dar a mi, su alma. Estúpidos. Me queréis matar enjaulándome en un molde de racionalidad... pero no os lo pondré fácil. Esa funda a la que podéis dañar, acabará por escucharme: “Entiende lo te que digo; no desprecies el cariño; no vendas tu corazón; no te alejes del regazo que te vio nacer, que te vio nacer, nacer, nacer, nacer...” Los pulmones se me llenan de agua y resurjo violentamente del cercano fondo de la laguna humeante... Todo sigue tranquilo. Mis amigos, están a mi lado; mirándome; asistiendo. No necesito más explicación; el azufre huele a paz; la garza calma me mira de nuevo a los ojos.
No sabemos lo que pasó en aquel azulado lugar, ni por qué nos sentíamos tan bien, pero lo que es seguro es que aquella noche, los tres que se conocieron en la meseta, tuvieron sueños del mismo color.
El gallo no canta en la aldea, ni nadie perturba el descanso. La armonía se mantiene hasta que los párpados de nuevo se abren para percibir una nueva jornada; una taciturna jornada, que nos recibe con una grisácea bóveda celeste. Esta vez, aderezada con una sutil llovizna que refresca aún mas el delicado ambiente. En el poblado vikingo, las tabernas para yantar cierran pronto; es hora de disfrutar de los frutos que el mar le regala a esta isla. Un elegante restaurante hace las veces de mesón; un mesón con velas y con una exquisita atención. Una pequeña camarera nos ofrece unos aperitivos de bacalao. Embobados contestamos que de acuerdo. Parecía una princesita convertida en vagabunda; con la nariz menuda y los ojos del color de una amatista. Llevaba el pelo recogido en una estirada coleta; pelo negro zaino a juego con el esmalte de sus uñas; unas uñas que decoraban las finas manos castigadas de una camarera prematura. No debía de pesar más de 40 kilos, y su mirada delataba que no era feliz. Quizás porque quedó huérfana a una temprana edad; quizás porque perdió el amor de su vida y se vio sola en el mundo; puede ser que aún piense en encontrar ese amor. Allí en la lejana capital Islandesa; con sus bajas casas y su cambiante clima; con sus días infinitos y sus noches sin luz. Rodeados de conocidos que saludan al amanecer y besan en el crepúsculo. Tan cerca del mar y de las heladas montañas. Dónde los coches de motor, suenan como coches de caballos. Entre el frío invierno y la cálida bruma estival. Una dama solitaria hablando con tres hidalgos desterrados; sin palabras: “no busques en el cielo lo que tienes en la tierra”, me musita al oído. Yo la miro como si fuera una diosa y de nuevo lloro. Y espero una señal. Una señal que nunca llega. “Persigue lo que anhelas y no te detengas en mis inertes labios”, de nuevo me susurra mientras besa mi mejilla. Se desvanece tras la cortina de la cocina; unos segundos o unos años después aparece con nuestros manjares: langostas del ártico rellenas de deseo. Un sabor mudo nos invade a los tres al tiempo; nada antes probamos igual y nada después nos saciará de la misma forma. Un buen autoregalo como colofón a la colonización de aquella gélida villa. Desde una torre en el centro de Iberia, llegamos al país donde partió la primera nave hacia América; ahora sus calles son nuestras y oyen hablar el abrupto castellano; nadie nos puede detener; ni el mar, ni las rocas, ni la lejana fortaleza del faro, ni la lengua, ni viento ártico, ni la nieve, ni las nubes, ni las estrellas... Todo puede ser nuestro; aunque ya solo necesitamos un mullido catre para terminar otra intensa jornada de amistad y meditación, a espera de que el nuevo sol nos regale más vida en forma de armoniosas visiones.
El tiempo se acaba y el círculo se cierra. El dorado círculo. Un anillo creado por el brazo de un Leviatán eterno. Alquimia de primer orden, donde los abundantes elementos han permitido que el paraíso tenga forma de llama. Entre la piedra esculpida a lo largo de las centurias, el héroe se empequeñece; se vuelve del tamaño de un punto suspensivo hacia la evolución definitiva. El camino es largo y las horas pasan golpeando cual bofetadas imperceptibles. Estoy nervioso; inquieto. La voz de otros, vuelve a perturbar mi cabeza. La soledad nunca es completa; quizás esto la hace aún más incomoda. No sé por qué estoy perdido donde nadie se encuentra; donde el horizonte tiene forma de bóveda azulona; donde la esperanza es una meseta como la que me dio cuna; una meseta perfectamente plana y desértica; con una pequeña casa construida sobre trigo. Allí vivo yo. Y tú. Aunque no lo sabes. Estas en una foto con marco esmeralda; dentro de cuatro paredes de fuego. El fuego denota peligro; calor; intensidad. La intensidad suprema que concluye con las inertes cenizas de mi mejor amigo. Te propongo un trato: visita mi corazón de combustión perenne. Esta sucio y descontrolado; esta dividido y perturbado; esta cerca y lejos. Pero nunca se apaga. Solo debes confiar en ello; una promesa así no se debería decir nunca... y nunca debería haber probado tu amor imposible... tan suave y brutal; tan delicado como el agua fresca que emana del manantial de nieve licuada; bajando por las pedregosas montañas, dibujando líneas cada vez mas zigzageantes; cada vez mas gruesas; cada vez más profundas. Viajando entre peñascos, el afluente se vuelve río y el río se vuelve torrente... un torrente que fluye por el aire en forma de cortina de caos. El caos me habla: “¡Shhhhhhh! Silencio. Tus gritos aquí no se oyen. Tus pensamientos no los recordarás. Ahora confía solamente en tus oscuros ojos. Mira como soy de impredecible; mira como lloro como tu nunca lo harás. ¿acaso no es maravilloso? ¿acaso mi desafío a la física no es tan real como el peso de una manzana? Calla y asiente sin debatir el sentido de mi presencia. Calla y escucha mi bramido ancestral. El bramido del agua impertérrita y materna. En un pozo que asciende o desciende, como lo imagines será... como lo imagines vendré a tu memoria...” Ahora comprendo como sabe el sosiego; la paz interior. Mis amigos también lo probaron. En el restaurante del fin del mundo, nos volvemos a conocer. Nos conjuramos para olvidar el deseo de venganza. Ese sucio pensamiento que el miedo engendra en las mentes urbanizadas... Aquí no hay casas, si no hogares; hogares que regala la cálida tierra que pisamos. Hogares edificados en el subsuelo, en el corazón del origen; chimeneas invisibles denotan la existencia de vida más abajo de nuestros pies. Sorprendente y maloliente signo de dinamismo; el azar existe y lo tenemos delante. No esperes un reloj, ni tampoco un metrónomo. No impacientes ni tampoco desesperes. Todo ocurrirá cuando tenga que ocurrir. Las máquinas residen lejos de aquí; lejos de ti; lejos de tu analógica existencia... ahora ¡¡vive!!
Como en todo recorrido a un circulo, siempre se vuelve al punto de partida. De nuevo en el lar; donde el guerrero buscará descanso o guerra. No importa. Solo pensamos en llegar al cenit de tan desconcertante periplo. La culminación que en el sexo se alcanza con el orgasmo y que en la filosofía nunca se logra. Era el momento de conocer la razón que nos había traído hasta aquí. La revelación final necesita un estado de trance; un trance que te va sumergiendo en la oscuridad más profunda. La noche cae y la luz se oculta. No sabemos donde estamos, pero tampoco tenemos miedo; ni impaciencia. Los ojos se clavan en el firmamento y veamos cosas que nunca antes percibimos; y las teníamos delante cada crepúsculo; en 10.950 anocheceres... Estrellas que sonríen, nubes que se disculpan, negro que antes era azul, astros brillantes como las almas de los que más amamos, huecos de energía como el que se produce en mi pecho cuando siento que la he perdido... tan lejos y a mi lado; tan real como imposible...
