El Lunes 11 de Agosto nos levantamos tan tarde después de nuestro viaje a Bratislava que el servicio de habitaciones no nos hizo la habitación porque ya no pasaban a esas horas, estábamos un poco destrozados debido a la paliza del día anterior de estar todo el día por ahí en otro país y del viaje en barco. Como ya habíamos visto un montón de Viena pensamos en tomarnos el día con mucha tranquilidad y haciendo pocos planes, íbamos a ser como los vieneses en un día de vacaciones por la ciudad, nada de dar vueltas con el mapa y estar constantemente moviéndonos en el metro, saldríamos a comer y a pasar una tarde agradable por la ciudad.
Cuando volvimos del Belvedere el cuarto día de nuestra excursión fuimos por el Karntner Ring y vimos los cafés tan chulos, la animación que había y todos los comercios de la zona que pensamos en ir a comer por allí y relajadamente tomar otra comida vienesa. Así que en el mismo Karntner Ring en una de las cafeterias en la terraza nos metimos nuestro segundo Wiener Schineltz que estaba más bueno y era aún más abudante que el que comimos en el Karlkirche. Además me pedí una cervezoide gigante que no recuerdo el nombre pero que estaba buenísima, me sentó muy bien. Muy cerca del restaurante vimos de nuevo el Floridita y en el escaparate Lego había un centro comercial que era una torre muy alta y que como era temprano estaba abierto. Siempre en toda excursión me ha gustado subir a algún sitio muy alto para ver el Skyline de la ciudad y ahora en ese centro comercial en el ático teníamos la oportunidad de tomar un café con todas las vistas de Viena y sobre todo ver con todo detalle los tejados del Stephandom, colgaré al final alguna foto porque son espectaculares. Así que para allá que nos subimos y nos tomamos un rico café vienés con todas las vistas de la ciudad, además el café por dentro era muy bonito y todo muy cuidado, con música relajante y camareros muy serviciales. El día iba tomando forma poco a poco y muy tranquilamente. Bajamos hasta la planta de juguetes del centro comercial y allí pude resolver el regalo de cumpleaños de mi primo pequeño ya que había las típicas cajas de música que las haces sonar tú con una manivela y que de pequeño tanto me gustaban a mí, de hecho a mi primo le compré una y para mi me compré dos, ya lo he dicho en más de una ocasión, Viena es una ciudad asociada a la música y como no, tenía que hacer regalos relacionados con la música, tengo 'My Way' de Frank Sinatra y 'Blowing in the wind' de Bob Dylan en las estanterias de mi casa. También le compré a mi primo una flor que al ritmo de la música baila.
Dimos un paseo por la calle Graben viendo algunas tiendas y comprando algún chocolate más y café. Todavía era temprano, así que pensamos que cogiendo el metro U4 en nuestra conocida línea verde nos daba tiempo a dar un paseo por uno de los lugares más importantes de Viena que nos faltaba por visitar, los jardines y palacio Schönbrunn que se encuentran en la parada de metro con el mismo nombre, Schönbrunn. Es el sitio más alejado del centro de la ciudad que visitamos y fue una idea estupenda porque son los jardines más bonitos que he visitado en mi vida y el palacio es impresionante, una arquitectura clásica preciosa. Antes de pasar a los jardines había varios puestos de bayas y compramos una caja para irnosla comiendo mientras dábamos el paseo por los jardines. El barrio por fuera me recordaba un poco al barrio de Salamanca en Madrid y eran unas calles muy tranquilas pero con unos edificios que me moría de la envidia por mi afición a la arquitectura. Una vez dentro de los jardines comenzó el espectáculo de lo que antes era un imperio, el Imperio Astrohúngaro en versión versallesca. Nada más pasar te encuentras el Palmen House que es un edificio de hierros verdes que por dentro está lleno de palmeras, de ahí su nombre de casa de las palmeras, en verano por la noche lo abren como café y puedes entrar a tomar algo, a las horas que fuimos nosotros todavía estaba cerrado. Siguiendo por los jardines encontrabas otros de inspiración zen que eran como los jardines que hay en el palacio imperial de Kyoto que son tan bonitos y que tanto me gustan ver del estilo ikebana. Todo esto con unos senderos de tierra para el paseo y rodeados de alguna que otra estatua y fuentes gigantescas. La gente iba paseando, haciendo footing, con los patines o jugaba con el perro, todo como muy idílico y bonito, como si estuvieras en el mundo perfecto donde te da una sensación de confort muy grande pero que sabes que serán unos breves instantes, porque tu vida no va a ser así indefinidamente, por eso esos sitios me dan un poco yuyú y los miró con recelo y algo de respeto.
Puestos a tanta magnificiencia el palacio no se quedaba corto y hacía como una U donde la plaza del centro hacen conciertos de música clásica al aire libre debido a que tiene una muy buena acústica. Menos mal que fuimos a Schönbrunn porque nos quedamos un poco decepcionados con los jardines del Belvedere y estos merecen desde luego la pena mucho más verlos que ir al museo de Gustav Klimt, los aficionados al arte no creo que estén muy de acuerdo con esta opinión pero me gusta más la arquitectura de Schönbrunn y su gran parque que el arte del Belvedere. Al salir de Schönbrunn fuimos andando por Linke Wienzeile dando de nuevo un paseo, lo que iba a ser un día tranquilo ya estaba empezando a ser más movido porque nos íbamos animando a descubrir nuevos sitios. En la parada de Landgelfeldgasse en la línea marrón de metro U6 podíamos llegar a Warhinger strasse que estaba cerca del hotel y así hacíamos el camino alternativo para no ir siempre por la línea verde y descubrir la otra parte de nuestro distrito 9 vienés. Me gustó especialmente ese viaje en metro porque íbamos por arriba entre los puentes y me recordó bastante al metro de París a su paso por el Sena, de hecho las casas y los barrios también me recordaban a esta ciudad, Viena lo asocio mucho a París desde luego.
