Tras la animada noche del 16 de Abril amanecimos la mañana del sábado bastante cansados, tarde y sin plan alguno, yo recuerdo que me dolía un poco la cabeza pero estaba contento por haber pasarlo tan bien tanto en Ribeira y en el Plano B cerca de nuestra casa. Como no había plan pensé tomarnos el día tranquilamente y hacer algunas visitas culturales a espacios contemporáneos y pasear por las playas de Oporto. A David le pareció buena idea y pensamos primero ir lo más lejos para luego ir acercándonos progresivamente al centro, para ello tomamos un taxi y nos dirigimos hacía la Fundación Serralves, un museo de arte contemporáneo con unos bellísimos jardines que se encuentra en Rua D. João de Castro, 210, Link Fundación Serralves. Está a unos 7 km del centro de la ciudad pero es un sitio muy recomendable tanto para ver cosas interesantes como para pasear. Los taxis en Portugal son bastante económicos pero van a todo trapo, este se portó bastante bien y no iba muy rápido pero enseguida nos dejó en la puerta del museo.
Esta fundación se divide en dos partes, la parte cubierta donde hay que pagar una entrada que creo que fueron 5 euros donde ves las exposiciones temporales que hay puestas, yo recuerdo una de vinilos de música electrónica (nos perseguía Krafwert por toda la ciudad, jejejeje...). También había otra exposición de coches viejos con unos televisores también antiguos y otra exposición de instrumentos musicales variados con especial hincapié en la electrónica. Después salimos del edificio de la fundación y a mano izquierda se encuentran los jardines Serralves, una vasta extensión de bosques con gran variedad de árboles, lagos y hasta praderas donde había gentes montadas a caballo, desde luego lo mejor del sitio porque imita las formas de los jardines de Versalles y se hace un paseo muy agradable para ir abriendo el apetito antes de ir a comer al buffet libre del museo porque la zona donde está esta fundación es una zona residencial llena de villas antiguas y sin servicios en la zona. Aún así nos pareció perfecto comer dentro del museo porque se estaba muy tranquilo y tampoco te atracan como en otros museos (véase por ejemplo el museo del Louvre de París). El buffet no era muy variado tampoco, lo de siempre, pasta, algo de carne, patatas, hojaldres y una poca variedad de tartas. Lo mejor del restaurante era la terraza y como hacía un buen día nos tomamos un té (un chá en portugués) fuera viendo de nuevo los jardines que habíamos visitado y recuerdo que mirábamos a los aviones que iban pasando por el cielo ya que pasaban bastante abajo por allí.
Tras la frugal comida abandonamos el museo y nos fuimos por la Av. do Mal Gomes da Costa para bajar a la Foz del Douro que es donde el río Duero desemboca en el océano Atlántico y constituye las playas de pesca y de baño para los habitantes de Oporto, fue un gran paseo porque es una extensión bastante larga pero también muy agradable ya que es muy fácil pasear cuando te da la brisa del mar, vas más tranquilo y disfrutando del paisaje. Primero pasamos por la Av do Brasil, para luego pasar por la Rua do Cel Raul Peres. El tiempo era bueno pero no era para bañarse y lo más interesante estaba en los diferentes malecones donde los pescadores tenían sus grandes cañas de pescar con un gran viento. En la Av do Dom Carlos I está el jardín do Passeio Alegre que es una zona que me sorprendió bastante porque ya había más edificaciones de casas, restaurantes y servicios pero es una zona que está bastante mal comunicada en transporte, había algún tranvía que otro que mayoritariamente eran utilizados por excursiones de jubilados y se veía una zona antigua y con solera. Era una mezcla muy rara porque al lado de esas excursiones de jubilados había jóvenes moviéndose en patines y unos bares de diseño en casas muy antiguas. A destacar el 31 Trintaeum que se ubica en la Rua de Passeio Alegre 564, una casa antigua con una puerta pequeña donde han tocado o pinchado algunos de los mejores artistas como Carl Craig o Toshio Matsura. Era un sitio que tenía apuntado para ir por la noche pero nos pareció bastante alejado para luego poder volver a la misma ciudad. Cuando vuelva en otra ocasión volveré por allí.
Nuestro paseo continuó hasta la Rua do Ouro, en total llevaríamos en nuestras piernas unos 6-7 kilómetros andando bordeando el río Duero y sólo avistábamos el Ponte da Arrábida que es el puente que está más alejado del centro de la ciudad, así que optamos por sentarnos en una de las paradas de bus/tranvía y cogeríamos lo que primero pasase, o taxi o transporte público. Lo primero fue un taxi y pensamos tomarnos algo en Cais de Ribeira que siendo sábado por la tarde habría mucha animación y de hecho acertamos porque la plaza estaba hasta arriba y había una boda donde todo era bastante gañanazo la verdad porque hacían bailes populares vestidos de folclóricos y parecía que nos transportábamos a mediados del siglo XX en España, fue divertido y gracioso ver a los portugueses bailando y celebrando la boda mientras nosotros tomábamos el enésimo beirao a la orilla del Douro.