El aire deja de oler azufre y el viento cada vez es mas gélido; la madrugada se va vistiendo y aún no hemos conseguido creer. Voces se oyen en el cubículo de viaje: “puede ser de mil formas y colores; la hay rosa, violeta, verdosa, blanquecina... dibuja formas en el cielo; dibuja sueños; está en el norte y en el sur; cada día o cada década; en invierno o en verano; podemos sentirla, observarla, fotografiarla, imaginarla...” El tiempo pasaba y cada vez nos acercábamos más al final... aunque era necesaria la fe. Miré a mis amigos y los vi con las mismas ganas que cuando empezó la aventura; tan ilusionados como yo; tan inquietos como el niño que aún no falleció en sus corazones. Ahora si creíamos; confiábamos en nuestra amistad; confiábamos en la naturaleza y el azar con la que está se rige. Era el momento de soñar... de soñar fuera de las ventanas. Una lágrima con forma de paloma se dibujó en el cielo; era el sol quien lloraba, porque amaba a la noche y nunca podía verla. Sufría por ser tan brillante y la luna tan oscura; por estar siempre juntos pero a la vez separados. Rezumaba polvo esmeralda que vestía a la oscuridad con una penumbra de esperanza. Era maravilloso. Tres que confían, miraban al firmamento con optimismo; amando a la vida como nunca antes la habían amado; no solo su propia vida, sino la vida en general. De la mano y en silencio; observando el leve manto de diamantes que el día le regala a su querida noche. Desplegándose en calma por la infinidad absoluta. Reflejando sus destellos en la virginal nieve que deja reposar nuestro material cuerpo. En equilibrio. Meditando. Riendo y sollozando. Esperando que esto nunca termine y que el milagro de tu pasión me devuelva una mueca; ante tal belleza solo puedo recordar una cosa; solo puedo necesitar una caricia... de tus labios. Yo si que comprendo al sol y comparto su dolor; el terrible dolor de no poder abrazar a quien duerme a tu lado; el terrible desazón por no escuchar la voz de quien amas; la terrible pena que lleva el que brilla en soledad...
Fuego y agua, reflexión y amistad. A menos siete grados de temperatura. En la lejana Escandinavia, obtuvieron las respuestas que necesitaban; se encontraron con ellos mismos. No importa las penurias del periplo, ni los percances de tan curiosa epopeya; los recuerdos serán puros; tan puros como los paisajes de la blanca Islandia, con sus imposibles formas y su innombrable alegría. Energía vital para los que buscan y encuentran...
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Japon 2006
Cinco moñigones ande el sol nace (I) - Primera Noche
Podiamos empezar por el principio, pero sin embargo empezaré un poco después. Esta historia comienza con un frasco de colonia robado, 5 moñigones dentro de un avión y un larguisimo viaje por delante. Un viaje que nos dejará en el pais exótico y avanzado; unas islas de leyenda, castigadas por la sin razon y resucitadas con la inteligencia: Japón. Nuestra primera sensación en el Aeropuerto de Narita no fue muy impactante. Un ambiente internacional, marcado por el omnipresente idioma anglosajón, nos dio la bienvenida a este hospitalario archipielago. Pero nada más salir del túnel del tren que nos llevaba a Tokio todo cambio. Me sentí como un feto cuando sale al mundo exterior. Campos de arroz, pequeñas casas puntiagudas y continuos poblados, abrazaron nuestros redondos ojos. En poco tiempo comprendiamos que nunca estuvimos en aquel lugar. Y más cuando salimos a la ciudad y los carteles tornaron las letras en dibujos. Todo era alto y muy luminoso; sobre todo en la noche. Nuestra primera noche fue de desconcierto, de amistad y de amor a lo desconocido. Desde las máquinas con decenas de bebidas de colores hasta los bares con extraña comida. En eso momento supimos que nos queda mucho mundo por recorrer. Del puesto de brochetas y cerveza, pasamos a un multitudianario barrio de restaurantes y pubs. Pero esto, fue solo el principio...
Ver Video de la Primera noche
Cinco moñigones ande el sol nace (II) - El Karaoke
Y como no podía ser de otra forma, los 5 nómadas alcazareños, terminaron la noche en un Karaoke. Un 3er piso de un rascacielos, una exótica camarera nipona y una bateria de máquinas de dardos, fueron el complemento perfecto para los que los cantarines nocturnos pudieran llevar a cabo su actuación. Desafinos, risas, fotos, lo normal cuando un grupete de amigos se reune en tales locales. Bueno todo no fue normal; una grata sorpresa nos dejó más que locos aquella noche...
Ver Video del Karaoke
Cinco moñigones ande el sol nace (III) - La torre de Tokio
Un nuevo día aparece demasiado rápido. No eran ni las 4 de la mañana cuando el sol ya estaba en todo lo alto. Aunque nosotros no estabamos por la labor de levantarnos de nuestras cómodas camitas. No obstante no tardamos mucho en ponernos en la calle. Ansiosos y sorprendidos, comenzamos a caminar hacia lo que más cerca teniamos: la torre de comunicacione. Una impresionante construcción, semejante a la torre Eiffel, pero un pelín más alta. Y como no, los aventureros manchegos caminaron durante rato dando la nota y flipando a cada paso...
Ver Video de la TokyoTower
Cinco moñigones ande el sol nace (IV) - Palacio y Ginza
Un dia mas en Asia y un día mas a patear. Esta vex tocaba el Palacio Imperial. Una impresionante construcción que sirve de morada al emperador de Japón. Lejos, muy lejos del hotel, nos esperaba paciente semejante mansión. Y cuando creias haber llegado, metros y metros de explanadas nos impedian llegar a nuestro objetivo. Objetivo que nos dejó un mal sabor de boca, al no poder penetrar en el interior de las instalaciones... Algo hay en el próximo video, aunque la acción se centra en Ginza. Un barrio al más puro estilo Yankee, con altos rascacielos y tiendas elitistas. Significativo el edificio del gigante Sony, con lo último en tecnología y un bonito acuario en la entrada. Bullicio y movimiento en sus espectaculares calles. Esto y mas en el siguiente video:
Ver Video del Palacio Imperial y Barrio Ginza
Cinco moñigones ande el sol nace (V) - Akihabara
Y llego el dorado... La culminación de nuestro periplo; el sueño de todo amante de la tecnología: Akihabara, la Ciudad Electrónica. Miles de tiendas de con lo mas selecto de la técnica. Mercadillos, edificios de varias plantas, pequeños comercios... todo lo que siempre soñé estaba por aquel lugar divino. Entre compra y compra, había tiempo para echar una partidita en alguno de los espectaculares recreativos que poblaban la zona. Cuando la noche caía, el ancestral sol dejaba paso al neón, que nos saludaba hasta las 9 de la noche, hora de clausura de aquella feria perenne. En definitiva, un espectaculo inolvidable, del que dejo una pequeña muestra gráfica para el deleite de los espirituosos de la electrónica.