Una vez que llegamos a Warhinger Strasse nos perdimos de nuevo pero esta perdida tuvo un aspecto muy positivo porque vimos muchas cosas relacionadas con este barrio de diseño que un poco más y nos las perdemos y que en ese ratillo las descubrimos, vimos el bonito edificio de la Ópera de Volksoper y también el art department Lenker que es un edificio de la escuela de diseño austriaca rodeado de una plaza muy bonita. La sorpresa final que lo llevaba apuntado y que ya no me acordaba era que allí estaba el edificio WUK cuya web la dejo apuntada Sitio web del WUK . Este edificio es una especie de Casa de Cultura que la entrada es una palacete que dentro tiene un restaurante muy distinguido y donde tienen diversas estancias donde se exponen todo tipo de manifestación cultural tanto pictórica, musical o teatral. Alrededor de las estancias hay un gran patio central con jardín donde las enredaderas subían por las paredes del edificio y donde había unas mesas de madera con asientos para poder descansar o tomar algo de beber y comer que podías comprar en los garitos que había por el patio que ponían diferentes músicas, esa noche tocaba como temática el reggae. Además en ese patio también se organizan conciertos y muchas actividades.
Estábamos algo cansados tras el paseo y de ir con las bolsas pero el sitio era estupendo, había un ambientazo y decidimos quedarnos a tomar algo ligero de cena allí en WUK y así disfrutábamos del ambiente y la música del sitio. Desde luego allí no te vas a encontrar a ningún turista español de esos que ven los palacios, museos o jóvenes de interrail que van a Flex los Sábados por la noche. Nuestro objetivo de pasar un día en Viena como si fueramos de la misma ciudad se estaba cumpliendo porque allí solo había jóvenes de la ciudad con pintas bastantes alternativas que fueron muy amables y te podías mezclar con ellos perfectamente manejándote con el inglés. Con nuestras salchichas alemanas, cerveza y tarta de postre pues cenamos temprano y teníamos toda la noche por delante para decidir que hacer. Recuerdo que el patio central era tan bonito que le dije a Olga que ese sitio era perfecto para la boda de mi hermana que se iba a celebrar al año siguiente, daba mucha paz y era muy divertido ese patio, recuerdo el sitio con mucho cariño.
A la hora y media nos fuimos del WUK y bajando por Warhinger Strasse desfilamos hasta el hotel, era una calle muy larga que cambia mucho su aspecto según en que tramo estés porque por la zona del WUK hay mucho comercio de diseño pero luego llegando hacia el hotel había un montón de palacetes y zonas de embajadas, sería un equivalente a la calle Bravo Murillo de Madrid que también cambia mucho su aspecto en según que tramo de calle te encuentres. En el hotel nos duchamos después de todo el día para descansar y estábamos un poco amodorrados pero nos apetecía a salir a tomar algo por la zona y como se hizo un poco tarde pillamos un taxi hasta el Flex Café para ir a despedirnos de él junto al Danubio que tan buenos ratos nos hizo pasar. Siendo Lunes pues no habría tanta gente y además no habría discoteca con luces que mareaban a Olga, a mi desde luego me gustaba mucho más la zona del Café que la de la discoteca. Estuvimos brindando allí una última copa junto al Danubio de noche y nos fuimos andando hacia el Charlie P's para despedirnos de él también. A la salida del Flex Café subiendo las escaleras había un ambiente un poco enrarecido porque estaban como siguiéndonos unos negrillos, a Olga le dio un poco miedo pero le dije que andará normalmente, que no tuviera prisa porque además siempre va a pasar un taxi libre y alguien siempre había por la calle, al final los perdimos de vista.
Tardamos unos 10-15 minutos en llegar a nuestro fiel Charlie P's al lado de Votivkirche y allí seguía nuestro amigo el camarero que era el único en todo Viena que ponía las copas de Jameson decentemente porque no usaba dispensador. Esta vez nos quedamos dentro al lado de los ventiladores y lo pasamos muy bien. Varios clientes del sitio nos preguntaban de donde éramos porque la mayoria de allí eran austriacos y se ponían muy contentos cuando les decíamos que somos de España, supongo que tendran una visión positiva de los españoles por haber ganado la Eurocopa un mes y medio antes allí y que en España ya se sabe todas las fiestas que hay. Nos fuimos andando para casa y era una noche muy clara, la luna se veía bien entre la arboleda que hay en el edificio del Instituto de Química Orgánica de la Universidad de Viena que estaba muy cerca del Arcotel. Nos quedaba nuestro último día completo en la ciudad donde hicimos otro plan alternativo de esos que los turistas con prisas nunca van a hacer pero eso lo contaré en el siguiente post.
Karntner Ring, donde nos comimos el Wiener Schineltz.
Sky Café. Vistas del Stephasdom.
Sky Café. Tejados vieneses y cúpula del Karlskirche.
Bajando por el ascensor a Graben.
Palmen House.
Jardines de Schönbrunn.
Jardines de Schönbrunn. Estilo japonés ikebana.
Palacio de Schönbrunn.
Jardines junto al Palacio de Schönbrunn.
Lado exterior del Palacio de Schönbrunn.
Volksoper.
WUK.
Despidiéndonos del Flex Café.
Despidiéndonos del Charlie P's.
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