Como era todavía muy temprano nos daba tiempo a visitar otro de los espacios que es imprescindible ver de Oporto, la Casa da Musica, un edificio moderno construido hace poco tiempo que se encuentra en Avenida da Boavista, 604-610, Link Casa da Musica. Desde Ribeira está muy alejado para ir andando así que íbamos a montar en el metro de Oporto para ir a la estación de Trindade en la línea amarilla para luego coger la verde hasta la parada Casa da Musica, que es el barrio de Lapa. Este edificio está compuesto por varias partes temáticas dedicadas a la música obviamente, tiene un gran auditorio donde un mes antes de nuestro viaje habían tocado Einsturzende Neubauten, un buen grupo alemán. También hay salas donde puedes jugar con los sonidos y admirar desde el restaurante de su terraza el skyline de Oporto. A destacar una sala llena de azulejos azules portugueses que es preciosa. En el museo nadie te dice nada y vas por libre andando por sitios donde no hay nadie y el sitio es fascinante tanto en su arquitectura como en la temática que tiene. En la parte de fuera hay una explanada donde muchos skaters como hacen en Nuevos Ministerios en Madrid se reúnen.
Al salir de la Casa da Musica dimos nuestro último paseo del día por la Praça de Mouzinho de Alburqueque donde hay una glorieta ajardinada con una columna que a David le pareció bastante simpática y que retrato con su camara bastante que es la de león que somete a un águila que por lo visto conmemora la victoria en una batalla de los portugueses sobre los franceses, aunque no estoy seguro del hecho. Se notaba que ya estábamos más alejados del centro de Oporto porque era una zona más proletaria con sus cafeterías y tiendas de comestibles pequeñitas. Volvimos a coger el metro para ir hasta la parada de Aliados y volver a la pensión a descansar un poco antes de nuestra última noche en la ciudad. Antes de pasar a nuestra Pensao Cristal nos tomamos otro beirao en una cafetería de la Rua Galeria de Paris que estaba muy chula, dentro al fondo tenia una libreria con unos teclados y sonaba música de África que me recordaba a Mozambique o Cabo Verde (antiguas colonias portuguesas), la camarera era de raza negra y la cafetería estaba casi vacía, me encantó el sitio aunque no recuerdo como se llama.
Esta vez no se nos iba a escapar por fin cenar en la Churrasqueria y nos preparamos para ir temprano para lo que son nuestras costumbres y un poco más y la liamos porque llegamos casi cuando ya no quedaba nadie pero está vez si pudimos entrar y ponernos de carne a base de bien, el sitio era antiguo y conservaba un encanto especial de los viejos lugares donde va gente mayor que tanto me gustan a mi, además era como un ambiente español pero melancólico, donde habría 5 ó 6 personas cenando, de fondo el televisor con el último partido de la jornada de la Liga portuguesa y conforme la cena iba avanzando ya estaban limpiando el sitio para echar el cierre, en ningún momento nos molestaron y fueron muy amables, en Oporto no hay la misma prisa por ejemplo que en Madrid, eso si, también es verdad que a las 22:30 estaban cerrando el restaurante un sábado, cosa impensable en Madrid.
Nuestros cuerpos se encontraban cansados de tantas visitas y del viaje pero teníamos que salir a tomar algo una noche de sábado por Oporto y dar nuestras últimas vueltas por Ribeira, yo no tenía el cuerpo muy católico para ir de copas pero luego ya me animé un poco y nos fuimos a una taberna irlandesa muy chula cerca del Palacio de la Bolsa, es el Ryans Irish Pub, en la Rua Infante D. Henrique 20, un sitio con dos plantas y buena música. Recuerdo que como buen pub irlandés tenía puesto fútbol a todas horas y estaban repitiendo la final entre Francia e Italia de la Eurocopa 2000, la pasión por el fútbol en Portugal es incluso mayor que la española. Después fuimos de nuevo O Meu Mercedes é Maior Que o Teu donde tan bien lo habíamos pasado la noche anterior, pero no había mucho ambiente, a lo mejor es que era muy temprano y no había llegado aún la gente. Yo ya no podía más y fuimos a tomar la última en nuestro querido Plano B y de hecho nos quedamos en la parte de arriba, realmente no fue una noche para tirar cohetes de que vaya juerga nos estábamos pasando pero recordábamos todo lo que habíamos hecho y brindamos por tan buen viaje. Nos fuimos para nuestra pensión y ni siquiera miré al cielo para ver la luna porque me daba pena abandonar al día siguiente tan estupendo lugar. Me puse a hacer mi maleta en la habitación y recuerdo que rápidamente me dormí, al día siguiente nos esperaba el vuelo para Madrid y algunas compras en el aeropuerto que en el siguiente post de despedida comentaré. Un gran día este sábado cuando el sol estaba en lo alto que por la noche ya no pudo estirarse más.
Fundación Serralves.
Jardines Serralves.
Arquitectura Serralves.
Foz del Douro. Rua Passeio de Alegre.
Praça de Ribeira.
Casa da Musica. Pasillos.
Casa da Musica. Azulejo portugués.
Terraza de la Casa da Musica.
Arquitectura Casa da Musica.
Columna de la Praça Mouzinho de Alburqueque.
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