Ver Video de Akihabara
Cinco moñigones ande el sol nace (VI) - Ueno Park
Como decia ese gran personaje del A-Team: existe el bien y el mal, las peras de agua y las naranjas Guasintonas... el parque malo y el paqrue Gueno. Y alli fue donde pasamos una entretenida tarde. Un bonito parque con nenúfares, puestos ambulantes y un gran lago para pasear en barca (bueno en pato-patin). Centenares de gatos en libertad campando a sus anchas, completaban este sitio típico de visitar en Tokio, bucolico aunque sin mucha mas historia.
Ver video Parque Ueno
Cinco moñigones ande el sol nace (VII) - El ayuntamiento
Uno de los descubrimiento de este viaje fue el monumental ayuntamiento de Tokio. Situado en pleno centro de la ciudad, esta construcción permite observar las mejores vistas de la capital. A medio camino entre la casa de Bruce Wayne y el edificio de la OCP, esta gigantesca mole de cristal y acero, tiene sus puertas abiertas para quien quiera disfrutar de la altura. Como no, los 5 moñigones de siempre, alli estaban pa dar guerra. En el video, a parte de las vistas de pájaro, podremos disfrutar del folclore Nippon en todo su explendor. No os perdais este singular documento visual:
Ver video Parque Ueno
Cinco moñigones ande el sol nace (VIII) - Sinjuku y Sumo
Esta vex estamos antes uno de los episodios mas divertidos del viaje: nuestro periplo por el barrio sumoka. El cocido de alli es espectacular y nuestros nuemeritos tambien. Completamos el capitulo con un resumen del barrio de Sinjuku, un sitio de marcha por excelencia. Buenos momentos estos:
Ver video Sumo / Sinjuku
Cinco moñigones ande el sol nace (IX) - Kioto
Bueno, y las peripecias de los moñigones de oro, conducen sus huesos hasta la antigua capital del imperio Nippon: Kioto. Precioso lugar de 400.000 habitantes, donde el Japon mas ancestral se mezcla con el moderno sabor de la tecnología mas reciente.Aunque lo que mas nos llamó la atención fue la parte antigua. Varios templos y palacios, sirven de ruta turística obligada para los que hemos mamado de las leyendas niponas. Como postre, los callejones del centro, la mas puro estilo samurai, donde nos encontramos varias aprendices de Gehisas. Todo un lujo.
Ver ruta templos
Ver ruta templos
Cinco moñigones ande el sol nace (X) - Despedida
Y como todo principio, todo llega a su fin. El viaje que pudo comenzar con un bote de colonia robado, termina con unos moñigones bebiendo cerveza en un remoto hotel de Asia. Todo podía haber sido una mierda o haber sido maravilloso. Pero lo que fue, fue; un gran viaje de colegas, exótico, diferente y sobre todo, sorprendente. Desde este humilde blog, podemos ver la curiosa despedida de estos 5 locos vestidos con kimono:
Ver despedida y cierre
Cinco moñigones ande el sol nace (XI) - El WC. Bonus video
¡No creais que la cosa termino con nuestro fastuoso adios! Como postre final, os enseñaremos como aprendimos a mear en aquel lugar. ¡¡joder es que alli nada era normal!! Muy ilustrativo este vindeo-clis.¡Hasta pronto!
Ver uso del WC
Para mas info, haz click aki
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Podiamos empezar por el principio, pero sin embargo empezaré un poco después. Esta historia comienza con un frasco de colonia robado, 5 moñigones dentro de un avión y un larguisimo viaje por delante. Un viaje que nos dejará en el pais exótico y avanzado; unas islas de leyenda, castigadas por la sin razon y resucitadas con la inteligencia: Japón. Nuestra primera sensación en el Aeropuerto de Narita no fue muy impactante. Un ambiente internacional, marcado por el omnipresente idioma anglosajón, nos dio la bienvenida a este hospitalario archipielago. Pero nada más salir del túnel del tren que nos llevaba a Tokio todo cambio. Me sentí como un feto cuando sale al mundo exterior. Campos de arroz, pequeñas casas puntiagudas y continuos poblados, abrazaron nuestros redondos ojos. En poco tiempo comprendiamos que nunca estuvimos en aquel lugar. Y más cuando salimos a la ciudad y los carteles tornaron las letras en dibujos. Todo era alto y muy luminoso; sobre todo en la noche. Nuestra primera noche fue de desconcierto, de amistad y de amor a lo desconocido. Desde las máquinas con decenas de bebidas de colores hasta los bares con extraña comida. En eso momento supimos que nos queda mucho mundo por recorrer. Del puesto de brochetas y cerveza, pasamos a un multitudianario barrio de restaurantes y pubs. Pero esto, fue solo el principio...
Ver Video de la Primera noche
Cinco moñigones ande el sol nace (II) - El Karaoke
Y como no podía ser de otra forma, los 5 nómadas alcazareños, terminaron la noche en un Karaoke. Un 3er piso de un rascacielos, una exótica camarera nipona y una bateria de máquinas de dardos, fueron el complemento perfecto para los que los cantarines nocturnos pudieran llevar a cabo su actuación. Desafinos, risas, fotos, lo normal cuando un grupete de amigos se reune en tales locales. Bueno todo no fue normal; una grata sorpresa nos dejó más que locos aquella noche...
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Cinco moñigones ande el sol nace (III) - La torre de Tokio
Un nuevo día aparece demasiado rápido. No eran ni las 4 de la mañana cuando el sol ya estaba en todo lo alto. Aunque nosotros no estabamos por la labor de levantarnos de nuestras cómodas camitas. No obstante no tardamos mucho en ponernos en la calle. Ansiosos y sorprendidos, comenzamos a caminar hacia lo que más cerca teniamos: la torre de comunicacione. Una impresionante construcción, semejante a la torre Eiffel, pero un pelín más alta. Y como no, los aventureros manchegos caminaron durante rato dando la nota y flipando a cada paso...
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Cinco moñigones ande el sol nace (IV) - Palacio y Ginza
Un dia mas en Asia y un día mas a patear. Esta vex tocaba el Palacio Imperial. Una impresionante construcción que sirve de morada al emperador de Japón. Lejos, muy lejos del hotel, nos esperaba paciente semejante mansión. Y cuando creias haber llegado, metros y metros de explanadas nos impedian llegar a nuestro objetivo. Objetivo que nos dejó un mal sabor de boca, al no poder penetrar en el interior de las instalaciones... Algo hay en el próximo video, aunque la acción se centra en Ginza. Un barrio al más puro estilo Yankee, con altos rascacielos y tiendas elitistas. Significativo el edificio del gigante Sony, con lo último en tecnología y un bonito acuario en la entrada. Bullicio y movimiento en sus espectaculares calles. Esto y mas en el siguiente video:
Ver Video del Palacio Imperial y Barrio Ginza
Cinco moñigones ande el sol nace (V) - Akihabara
Y llego el dorado... La culminación de nuestro periplo; el sueño de todo amante de la tecnología: Akihabara, la Ciudad Electrónica. Miles de tiendas de con lo mas selecto de la técnica. Mercadillos, edificios de varias plantas, pequeños comercios... todo lo que siempre soñé estaba por aquel lugar divino. Entre compra y compra, había tiempo para echar una partidita en alguno de los espectaculares recreativos que poblaban la zona. Cuando la noche caía, el ancestral sol dejaba paso al neón, que nos saludaba hasta las 9 de la noche, hora de clausura de aquella feria perenne. En definitiva, un espectaculo inolvidable, del que dejo una pequeña muestra gráfica para el deleite de los espirituosos de la electrónica.
