Y ya llegando al final del periplo, como no, había que visitar una de las islas de moda. Mikonos es un lugar donde la gente normal, va y viene en el día, ya sea de fiesta ya sea porque se aloja en islas más económicas. Yo encontré una opción que parecía ideal: no muy lejos del centro y las playas, en una especie de bungalow de piedra en un área montañosa cerca del aeropuerto. En un lugar medio avanzado, el plan era genial. El problema es que Mikonos es una villa cutre, dónde todo el mundo quiere hacer negocio a costa de la fama y el turismo. Al llegar al puerto, la primera sorpresa fue ver que andando no podíamos llegar fácilmente, a pesar de estar a unos 20 minutos. El centro genial, ahora a 10 minutos, ya no hay más que carreteras secundarias. Ni calles, ni nada. Fuimos por un arcén minúsculo pasando coches por todos lados. Llegamos de milagro y el sitio chulo, pero super aislado. Lo único de civilización era la zona del aeropuerto, de nuevo a 10 minutos juzgándose la vida. Total, que la isla esta pensada para moverse en moto o coche de alquiler; punto. Encontrar taxis es una quimera (puedes esperar 1 hora, no hay taxis oficiales) y la solución es fiarse de empresas que dicen dedicarse al transporte y con suerte se pasan a por ti. No son caros, pero cruzad los dedos para que se acerquen. En fin, si vais para varios días, coche o moto de alquiler opción asequible. Eso o alojamiento en el centro, cosa que en verano te puede costar 300 euros la noche. En fin cuando dejamos las maletas y logramos llegar a la villa, todo muy cuqui: calles pequeñas, casas azules y blancas, molinos de viento griegos, buenos restaurantes y tiendas de lujo por todos sitios. Para mi prescindible, pero bueno no es un sitio feo. Tomamos un cocktel en un callejón que daba al mar, precioso sitio (y muy caro), comimos en un italiano, nos bañamos en la playa y obviamos las macro fiestas de música electrónica que se celebraban a diario. Quizás lo menos exótico del viaje, pero una experiencia interesante. Lo bueno es que el aeropuerto era muy pequeñín y nos llevaba de vuelta directa a Madrid. En general, Grecia es muy curiosa, con gente amable pero muy negociadora (un poco rollo árabe), con monumentos impresionantes y rodeada de historia por todas partes. Os la recomiendo.
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