Hola de nuevo, vamos a compartir un nuevo viaje en el blog y esta vez le toca a mi querida Portugal otra vez, si antes comentamos el viaje a Lisboa que hice con Dani en esta ocasión nos toca la segunda ciudad de Portugal, Oporto, cuyo nombre en portugués es Porto, de ahí viene el nombre del país entero (Portugal). En esta ocasión fuimos Fosi, David y yo en el puente de San Isidro del año 2008, íbamos a pasar 3 días en una ciudad mediana pero encantadora.
Lo primero de todo es como siempre dar las gracias a mis acompañantes porque fue un viaje muy bueno y hubo una gran sintonía, la pena fue que Fosi nos tuviera que abandonar el segundo día a causa del fallecimiento de su abuelo, desde aquí pues le dedicamos estas líneas a su abuelo. Fue una muy buena excursión donde hicimos de todo y yo lo pasé estupendamente. La noche antes estuvimos tomando unas copas en el Club Geografic de Madrid y ahí ya estaba empezando nuestro viaje porque serían unos días de magníficos lugares, licores variados y buena gastronomía.
El jueves 15 de Mayo por la mañana en la T1 de Barajas teníamos nuestro vuelo a Oporto en la compañia de bajo coste Ryanair. Poco que contar del garito que tiene esa compañia en el aeropuerto, pero bueno, para un vuelo de una hora tampoco hay que complicarse la vida y se pasó rápido, además una vez que pisábamos el aeropuerto Sa Carneiro de la ciudad había que retrasar los relojes una hora, así que de nuevo estábamos en la misma hora de la que habíamos partido de Madrid, recuerdo que mi maleta salió de las últimas, estaba ya un poco acojonado por si se había extraviado, pero al final salió. Nos dirigimos a la parada de taxis porque hay metro hasta la ciudad pero siendo 3 personas con maletas la opción del taxi era la mejor, nuestro alojamiento era la Pensao Cristal, que está en la Rua Galeria de Paris, 48. Una pensioncita limpia y cómoda, sin grandes lujos pero con una inmejorable situación, al lado de la torre de Dos Clérigos y muy cerca de la estación de Sao Bento.
Una vez instalados en nuestra pensión bajamos a recepción para que nos dieran un plano de la ciudad y obtener alguna información porque algo llevábamos preparado pero tampoco con mucho detalle, que caras nos vería la mujer de la recepción que no hacía más que explicarnos el camino para llegar a las bodegas en la otra orilla del Douro (Duero) para degustar los famosos vinos de Oporto, eso sí que se llama turismo por el alcohol jejejejeje... Una vez en la calle, nuestra primera excursión para ir reconociendo el lugar fue ver la Torre de Dos Clérigos, torre que es muy alta y que nos sirvió alguna vez como guía para orientarnos, empezamos a pensar en el acierto que habíamos tenido alojándonos en la Pensao Cristal, un tanto que se puede apuntar Fosi. Bajando por la Rua de las Carmelitas enseguida nos plantábamos en el centro de la ciudad, donde está la Avenida de Dos Aliados y la más importante estación de tren de Oporto, la estación de Sao Bento, es un lugar patrimonio artístico de la Unesco que se caracteriza por los bonitos azulejos portugueses que decoran la entrada de la estación, me recordó un poco a la famosa estación de França de Barcelona pero en versión portuguesa.
La estación de Sao Bento se encuentra en la Praça Almeida Garrett, una de las plazas más famosas de la ciudad donde se dan encuentro gran cantidad de comercios y restaurantes para tener una buena velada al aire libre con el gran tiempo primaveral que estaba haciendo ese día, recuerdo que en esa plaza vendían gran cantidad de camisetas de Cristiano Ronaldo pero no del Manchester United sino de la selección. Ya en 5 minutos nos estábamos acercando a lo que era nuestro objetivo propuesto por Fosi que era llegar a la desembocadura del Douro y comer en la famosa Praça de Ribeira. Para ello enfilamos la Rua Das Flores y me quedé con mi primera sensación sobre lo que era Oporto, una ciudad que parecía un pueblo, con gente muy amable y algo más contenta que los lisboetas, había un punto de melancolía pero no era la misma sensación que en Lisboa donde la gente parece más triste y más metidos en su mundo.
Antes de llegar a Cais da Ribeira en la Praça D. Henrique vimos un bonito palacio que luego al día siguiente descubrí que era el Palacio de la Bolsa del que hablaremos en otra ocasión. El paseo estaba resultando muy placentero porque todo el rato era cuesta abajo para llegar a la ribera donde el río Douro desemboca en el Atlántico. Por fin llegamos en apenas 15 minutos a la zona de Ribeira, el barrio más antiguo de Oporto, es un barrio típicamente marinero con casas de diferentes colores, la ropa tendida por todos sitios y al otro lado Vilanova de Gaia donde se alojan las mejores bodegas de vino de Oporto, la comunicación entre Ribeira y Vilanova de Gaia es por los famosos puentes de Oporto, siendo el más importante el de Luis I que pasa hasta el metro de la ciudad. En Cais de Ribeira a la orilla del Douro tienes muchos de los mejores restaurantes de la ciudad y podías comer al aire libre con la brisa del Atlántico dándote en la cara, así que allí nos quedamos y me acuerdo que pedí algo de carne acompañada con otro plato que eran unas legumbres que estaban estupendas. En Portugal el menú consiste en un solo plato más el aperitivo que te imponen nada más sentarte, pero vamos, que con un plato comes de sobra porque es un plato grande y con muy buena comida. De postre nos tomamos un Beirao que es un licor de caramelo muy típico de la ciudad y que lo llaman el licor de Portugal, la verdad es que es un licor muy bueno que recomiendo.
