viernes, 28 de diciembre de 2012

Suite Habana (Día 3)

El domingo 24 de Julio amanecimos un poco tarde y llegamos justo a la hora de finalización del desayuno en el Parque Central, el día anterior había sido agotador con la excursión a Viñales y Pinar del Río, así que siendo domingo nos lo íbamos a tomar con más calma y disfrutaríamos de otro barrio habanero muy conocido que es Vedado, un barrio con casas coloniales y junto a la Habana Vieja el barrio más popular y centro administrativo. En él, se ubican alguno de los mejores hoteles de Cuba y antes del derrocamiento de Batista estaban los mejores casinos de la isla con inversiones americanas, en el Padrino II, Michael Corleone compra uno de estos hoteles para establecer un negocio en Cuba pocos días antes del golpe de Castro y Guevara.

Una vez que habíamos desayunado y estábamos preparados, salimos del hotel y con ello vino la pesadez de todos los días, muchos cubanos ofreciéndonos sus servicios, pero esta vez ya íbamos aprendiendo y nada más salir, buscamos al primer taxista que estuviese por allí porque para llegar a Vedado es un gran paseo, pillamos nuestro primer taxi que para sorpresa nuestra puso el taxímetro y fuimos hasta la Universidad de La Habana únicamente por 3 CUC. Una vez allí admiramos lo bonito que es el edificio principal de la Universidad, alrededor se ubican muchas de las facultades habaneras, como Biología o Medicina, pero también nos encontramos con la sorpresa de que había un guardia de seguridad y una cadena. Le preguntamos que si podíamos pasar a ver las instalaciones y nos dijo que estaba cerrado, que los estudiantes estaban en un receso y no había nadie, me gusta mucho el buen uso del castellano por los latino parlantes, hacía muchos años que no escuchaba esa palabra. Nos tuvimos que conformar con su explicación y amablemente se hizo una foto con nosotros, además como por allí pasaban muchos coches de época pues hicimos alguna que otra foto bastante interesante.

En Vedado el sistema de nombres de las calles sigue un esquema parecido a Manhattan de letras y números, por un lado tenemos las calles que son números, por ejemplo la calle 25, una de las más conocidas y en transversal la cruzan calles que son letras, por ejemplo la calle L, así te puedes ubicar y decir que estás en la calle 25 esquina L. Al ser una cuadrícula parecida a la que hay en Manhattan, tienen sistema parecido. Nosotros bajando por la calle L, una de las más famosas de Vedado, encontraríamos nuestra siguiente parada, la heladería Coppelia, su dirección es la 23 con esquina L. Esta heladería es un sitio mítico en La Habana, allí comienza la película que optó al Óscar a mejor producción de habla no inglesa, Fresa y Chocolate. Ante nosotros teníamos un edificio que parece una especie de nave ovni y donde los cubanos van a comer helado, con la singularidad de que allí no se elige el sabor que vas a degustar, ellos te dicen el sabor que hay y si te interesa pues te sirven, conforme pasa el rato se va cambiando de sabor. También comentar que admiten las dos monedas cubanas, tanto los pesos convertibles como los pesos cubanos, pero si pagas en pesos cubanos tardan más en darte asiento y en pesos convertibles enseguida te sientan pero te clavan más en el precio. Nosotros degustamos fresa y vainilla.

Una vez terminado el helado en Coppelia nos dispusimos a ver más sitios destacables de Vedado, justo enfrente de la heladería tenemos otros dos edificios que todo turista ve, uno es el Cine Yara, muy famoso en La Habana, que ese día recuerdo que ponían un partido de la Copa América de Fútbol que jugaba Uruguay, lo que no me acuerdo fue el contrincante. Y el otro es el Hotel Tryp Habana Libre, un hotel con mucha historia, construido por el grupo Hilton donde Batista hacía varios de sus negocios, una vez derrocado por Castro, éste cerró el casino y cambió el nombre del hotel por Habana Libre, hace unos años fue comprado por el grupo hostelero español Sol Meliá.