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Cinco moñigones ande el sol nace (VI) - Ueno Park
Como decia ese gran personaje del A-Team: existe el bien y el mal, las peras de agua y las naranjas Guasintonas... el parque malo y el paqrue Gueno. Y alli fue donde pasamos una entretenida tarde. Un bonito parque con nenúfares, puestos ambulantes y un gran lago para pasear en barca (bueno en pato-patin). Centenares de gatos en libertad campando a sus anchas, completaban este sitio típico de visitar en Tokio, bucolico aunque sin mucha mas historia.
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Cinco moñigones ande el sol nace (VII) - El ayuntamiento
Uno de los descubrimiento de este viaje fue el monumental ayuntamiento de Tokio. Situado en pleno centro de la ciudad, esta construcción permite observar las mejores vistas de la capital. A medio camino entre la casa de Bruce Wayne y el edificio de la OCP, esta gigantesca mole de cristal y acero, tiene sus puertas abiertas para quien quiera disfrutar de la altura. Como no, los 5 moñigones de siempre, alli estaban pa dar guerra. En el video, a parte de las vistas de pájaro, podremos disfrutar del folclore Nippon en todo su explendor. No os perdais este singular documento visual:
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Cinco moñigones ande el sol nace (VIII) - Sinjuku y Sumo
Esta vex estamos antes uno de los episodios mas divertidos del viaje: nuestro periplo por el barrio sumoka. El cocido de alli es espectacular y nuestros nuemeritos tambien. Completamos el capitulo con un resumen del barrio de Sinjuku, un sitio de marcha por excelencia. Buenos momentos estos:
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Cinco moñigones ande el sol nace (IX) - Kioto
Bueno, y las peripecias de los moñigones de oro, conducen sus huesos hasta la antigua capital del imperio Nippon: Kioto. Precioso lugar de 400.000 habitantes, donde el Japon mas ancestral se mezcla con el moderno sabor de la tecnología mas reciente.Aunque lo que mas nos llamó la atención fue la parte antigua. Varios templos y palacios, sirven de ruta turística obligada para los que hemos mamado de las leyendas niponas. Como postre, los callejones del centro, la mas puro estilo samurai, donde nos encontramos varias aprendices de Gehisas. Todo un lujo.
Ver ruta templos
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Cinco moñigones ande el sol nace (X) - Despedida
Y como todo principio, todo llega a su fin. El viaje que pudo comenzar con un bote de colonia robado, termina con unos moñigones bebiendo cerveza en un remoto hotel de Asia. Todo podía haber sido una mierda o haber sido maravilloso. Pero lo que fue, fue; un gran viaje de colegas, exótico, diferente y sobre todo, sorprendente. Desde este humilde blog, podemos ver la curiosa despedida de estos 5 locos vestidos con kimono:
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Cinco moñigones ande el sol nace (XI) - El WC. Bonus video
¡No creais que la cosa termino con nuestro fastuoso adios! Como postre final, os enseñaremos como aprendimos a mear en aquel lugar. ¡¡joder es que alli nada era normal!! Muy ilustrativo este vindeo-clis.¡Hasta pronto!
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jueves, 19 de junio de 2008
Chile 2006
Desde Arkansas al Coño SUR - Capitulo I
Bueno como voy a aprovechar nuestro casi extinto Blog Inicial, para utilizarlo en un menester que le viene al pelo: como cuaderno de viaje. Esta vez el destino es un lejano país sudamericano: CHILE. Descubierta por un Extremeño (Pedro de Valdivia) esta pintoresca tierra al sur del globo, será la protagonista de varios capítulos donde intentare describir las cosas que mas llamaron la atención a mis viajeros ojos. Asin pues empecemos por el principio (como debe ser). Tras casi 14 horas de avión (con 4 horas menos que en España), aterrizamos en el aeropuerto de Santiago de Chile. Lo que primero sorprende (además del constante paisaje montaño-desertico que te acompaña la última hora de viaje), es las medidas de seguridad que llevan a cabo al entrar. Desde perros sueltos danzando por entre los equipajes y las cintas trasportadoras, hasta lo nunca visto: un escáner al salir por donde debes pasar TODOS los bultos que lleves. En fin, sales tras perder toda tu privacidad y una nube de pesetos hambrientos de pasajeros, te invaden literalmente. Te los kitas de en medio e intentas sacar algo de pesos chilenos pa empezar con buen pie. El cambio es jodido, pero puede aproximarse a 4000 pesos = 1000 pelas. Pos en los cajeros ties otra batalla. Resulta que aunke uses una tarjeta internacional, lo primero que debes hacer es identificarte como extranjero; despues de ello, ya operas normalmente. ¡Hala!, ya con pecuña freskita, nos encaminamos al hotel pa descansar un poco; un calor de cojones como nunca vi en Enero nos da la bienvenida. Los pesetos de 1970, sin aire y llenos de mierda, no hacen nada confortable el trayecto. Casitas bajas, construidas a principios de siglo, le dan un aspecto parecido al FarWest Yankee. Sin saber como se mantienen en pie las tiendas de comestibles, se entremezclan con las de ropa o las de cambio de dinero… La periferia (que es el 30%) me parece muy autentica y atrayente (aunque es un entorno de bastante pobreza). En fin Pilarin, tras pasar semáforos, esquivar el aluvión de autobuses que hay por la ciudad (sin exagerar mas del doble que en Madrid) y entrar en el núcleo metropolitano, llegamos a nuestro hotelito de 5 stars para meditar sobre nuestra existencia y prepararnos pa ir a trabajar en 3 horas…
Desde Arkansas al Coño Sur - Capitulo II
Aquí tenemos al Moñigon más internacional, con una nueva entrega de las aventuras por Chile. Hoy vamos a hablar de dos temas cruciales para entender la cultura chilena: el Pisco Sour y los Cafés con Piernas. Lo primero es una bebida que te ponen aki a todas horas y en todos los sitios donde entres. Viene a ser una especie de Pisco con Limón. El pisco es una bebida de machotes de unos 45º-50º, que puede beberse sola o rebajada. El pisco sour mas rico es una variante peruana con Lima y azucar. También se le puede acompañar con clara de huevo batida. Después del tercer Pisco Sour la vida se ve de otro color. Te lo tomas como aperitivo o como copa de postre. Otra bebida típica es la Vaina: con vermut blanco, vino tinto, cacao y yema de huevo. Mucho mas durillo que el PiscoS.
Gueno y el otro tema del día son los llamados Cafés con Piernas. Antaño lo bares chilenos con una barra sin pared (tipo mesa) eran llamados Cafés con piernas porque a las camareras se les podían ver los susodichos miembros. Hoy en día, aunque esa filosofía sigue existiendo en el 40% de las cafeterias de la capital, existen dos variantes mucho más 'sexuales':
- Cafés con piernas opacos: Los cristales son negros y son muy oscuros; solo se sirven cafés e infusiones; se caracterizan porque las camareras van semi-desnudas, aunque no van mas allá de esos.
- Cafés con piernas opacos sin barra: Estos cafés son similares a los anteriores, con la particularidad de que no tienen barra: hay mesas repartidas por el local y las chicas (aún mas ligeritas de ropa) 'interaccionan completamente' con los clientes. Las malas lenguas dicen que las camareras ocasionales en realidad son prostitutas.