Como estábamos en la orilla de Douro fuímos a informarnos sobre los barcos que hacían tours sobre el río y enseguida encontramos uno que en apenas 45 minutos te daba una vuelta por la desembocadura y para que lo íbamos a posponer otro día si ya estábamos ahí, así que nos montamos en uno de los barcos y vimos los 6 grandes puentes que tiene la ciudad, ya que Oporto se conoce como la ciudad de los vinos y los puentes. Primero fuimos por los puentes que están más cercanos, el de Luis I, Infante, María Pía, S.Joao y Freixo que son los que comunican con las bodegas. Luego dimos la vuelta y fuímos al puente más lejano, el puente de Arrábida que es donde está la desembocadura y muy cercano a las playas de la ciudad. Mis compañeros se bebían mientras tanto otro Beirao y yo notaba en ese barco una paz muy grande mecido en ese barco al abrigo de los puentes de la ciudad.
La excursión a las bodegas la dejamos para otro día y decidimos ir por la ciudad en su zona más comercial antes de que cerraran los comercios, nos encaminamos de nuevo para Sao Bento y esta vez el paseo era más jorobado cuesta arriba, una vez en Sao Bento subiendo por la Rua Sa Bandeira llegaríamos a la zona del paseo de la Rua de Santa Catarina, primero en Sa Bandeira paramos por el Café A Brasileira que en Oporto no es tan conocido como su homónimo en Lisboa, café donde solía estar Fernando Pessoa. En esta zona también tenemos el famoso teatro Sa Bandeira, un edificio digno de admirar antes de adentrarse en la Rua Santa Catarina que es la calle equivalente a la Gran Vía madrileña pero mucho más humilde y nada cosmopolita. Uno de los motivos para ir a esta calle es que está el mejor café de la ciudad, el Café Majestic, un edificio antiguo muy cuidado y que dentro ofrece todo tipo de licores y repostería con un gran piano que toca ritmos portugueses y brasileños. Por supuesto entramos en el café a tomar algo y yo me tomé una ginja (licor de cerezas) y mis compañeros de viaje iban a por su tercer beirao del día. Al ser peatonal pues andamos por allí un buen rato, vimos la Capilla de las Almas y el edificio del mercado más importante de la ciudad, el mercado de Bolhao. Para ser un jueves que era un día entre semana y que en Oporto no era fiesta había bastante animación en esas calles por la tarde y otra vez recordé el contrapunto de la nostalgia lisboeta.
Marchamos para el hotel no sin antes ver en la Fnac de Oporto un póster gigante anunciando el primer disco de Scarlett Johansson, un disco bastante pobre por cierto. En nuestra pensión descánsamos y luego vino la triste noticia que Fosi nos contó, de hecho se nos hizo tarde ese día y terminamos cenando en el Mac Donalds de la Avenida Dos Aliados porque en la churrasqueira que íbamos a ir nos la encontramos cerrada. A pesar del contratiempo y de que Fosi lo más seguro iba a marchar al día quisimos hacer algo por la noche para que si al menos si se iba pues que se despidiese muy bien de la ciudad en el único día que iba a estar y yo tenía apuntado un concierto en el Plano B, que es una galería que tiene en la parte de arriba un café y en la parte de abajo varias salas para conciertos, dj's, etc... Ese noche tocaba el grupo garajero portugués Mad Dogs y resulta que la dirección del Plano B (Rua Cândido dos Reis nº 30) es la calle paralela adonde estaba nuestra pensión Cristal, así que lo teníamos al lado de casa. La verdad es que el sitio es muy curioso verlo porque tan pronto estás tomándote un rico café portugués como bajas la gran escalera y te encuentras a un dj pinchando el 'Trans Europe Express' de Krafwert. El concierto fue lo de menos porque lo pasamos muy bien en los sofás del sitio tomando copas y beiraos. Al ser jueves se notaba que había poca animación y después de quedarnos prácticamente solos en el garito decidimos irnos a dormir que el día había sido lo suficientemente largo y habían pasado muchos acontecimientos. Al día siguiente nos esperaban librerías antiguas, bodegas y la marcha en Ribeira, pero eso será en el siguiente capítulo, la luna de Oporto aún tenía que esperar, el viernes 16 de Mayo la vi en toda su extensión.
Rua Galeria de Paris. Pensao Cristal.
Torre de Dos Clérigos.
Estación de Sao Bento por dentro.
Praça Almeida Garrett, estación de Sao Bento.
Avenida dos Aliados.
Praça de Ribeira.
Foz del Douro.
Café Majestic.
Capilla de Almas. Rua Santa Catarina.
Mercado de Bolhao.
Interior del Plano B.
Web del Plano B. Muy interesante.
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