El paseo por Vedado es mucho más relajado que por la Habana Vieja, está mucho menos poblado y se nota que es mucho más elitista con viviendas coloniales preciosas y gente más adinerada, además se nota un ambiente mucho más universitario, la enseñanza es muy importante en Cuba y a estos estudiantes no les falta de casi nada, muy acertadamente el gobierno cuida bastante de sus buenos estudiantes. Otra característica del barrio es que hay muchos cines (además del ya mencionado Yara) y muchos paladares donde ir de comida o cena. Dentro de lo que es Cuba me pareció la zona más capitalista de La Habana, con muchos negocios y un horrendo edificio gigantesco donde creo que antes se alojaba la televisión estatal de Cuba.

Bajando por la Avenida 23 hasta la calle O nos dirigimos hacía nuestro destino final de Vedado que es una construcción de las más emblemáticas de toda Cuba. El Hotel Nacional de Cuba, cuya web para reservar la pongo aquí Web reserva del Hotel Nacional de Cuba. Este hotel, el mejor de toda Cuba, es Monumento Nacional y bien merece la visita, en sus instalaciones en el año 46 se reunieron miembros de las 5 familias mafiosas de Nueva York. En la entrada hay un hall muy bonito que ha sido utilizado muchas veces para películas, por este hotel parece que no ha pasado el tiempo pero está muy bien cuidado. Una vez atravesado el hall principal, sales a una estupenda terraza donde hay una piscina y unas maravillosas vistas al malecón habanero. Nada más salir a la terraza, te encuentras con una estatua en honor a Compay Segundo, esto me hizo recordar los buenos ratos que pasé viendo Buena Vista Social Club, un documental de Wim Wenders donde Ry Cooder se codea con Compay y sus compañeros, la película tuvo bastante éxito y la recomiendo. Nos quedamos un buen rato viendo el bonito jardín del hotel, los cañones que lo rodean y tomando una limonada con la brisa del Caribe que venía desde el malecón, recuerdo este pasaje como uno de los mejores momentos en La Habana, de paz y tranquilidad mientras el viento nos quitaba un poco el sofoco por el calor y de fondo sonaba buena música cubana. David comentaba que le parecía muy curioso que no hubiese barcos, era como un puerto fantasma.

Una vez terminada la visita a este hotel tan bonito, pensamos que ya se estaba haciendo la hora de almorzar y volveríamos a la Habana Vieja para ello, por ello a la salida del hotel pillamos un Coco Taxi, una especie de motocicleta con asientos donde caben 3 personas que van resguardadas del Sol por un techo. Una turistada que primero preguntamos cuanto costaría porque es un consejo que doy, en los taxis primero mejor preguntar el precio antes de montar, no sea que luego uno se encuentre con sorpresas desagradables. El chico, que era bastante amable, nos dijo que por 5 CUC nos llevaba por el malecón hasta la catedral de la Habana Vieja. Así que a ritmo de Lady Gaga vimos desde el Coco Taxi el malecón habanero y una vez terminado el camino, el conductor nos dijo que al paladar donde íbamos a comer era muy recomendable y nos nombró un par de sitios más. Al final de la entrada, colgaré un vídeo de este paseo en Coco Taxi donde lo pasamos muy bien David y yo, os va a gustar.

El paladar elegido para comer fue La Moneda Cubana, en calle Empedrado nº152, al lado de la Catedral de La Habana, fue un acierto el sitio y es que en nuestro primer paseo por la Habana Vieja ya le habíamos echado el ojo porque el sitio es un ático y era perfecto para comer. Comimos principalmente marisco, la langosta estaba muy buena y nos daban un poco de pena los camareros, los pobres tenían que ir vestidos de piratas, cosa que es una turistada que la vimos sin sentido, el sitio en sí se vende sólo porque desde el ático hay unas vistas muy bonitas del Fuerte del Morro. Como anécdota recuerdo que hablando con uno de los camareros, les dijimos que éramos de Madrid y que un familiar suyo, trabajaba en la tienda de merchandising del Real Madrid en el Santiago Bernabéu. La verdad es que es un sitio muy recomendable este paladar.