Estos lugares fueron prohibidos hace unos años, aunque al final volvieron a aparecer mas restringidos de cara al público. Santiago de Chile, es una ciudad donde el negocio del sexo funciona muy bien y los garitos dedicados a este sector son muchos, variados y de fácil acceso….
http://www.chile.com/tpl/articulo/detalle/ver.tpl?cod_articulo=34003
http://www.nutricionyrecetas.com/recetas/bebidas/974.htm
Desde Arkansas al Coño Sur - Capitulo III
De nuevo en la brecha, el Moñigon que partió del centro mismo de la meseta, para trabajar entre montañas, va a contar hoy un nuevo e interesante aspecto de la vida chilena: La Playa. Vaya, vaya, que aquí si hay playa. Y mucha. En el norte del país, tenemos un enorme desierto (Atacama) y volcanes activos (Pucon); en el sur esta la helada Patagonia; y en medio una enorme zona costera. Esta zona tiene dos nombres propios: Valparaíso y Viña del Mar. La primera es una ciudad fundada por británicos, cuyo aire bohemio ha inspirado a más de un artista. Turísticamente es difícil de digerir y hay que estudiarla profundamente para llegar entender el porqué de su encanto. Como yo tiempo no tenía, me encontré con una ciudad de trazos pobres, muy antigua y sucia. Posteriormente, los lugareños me contaron que la ciudad esta montada sobre cerros y en cada uno de ellos hay ambientes muy distintos. Para acceder, hay que subir por unos ascensores que datan de 1900. Con ganas de saber más del sitio, pero sin tiempo para la investigación, dejamos a un lado la otrora colonia inglesa para irnos a un pueblecito al norte de Viña del Mar: Con-Con. Según el cartel de bienvenida, Con Con es la capital gastronómica de la 5ª región. Hago akin un inciso para comentar que Chile esta dividida en 13 regiones. De norte a sur, se numeran de la 1 a la 12; la zona de Santiago de Chile sería la 13 que recibe el nombre de región Metropolitana. Pos eso, que llegamos a ConCon dispuestos a tomar un poquito de esa delicatessen que nos prometian; para no volver a errar, fuimos a la micro-oficina de turismo y preguntamos por el mejor restaurante de carne a la brasa (así sin titubeos): Edelweiss. Alli fuimos y nos metimos lo que viene siendo una Fondue de pura carne de vaca. Casi palmamos. Pero como hierba mala que somos, nos repusimos y nos piramos al siguiente destino: Viña del Mar. Y por qué Viña del Mar; fácil. La zona es riquísma en viñedos y esta pegadita al mar. La playa más famosa de Viña es Reñaca; dicha playa esta separada por 5 sectores de sur a norte. Y es el 5º el más concurrido. Desde las 10 de la mañana hasta la 7 de la tarde, aquello es un hervidero de publicidad, domingueros, turistas, deportistas… todo cabe en Reñaca. Sobre todo las/los promocionadores; las marcas se dedican a montar chiringos de todo tipo, en donde la idea predominante es una: poner los pibones y los cachitas más exuberantes de toda la playa. Os podéis imaginar el temita. Entre el calor del Manolo y las figuras que por allí se perciben, la cosa no puede estar más caldeada. A las 8 esto se keda vacio y lo mejor que puedes hacer es ir a echar unas partiditas al casino. La ruleta y el bingo son los dos platos más suculentos para los profanos del lugar. Si no pierdes mucha ‘guita’ y te tiras un buen rato jugando, puedes estar contento. Ese fue nuestro caso; tras perder 3mil pelas, nos fuimos tan contentitos a cenar a un alemán. Ahora quedaba la noche; lo mejor de Viña. Y entre lo mejor, los más pijales estaban en OVO. OVO es una discoteca más bien pequeña, situada en la segunda planta del casino. Por allí desfilaban todo tipo de personajes; desde el Mafia’s que tiene que haber en toda fiesta hasta las tías mas guapas Chile (y mas operadas y/o maqueadas). La música no estaba mal, la entrada, cara y la consumición reglamentaria fue lo único que nos mantuvo en ese antro. Cansados de todo el día volvimos a Santiago para pensar en nuestra nueva escapada Andina…
Valparaiso Chungo:
Peaso Fondue de Carne en ConCon:
Casino de Viña:
Reñaca Sector 5:
Black Hole Sun en la Playa de Viña:
Desde Arkansas al Coño Sur - Capitulo IV (especial)
Y entonces fue cuando lo conoci...
Desde Arkansas al Coño Sur - Capitulo V
Hoy vamos con el plato fuerte del viaje: Patagonia. Situada al sur del país, esta región es la más apreciada por los foráneos que visitan Chile. Cubre las regiones 11 y 12, y es un territorio prácticamente despoblado. Partimos desde Santiago con rumbo a la llamada Laguna de San Rafael. La única forma de llegar a ella es en barco desde puerto Chacabuco o Puerto Montt. Nosotros elegimos la primera opción por encontrarse más cercana a un aeropuerto. Así pues, nos encaminamos rumbo hacia Puerto Chacabuco en vuelo con escala en Puerto Montt. En algo más de 3 horas aterrizamos en Balmaceda desde donde un taxi nos llevaría a P.Chacabuco (150 km). En el trayecto, fuimos parando en sitios puntuales para ver paranoias turísticas del lugar. Como por ejemplo ¡la gruta de la Virgen de Lourdes! Bueno, una réplica cerca de una cascada que un puñado de fanáticos religiosos quería convertir en un santuario. Los paisajes eran espectaculares: bosques de la tundra mezclados con verdes montañas. En invierno aquello se convertía en un desierto nevado a -30º. En fin, tras hacer una breve parada en la capital de la 11ª Región (Coyhaique) llegamos al hotel ‘Loberias del Sur’ situado en el pueblo pesquero de Puerto Chacabuco. Bueno y este pueblo no tenía desperdicio llamarlo humilde es poco. Casas prefabricadas, caballos pastando por la calle, calzadas sin asfalto… Todo como si hubiera retrocedido en el tiempo 40 años. Aparte del olor a mojama podrida, el hotel estaba de puta madre. A las 8 de la mañana, salimos en un catamarán, rumbo a la laguna de San Rafael. Mas de 6 horas de viaje, a bordo de un navío moderno, equipado con todo lo necesario para hacer de la travesía una excursión tipo crucero: bailes, juegos, charlas, bar,… A lo largo del trayecto, pudimos ver la multitud de islas que forman la parte sur de Chile. Islas místicas, deshabitadas en su mayoría y que albergan leyendas de todo tipo: desde la Isla de los muertos donde solo se conservan las tumbas de 15 personas que nadie sabe de donde son hasta la Isla del Alemán errante, donde vivía un ermitaño que podía haber sido un nazi. Espectacular paisaje repleto de verdes montañas en medio del mar. Como culminación, a media tarde, llegamos al glaciar de San Rafael: un gigantesco río helado que se precipita al océano entre las faldas de una formación rocosa. Grandioso. Nos acercamos lo más que pudimos en unas lanchas neumáticas; el peligro era claro porque a cada instante, se desprendían bloques de distinto tamaño provenientes del ‘ventisquero’ (como allí llaman a los glaciares). Impactados e ilusionados, emprendimos el largo viaje de vuelta; esta vez, en el bar del barco, donde servían güisqui refrescado con el hielo del glaciar; hielo de agua congelada desde hace miles de años…
La gruta de 'Lourdes':
Puerto Chacabuco:
La Patagonia:
El Ventisquero:
Y pa terminar...
Desde Arkansas al coño sur - Capitulo VI (final)
Y ya pa terminar este inolvidable viaje, contaré algo de la ciudad que tan olvidada tenemos. Santiago de Chile es la capital del país. Notablemente más rica económicamente que el resto de urbes vecinas, en ella se concentran la mayoría de los negocios no agrícolas. Contrarrestando el lujo del centro y de los nuevos barrios, la periferia es muy pobre y peligrosa. En lo referente a la noche, la marchuki, el ambientillo, Santiago es una opción muy interesante. Desde macro discotecas con gente guapa, pasando por todo tipo de restaurantes, espectáculos, night shows, etc. Pero bueno, empecemos por el principio. En el día, el centro de la ciudad esta repleto de gente que acude al trabajo; puestos ambulantes de gente discapacitada (a la única que se le permite este tipo de negocios), se mezclan entre la muchedumbre alocada que acude al tajo. El impoluto metro se llena a primera hora de la mañana; probablemente la hora en la que mas trabaja (recordemos que el último tren sale a las 22:30). Todo el casco viejo, se alegra con un hilo musical solo activo a esta hora. A media mañana, la música de lata se convierte en música en vivo. Grupos locales tocan partituras de todo tipo (rock clásico, folklore chileno, baladas…) La gente se agolpa para ver el espectáculo. Por la tarde el desfile de frikis es continuo: budistas, predicadores, titiriteros, mimos… todos tienen cabida en la calle central. Si te keda rato después del kurro, lo mejon es dar un paseo por el palacio de la moneda, abierto al público desde que el dictador Pinochet se retiró del poder. Un moderno museo fue abierto hace poco en el subsuelo del palacio. Mu bonito. Ya de noche, la cosa se complica y lo mejon es ir a las zonas más pijas de Santiago. Destacamos el Bosque lleno de restaurantes de calidad como Gernika, Don Carlos o Tiramisú. Si lo que queremos es un rollo más ‘hippie’, la plaza de Ñuñoa ofrece a los jóvenes más alternativos todo lo que buscan. Un parque en continua fiesta, alberga alrededor un sinfín de bares baratitos y con terraza. Mas alternativo aún resulta el barrio de la Plaza de San Enrique: Satira (un bar / restaurante ambientado en una biblioteca) y el Caserón (restaurante típico, donde la especialidad es cordero al palo, un cordero asado en brasas) fueron nuestros descubrimientos. Para la noche más ‘a la española’ tenemos el Barrio de Brasil y Bellavista. Este último es el barrio bohemio por excelencia. Artesanía por el día y miles de bares/restaurantes nocturnos, lo hacen un lugar de referencia para todo el que viaja a Chile; eso sí, sin llegar al Cerro que según algunos comentarios, puede resultar muy peligroso… El patio de Bellavista es un caserón reformado para albergar restaurantes; allí cenamos en un bar rockanrolero con música en directo y buenas pizzas. Me resulto muy curiosa la carta: ¡un periódico matutino! Cansados de tanta peña, escapamos de Bellavista para ir a parar al Kamasú. Ahí podiamos elegir si pagar entrada VIP o entrada pringuti; por supuesto, fuimos al rollo VIP por poco mas de 2 talegos. Mucha gente joven recorría las 4 salas con diferentes ambientes; nada fuera de lo común. Ni sikiera la ‘sala VIP’, que se ubicaba en un cutre-espacio reservado, con sillones y una barra. Un poco peste. Cansados, fuimos a gastar la última bala a otra discoteca/restaurante de moda ‘Las Urracas’. Situado en cerca del núcleo residencial más caro de Santiago, este bar forma parte de una zona de marcha focalizada y relativamente nueva. No esta mal. Reponiendo fuerzas para el día siguiente, nos marchamos a la cama. La visita obligada era el Mercado. Un mercado repleto de restaurantes en el interior, cuya principal baza es la frescura del marisco recién traído de los puestos; ahí fuimos de cabeza y ahí nos pusimos las botas a moluskitos de todo tipo. A destacar el Loco, muy bueno y característico de Chile. Bueno, y el postre por antonomasia: Mote con Huesillo. Difícil de describir. Mejon verlo. Eso si, muy dulce y muy, muy raro (no sos lo recomiendo). Siguiendo con el rollo gastronómico el no va más de la peña Chic esta en Borde Rio: simplemente la hostia. Restaurantes de todos los lugares del mundo, decorados con sumo detalle al más puro estilo NeoYorkino. Nos tomamos un corderito y unas torrijas en un vasco y nos piramos rumbo a otro lugar obligado para los amantes de la noche: Platinum. Platinum se anuncia como un club de copas con espectáculos en directo. Una actuación con chicas en TopLess, un buen Whisky y una breve conversación con una empleada del lugar, fue lo que nos dio de sí el temita. Recomendable verlo aunque no te guste mucho ese tipo de sitios (como es mi caso).
El viernes a las 12 de la mañana, sonó el despertador más tarde que nunca. El día había llegado a su cenit y mis ojos estaban aún dormitando. Una ducha fría y un chocolate caliente, activaron el resto de mi cuerpo. Era el momento de dejar Chile. El trabajo fue duro y el lugar propicio. ‘Te echare de menos Santiago; tanto como echo de menos el Vino de mi tierra; tanto como echo de menos el sol de la península; tanto como echo de menos el acento de la meseta… pero no será nada comparado con el añoro que tengo por el Corazón de La Mancha…’
T4Barajas: Fin Del Viaje.
El Centro de Santiago:
Mote con Huesillo (¡y pensar que yo he probao esto...!)
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Bueno como voy a aprovechar nuestro casi extinto Blog Inicial, para utilizarlo en un menester que le viene al pelo: como cuaderno de viaje. Esta vez el destino es un lejano país sudamericano: CHILE. Descubierta por un Extremeño (Pedro de Valdivia) esta pintoresca tierra al sur del globo, será la protagonista de varios capítulos donde intentare describir las cosas que mas llamaron la atención a mis viajeros ojos. Asin pues empecemos por el principio (como debe ser). Tras casi 14 horas de avión (con 4 horas menos que en España), aterrizamos en el aeropuerto de Santiago de Chile. Lo que primero sorprende (además del constante paisaje montaño-desertico que te acompaña la última hora de viaje), es las medidas de seguridad que llevan a cabo al entrar. Desde perros sueltos danzando por entre los equipajes y las cintas trasportadoras, hasta lo nunca visto: un escáner al salir por donde debes pasar TODOS los bultos que lleves. En fin, sales tras perder toda tu privacidad y una nube de pesetos hambrientos de pasajeros, te invaden literalmente. Te los kitas de en medio e intentas sacar algo de pesos chilenos pa empezar con buen pie. El cambio es jodido, pero puede aproximarse a 4000 pesos = 1000 pelas. Pos en los cajeros ties otra batalla. Resulta que aunke uses una tarjeta internacional, lo primero que debes hacer es identificarte como extranjero; despues de ello, ya operas normalmente. ¡Hala!, ya con pecuña freskita, nos encaminamos al hotel pa descansar un poco; un calor de cojones como nunca vi en Enero nos da la bienvenida. Los pesetos de 1970, sin aire y llenos de mierda, no hacen nada confortable el trayecto. Casitas bajas, construidas a principios de siglo, le dan un aspecto parecido al FarWest Yankee. Sin saber como se mantienen en pie las tiendas de comestibles, se entremezclan con las de ropa o las de cambio de dinero… La periferia (que es el 30%) me parece muy autentica y atrayente (aunque es un entorno de bastante pobreza). En fin Pilarin, tras pasar semáforos, esquivar el aluvión de autobuses que hay por la ciudad (sin exagerar mas del doble que en Madrid) y entrar en el núcleo metropolitano, llegamos a nuestro hotelito de 5 stars para meditar sobre nuestra existencia y prepararnos pa ir a trabajar en 3 horas…
Desde Arkansas al Coño Sur - Capitulo II
Aquí tenemos al Moñigon más internacional, con una nueva entrega de las aventuras por Chile. Hoy vamos a hablar de dos temas cruciales para entender la cultura chilena: el Pisco Sour y los Cafés con Piernas. Lo primero es una bebida que te ponen aki a todas horas y en todos los sitios donde entres. Viene a ser una especie de Pisco con Limón. El pisco es una bebida de machotes de unos 45º-50º, que puede beberse sola o rebajada. El pisco sour mas rico es una variante peruana con Lima y azucar. También se le puede acompañar con clara de huevo batida. Después del tercer Pisco Sour la vida se ve de otro color. Te lo tomas como aperitivo o como copa de postre. Otra bebida típica es la Vaina: con vermut blanco, vino tinto, cacao y yema de huevo. Mucho mas durillo que el PiscoS.
Gueno y el otro tema del día son los llamados Cafés con Piernas. Antaño lo bares chilenos con una barra sin pared (tipo mesa) eran llamados Cafés con piernas porque a las camareras se les podían ver los susodichos miembros. Hoy en día, aunque esa filosofía sigue existiendo en el 40% de las cafeterias de la capital, existen dos variantes mucho más 'sexuales':
- Cafés con piernas opacos: Los cristales son negros y son muy oscuros; solo se sirven cafés e infusiones; se caracterizan porque las camareras van semi-desnudas, aunque no van mas allá de esos.
- Cafés con piernas opacos sin barra: Estos cafés son similares a los anteriores, con la particularidad de que no tienen barra: hay mesas repartidas por el local y las chicas (aún mas ligeritas de ropa) 'interaccionan completamente' con los clientes. Las malas lenguas dicen que las camareras ocasionales en realidad son prostitutas.
Estos lugares fueron prohibidos hace unos años, aunque al final volvieron a aparecer mas restringidos de cara al público. Santiago de Chile, es una ciudad donde el negocio del sexo funciona muy bien y los garitos dedicados a este sector son muchos, variados y de fácil acceso….
http://www.chile.com/tpl/articulo/detalle/ver.tpl?cod_articulo=34003
http://www.nutricionyrecetas.com/recetas/bebidas/974.htm
Desde Arkansas al Coño Sur - Capitulo III
De nuevo en la brecha, el Moñigon que partió del centro mismo de la meseta, para trabajar entre montañas, va a contar hoy un nuevo e interesante aspecto de la vida chilena: La Playa. Vaya, vaya, que aquí si hay playa. Y mucha. En el norte del país, tenemos un enorme desierto (Atacama) y volcanes activos (Pucon); en el sur esta la helada Patagonia; y en medio una enorme zona costera. Esta zona tiene dos nombres propios: Valparaíso y Viña del Mar. La primera es una ciudad fundada por británicos, cuyo aire bohemio ha inspirado a más de un artista. Turísticamente es difícil de digerir y hay que estudiarla profundamente para llegar entender el porqué de su encanto. Como yo tiempo no tenía, me encontré con una ciudad de trazos pobres, muy antigua y sucia. Posteriormente, los lugareños me contaron que la ciudad esta montada sobre cerros y en cada uno de ellos hay ambientes muy distintos. Para acceder, hay que subir por unos ascensores que datan de 1900. Con ganas de saber más del sitio, pero sin tiempo para la investigación, dejamos a un lado la otrora colonia inglesa para irnos a un pueblecito al norte de Viña del Mar: Con-Con. Según el cartel de bienvenida, Con Con es la capital gastronómica de la 5ª región. Hago akin un inciso para comentar que Chile esta dividida en 13 regiones. De norte a sur, se numeran de la 1 a la 12; la zona de Santiago de Chile sería la 13 que recibe el nombre de región Metropolitana. Pos eso, que llegamos a ConCon dispuestos a tomar un poquito de esa delicatessen que nos prometian; para no volver a errar, fuimos a la micro-oficina de turismo y preguntamos por el mejor restaurante de carne a la brasa (así sin titubeos): Edelweiss. Alli fuimos y nos metimos lo que viene siendo una Fondue de pura carne de vaca. Casi palmamos. Pero como hierba mala que somos, nos repusimos y nos piramos al siguiente destino: Viña del Mar. Y por qué Viña del Mar; fácil. La zona es riquísma en viñedos y esta pegadita al mar. La playa más famosa de Viña es Reñaca; dicha playa esta separada por 5 sectores de sur a norte. Y es el 5º el más concurrido. Desde las 10 de la mañana hasta la 7 de la tarde, aquello es un hervidero de publicidad, domingueros, turistas, deportistas… todo cabe en Reñaca. Sobre todo las/los promocionadores; las marcas se dedican a montar chiringos de todo tipo, en donde la idea predominante es una: poner los pibones y los cachitas más exuberantes de toda la playa. Os podéis imaginar el temita. Entre el calor del Manolo y las figuras que por allí se perciben, la cosa no puede estar más caldeada. A las 8 esto se keda vacio y lo mejor que puedes hacer es ir a echar unas partiditas al casino. La ruleta y el bingo son los dos platos más suculentos para los profanos del lugar. Si no pierdes mucha ‘guita’ y te tiras un buen rato jugando, puedes estar contento. Ese fue nuestro caso; tras perder 3mil pelas, nos fuimos tan contentitos a cenar a un alemán. Ahora quedaba la noche; lo mejor de Viña. Y entre lo mejor, los más pijales estaban en OVO. OVO es una discoteca más bien pequeña, situada en la segunda planta del casino. Por allí desfilaban todo tipo de personajes; desde el Mafia’s que tiene que haber en toda fiesta hasta las tías mas guapas Chile (y mas operadas y/o maqueadas). La música no estaba mal, la entrada, cara y la consumición reglamentaria fue lo único que nos mantuvo en ese antro. Cansados de todo el día volvimos a Santiago para pensar en nuestra nueva escapada Andina…
Valparaiso Chungo:
Peaso Fondue de Carne en ConCon:
Casino de Viña:
Reñaca Sector 5:
Black Hole Sun en la Playa de Viña:
Desde Arkansas al Coño Sur - Capitulo IV (especial)
Y entonces fue cuando lo conoci...
Desde Arkansas al Coño Sur - Capitulo V
Hoy vamos con el plato fuerte del viaje: Patagonia. Situada al sur del país, esta región es la más apreciada por los foráneos que visitan Chile. Cubre las regiones 11 y 12, y es un territorio prácticamente despoblado. Partimos desde Santiago con rumbo a la llamada Laguna de San Rafael. La única forma de llegar a ella es en barco desde puerto Chacabuco o Puerto Montt. Nosotros elegimos la primera opción por encontrarse más cercana a un aeropuerto. Así pues, nos encaminamos rumbo hacia Puerto Chacabuco en vuelo con escala en Puerto Montt. En algo más de 3 horas aterrizamos en Balmaceda desde donde un taxi nos llevaría a P.Chacabuco (150 km). En el trayecto, fuimos parando en sitios puntuales para ver paranoias turísticas del lugar. Como por ejemplo ¡la gruta de la Virgen de Lourdes! Bueno, una réplica cerca de una cascada que un puñado de fanáticos religiosos quería convertir en un santuario. Los paisajes eran espectaculares: bosques de la tundra mezclados con verdes montañas. En invierno aquello se convertía en un desierto nevado a -30º. En fin, tras hacer una breve parada en la capital de la 11ª Región (Coyhaique) llegamos al hotel ‘Loberias del Sur’ situado en el pueblo pesquero de Puerto Chacabuco. Bueno y este pueblo no tenía desperdicio llamarlo humilde es poco. Casas prefabricadas, caballos pastando por la calle, calzadas sin asfalto… Todo como si hubiera retrocedido en el tiempo 40 años. Aparte del olor a mojama podrida, el hotel estaba de puta madre. A las 8 de la mañana, salimos en un catamarán, rumbo a la laguna de San Rafael. Mas de 6 horas de viaje, a bordo de un navío moderno, equipado con todo lo necesario para hacer de la travesía una excursión tipo crucero: bailes, juegos, charlas, bar,… A lo largo del trayecto, pudimos ver la multitud de islas que forman la parte sur de Chile. Islas místicas, deshabitadas en su mayoría y que albergan leyendas de todo tipo: desde la Isla de los muertos donde solo se conservan las tumbas de 15 personas que nadie sabe de donde son hasta la Isla del Alemán errante, donde vivía un ermitaño que podía haber sido un nazi. Espectacular paisaje repleto de verdes montañas en medio del mar. Como culminación, a media tarde, llegamos al glaciar de San Rafael: un gigantesco río helado que se precipita al océano entre las faldas de una formación rocosa. Grandioso. Nos acercamos lo más que pudimos en unas lanchas neumáticas; el peligro era claro porque a cada instante, se desprendían bloques de distinto tamaño provenientes del ‘ventisquero’ (como allí llaman a los glaciares). Impactados e ilusionados, emprendimos el largo viaje de vuelta; esta vez, en el bar del barco, donde servían güisqui refrescado con el hielo del glaciar; hielo de agua congelada desde hace miles de años…
La gruta de 'Lourdes':
Puerto Chacabuco:
La Patagonia:
El Ventisquero:
Y pa terminar...
Desde Arkansas al coño sur - Capitulo VI (final)
Y ya pa terminar este inolvidable viaje, contaré algo de la ciudad que tan olvidada tenemos. Santiago de Chile es la capital del país. Notablemente más rica económicamente que el resto de urbes vecinas, en ella se concentran la mayoría de los negocios no agrícolas. Contrarrestando el lujo del centro y de los nuevos barrios, la periferia es muy pobre y peligrosa. En lo referente a la noche, la marchuki, el ambientillo, Santiago es una opción muy interesante. Desde macro discotecas con gente guapa, pasando por todo tipo de restaurantes, espectáculos, night shows, etc. Pero bueno, empecemos por el principio. En el día, el centro de la ciudad esta repleto de gente que acude al trabajo; puestos ambulantes de gente discapacitada (a la única que se le permite este tipo de negocios), se mezclan entre la muchedumbre alocada que acude al tajo. El impoluto metro se llena a primera hora de la mañana; probablemente la hora en la que mas trabaja (recordemos que el último tren sale a las 22:30). Todo el casco viejo, se alegra con un hilo musical solo activo a esta hora. A media mañana, la música de lata se convierte en música en vivo. Grupos locales tocan partituras de todo tipo (rock clásico, folklore chileno, baladas…) La gente se agolpa para ver el espectáculo. Por la tarde el desfile de frikis es continuo: budistas, predicadores, titiriteros, mimos… todos tienen cabida en la calle central. Si te keda rato después del kurro, lo mejon es dar un paseo por el palacio de la moneda, abierto al público desde que el dictador Pinochet se retiró del poder. Un moderno museo fue abierto hace poco en el subsuelo del palacio. Mu bonito. Ya de noche, la cosa se complica y lo mejon es ir a las zonas más pijas de Santiago. Destacamos el Bosque lleno de restaurantes de calidad como Gernika, Don Carlos o Tiramisú. Si lo que queremos es un rollo más ‘hippie’, la plaza de Ñuñoa ofrece a los jóvenes más alternativos todo lo que buscan. Un parque en continua fiesta, alberga alrededor un sinfín de bares baratitos y con terraza. Mas alternativo aún resulta el barrio de la Plaza de San Enrique: Satira (un bar / restaurante ambientado en una biblioteca) y el Caserón (restaurante típico, donde la especialidad es cordero al palo, un cordero asado en brasas) fueron nuestros descubrimientos. Para la noche más ‘a la española’ tenemos el Barrio de Brasil y Bellavista. Este último es el barrio bohemio por excelencia. Artesanía por el día y miles de bares/restaurantes nocturnos, lo hacen un lugar de referencia para todo el que viaja a Chile; eso sí, sin llegar al Cerro que según algunos comentarios, puede resultar muy peligroso… El patio de Bellavista es un caserón reformado para albergar restaurantes; allí cenamos en un bar rockanrolero con música en directo y buenas pizzas. Me resulto muy curiosa la carta: ¡un periódico matutino! Cansados de tanta peña, escapamos de Bellavista para ir a parar al Kamasú. Ahí podiamos elegir si pagar entrada VIP o entrada pringuti; por supuesto, fuimos al rollo VIP por poco mas de 2 talegos. Mucha gente joven recorría las 4 salas con diferentes ambientes; nada fuera de lo común. Ni sikiera la ‘sala VIP’, que se ubicaba en un cutre-espacio reservado, con sillones y una barra. Un poco peste. Cansados, fuimos a gastar la última bala a otra discoteca/restaurante de moda ‘Las Urracas’. Situado en cerca del núcleo residencial más caro de Santiago, este bar forma parte de una zona de marcha focalizada y relativamente nueva. No esta mal. Reponiendo fuerzas para el día siguiente, nos marchamos a la cama. La visita obligada era el Mercado. Un mercado repleto de restaurantes en el interior, cuya principal baza es la frescura del marisco recién traído de los puestos; ahí fuimos de cabeza y ahí nos pusimos las botas a moluskitos de todo tipo. A destacar el Loco, muy bueno y característico de Chile. Bueno, y el postre por antonomasia: Mote con Huesillo. Difícil de describir. Mejon verlo. Eso si, muy dulce y muy, muy raro (no sos lo recomiendo). Siguiendo con el rollo gastronómico el no va más de la peña Chic esta en Borde Rio: simplemente la hostia. Restaurantes de todos los lugares del mundo, decorados con sumo detalle al más puro estilo NeoYorkino. Nos tomamos un corderito y unas torrijas en un vasco y nos piramos rumbo a otro lugar obligado para los amantes de la noche: Platinum. Platinum se anuncia como un club de copas con espectáculos en directo. Una actuación con chicas en TopLess, un buen Whisky y una breve conversación con una empleada del lugar, fue lo que nos dio de sí el temita. Recomendable verlo aunque no te guste mucho ese tipo de sitios (como es mi caso).
El viernes a las 12 de la mañana, sonó el despertador más tarde que nunca. El día había llegado a su cenit y mis ojos estaban aún dormitando. Una ducha fría y un chocolate caliente, activaron el resto de mi cuerpo. Era el momento de dejar Chile. El trabajo fue duro y el lugar propicio. ‘Te echare de menos Santiago; tanto como echo de menos el Vino de mi tierra; tanto como echo de menos el sol de la península; tanto como echo de menos el acento de la meseta… pero no será nada comparado con el añoro que tengo por el Corazón de La Mancha…’
T4Barajas: Fin Del Viaje.
El Centro de Santiago:
Mote con Huesillo (¡y pensar que yo he probao esto...!)
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