El martes 22 de Julio una vez que quedamos con Cristina en la palmera de Nowy Swiat dimos nuestro primer paseo por Varsovia, pasamos por la academia donde trabaja Cristina enseñando español, es la academia Sin Fronteras que está en el número 35 de Nowy Swiat. Esta calle la íbamos a transitar durante todos los días de nuestra estancia porque es la calle principal donde se ubican los mejores restaurantes y siguiendo recto llegas a Krakowskie Przedmieście que está la Universidad, el Palacio Presidencial, la academia de cine polaca y es el acceso hacia el casco antiguo de Varsovia. El casco antiguo fue totalmente reconstruido a como era originalmente. Una de las imágenes que más impactan de Varsovia es verla en fotografías como quedó totalmente devastada tras las II Guerra Mundial, que hoy en día haya algo es prácticamente un milagro. Creo que es la gran lección que uno debe de aprender cuando viaja a Varsovia, la guerra y la destrucción allí fue un horror de proporciones difícilmente razonables al raciocinio humano.
Fue un paseo muy chulo, era la primera vez que pasábamos por allí y es agradable pasear en verano por esta ciudad, además con Cristina de anfitriona pues uno no va mirando mapas a ver si se ha perdido, vas conversando con esa persona que acabas de conocer y es mucho más entretenido. Cristina nos propuso comer en la Plaza Vieja, su nombre es Rynek Starego Miasta, la idea era comer algo típico de allí y aunque esta plaza es muy turística, nuestra compañera conocía un restaurante económico y de comida polaca. Así que Cristina nos sorprendió con su buen nivel de polaco y pidió salchichas, una especie de morcillas y unos pierogis, un plato mezcla de dumplings y raviolis rellenos de carne, sería el plato favorito de Olga y lo probaría bastantes veces más. Todo esto junto a cerveza polaca, por supuesto, allí se llama piwo, de las poquitas palabras que aprendí en este idioma.
Recuerdo que todavía no había cambiado los euros que llevaba a zlotys, llevaba unos pocos zlotys para ir tirando pero ya tenía que hacer el cambio, lo hice bastante mal, por que en la plaza había una casa de cambio que la rechacé por ser un lugar muy turístico y luego una vez que dejamos de nuevo a Cristina en la academia hice el cambio en la calle Chmielna y me dieron muy mal cambio, hay que fijarse más en los carteles. Después del pequeño disgusto nos fuimos un rato al hotel, este viaje lo íbamos a tomar con toda la calma del mundo y el plan era quedar con Cristina al salir del trabajo para presentarnos a su pareja Lukasz y tomar algo los cuatro juntos.
De nuevo en Nowy Swiat y enfrente de Sin Fronteras conocimos a Lukasz, un tío muy majo por que hay que ser simpático y buen chaval para que estés en tu país y tengas que hablar en español para hacerte entender, ya no es que hablará en su idioma, que el polaco se las trae de lo difícil que parece, es que ni siquiera en inglés. Antes de cenar lo mejor era tomar una cerveza y fuimos a un lugar que lo íbamos a visitar muchas veces más, un patio lleno de bares con mucha animación que se llama Pawilony. Me encantó este lugar, lleno de animación, gente joven y eso que nos encontrábamos a Martes, es un lugar especial que recomiendo su visita si vais por Varsovia.
Después para cenar Lukasz nos propuso a ir más fuera del centro, a sitios donde no vas a encontrar turistas, hacía un buen día y ese plan era perfecto. En Varsovia no hay mar pero sí que tenemos el río Vístula. Los ciudadanos han montado una especie de playa, con su arena incluso a la orilla del río, el lugar no es muy conocido pero queda bastante cerca del Estadio Nacional de Varsovia, el PGE Narodowy, con Lukasz guiándonos por los tranvías, llegamos enseguida al lugar, un lugar bastante oscuro donde los jóvenes polacos se tomaban una cerveza tumbados en las hamacas, escuchando música y todo de bastante buen rollo, no era precisamente un botellón a la española, era un sitio tranquilo donde nos comimos una hamburguesa, nos sentamos cerca del río y pudimos charlar durante un buen rato. Me acuerdo de hablar con Lukasz sobre fútbol, estábamos al lado del PGE Narodowy, a él le gustaba mucho el juego de la selección española, en 2012 España fue campeona en la Eurocopa que organizaba precisamente Polonia junto a Ucrania. Yo le comentaba que veía mejorar a la selección polaca y tenía bastante potencial pero que Lewandoski que es su máxima estrella, siempre fallaba con la selección y su rendimiento era mucho más alto en la Bundesliga.
Tras un buen rato de agradable conversación había que volver a casa, Lukasz y Cristina tenían trabajo al día siguiente y nosotros estábamos cansados de haber madrugado bastante para coger el vuelo. Nos encaminamos al puente Most Poniatowskiego donde pasaba un tranvía que, como no, Lukasz conocía, recuerdo que nos sacó los billetes y me comentó que los tranvías se construían allí en Polonia, que incluso ya los estaban exportando a Alemania, me daba la sensación que Polonia es un pueblo trabajador y que estaban adaptándose bastante rápido al mercado capitalista. Sobre el Vístula se reflejaba la luna y enseguida llegamos a Plac Trzech Krzyży justo enfrente de nuestro Sheraton, era la primera noche que dormía en Polonia y se descansa muy bien. Al día siguiente nos esperaban nuevos lugares que estaba deseando conocer.
Plaza Vieja de Varsovia.
Olga preparándose para sus primeros Pierogis.
Pierogis
Plaza Vieja de Varsovia.
Pawilony
Pawilony
Estadio Nacional de Varsovia.
Cristina, Olga y yo.
Cristina, Lukasz y yo.
El Vístula, río de Varsovia.
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