Después de comer nos dimos otra vueltecilla por la Habana Vieja, esta vez recorriendo calles menos conocidas y realizando algunas compras, recuerdo que compré en una pequeña tienda unas muñecas de tela y una gorra del Che, así ya tendría cosas para regalar, la propietaria era una mujer joven y muy tranquila, por unos pocos pesos convertibles nuestros ya tenía para algún tiempo y nos fuimos muy contentos con nuestras nuevas adquisiciones. Hablamos con otro guardia de seguridad que estaba enfrente del Ministerio de la Industria Ligera, yo le comenté que en España estaba trabajando en el lugar equivalente que es el Ministerio de Industria. Una vez que enfilamos de nuevo la calle Obispo ya vinieron de nuevo la horda de cubanos para pedirte algo, ahí aprovechamos para dar algún boli a algún niño que se paraba con nosotros. Como ya llevábamos varias horas fuera al Sol y el calor apretaba mucho, decidimos irnos al hotel.

Pasamos una tarde muy relajada en la piscina, era un sitio para aprovechar y descansar, a última hora antes del cierre al atardecer, David bajó a por la cámara de fotos e hicimos una bonitas fotos desde el ático del hotel, es uno de los atardeceres más bonitos y caóticos que puedes observar, mientras el Sol se esconde por el mar Caribe, observas las casas destartaladas de La Habana mientras hay unas columnas de humo procedentes de oleoductos o fábricas, no sabría muy bien decirlo. Nos preparamos para la noche, esta vez no la íbamos a alargar mucho porque al día siguiente nos tendríamos que dar el madrugón de los madrugones.

Para cenar elegimos ir a los paladares que hay enfrente del Capitolio y pudimos encontrar acomodo en uno de ellos, en el Paladar el Trofeo cenamos por unos pocos CUC, recuerdo que como pertenece al mismo edificio que Los Nardos había que atravesar una especie de patio mugroso con una escalera que no daba mucha seguridad, una vez dentro tenía unas cortinas horrorosas, parecía que te habías transportado 80 años atrás, pero el sitio estaba muy animado, la comida buena y el precio muy barato. En este lugar nos comentaron que los martes a mediodía hay menos cola y que nos pasáramos por allí para ir a otro de los restaurantes del complejo.

Después de cenar como la cosa no se iba a alargar mucho, visitamos que está al lado del Capitolio, el barrio chino de La Habana. Enfilando por la calle Dragones al lado de la fábrica de puros Partagás está la puerta que te da la bienvenida al barrio. Imaginaros que ya de por si La Habana es caótica, el barrio chino eso ya era el no va a más, calles bastante oscuras con un firme muy irregular que se mezclaban con pequeños patios donde la gente bailaba al son de la música cubana, su calle principal es la calle Salud y una de las callejuelas estaba llena de restaurantes asiáticos que no paraban de darte la brasa para que cenáramos en ellos o tomarnos una copa, era una mezcla muy curiosa de mestizos con asiáticos. A una chica le explicamos que esa noche no podíamos ir a tomar una copa pero que en otro momento iríamos. Nos fuimos al hotel de nuevo al ático para ver las luces desde la terraza y me tomé un ron solo con hielo, tenían una carta de bebidas con bastante calidad a buen precio. Desde el ático se veía la Luna muy claramente y pusimos fin a esta jornada, al día siguiente nos teníamos que levantar a las 3:30 de la madrugada, nos íbamos de excursión a Cayo Largo, un día inolvidable y de múltiples peripecias.



Universidad de La Habana.



Edificios en la Universidad de La Habana.



Heladería Coppelia.



Dentro de Coppelia.



Helado en bola Coppelia. En ese momento tocaba fresa y vainilla.



Entrada del hotel Tryp Habana Libre.



Hotel Tryp Habana Libre.



Casas coloniales en el Barrio de Vedado.



Hotel Nacional de Cuba.



Hall principal del Hotel Nacional de Cuba.



Terraza del Hotel Nacional de Cuba.



Aquí con el amigo Compay Segundo.



Malecón desde el Hotel Nacional de Cuba.



Hotel Nacional de Cuba. Terraza.



Coco Taxi junto a coche de época.



Fuerte del Morro desde el paladar La Moneda.



Habana Vieja. Ministerio de la Industria Ligera.



Bañito en la piscina del Parque Central.



Atardecer en La Habana.



Ático del Hotel Parque Central.



Capitolio de noche.



Barrio chino de La Habana.

Paseo en Coco Taxi desde el Hotel Nacional de Cuba hasta la Habana Vieja por el malecón.



Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

No hay comentarios: