viernes, 3 de septiembre de 2010

Prego Milano. Día 4.

El martes 17 de Marzo ya teníamos un plan preestablecido para ese día y era la visita al fresco de 'La última cena' de Leonardo Da Vinci, la cita la teníamos a última hora de la tarde, así que teníamos todo el día por delante para ir a visitar otros lugares de la capital de Lombardía. Hacía buen tiempo en Milán a estas alturas de Marzo y como estábamos cansados del largo día en Turín nos tomamos el día más relajadamente e incluso salimos un rato fuera del hotel para tomar unas fotos del mismo.

El plan para por la mañana y comer iba a ser visitar la zona de Brera. En la línea verde de metro desde Porta Garibaldi se llegaba directo y enseguida a la parada Lanza Brera Piccolo Teatro, a partir de allí con nuestro mapa de la ciudad nos orientaríamos por uno de los barrios más exclusivos de Milán e incluso más elegantes de toda la vieja Europa. Nuestro tour comenzó nada más subir las escaleras del metro con la vista del Piccolo Teatro, que es un edificio bastante famoso en la ciudad pero que tampoco le encontré ese encanto que dicen que tiene, será que por dentro es muy espectacular, ya que su visión por fuera me dejó totalmente indiferente.

Caminando por la Via Tivoli y siguiendo por Via Pontaccio se adentra uno de lleno en el barrio de Brera, para ello voy a dedicar unas líneas que merece este singular sitio. Brera es un Milán totalmente diferente a todo lo demás, evoca a los barrios parisinos donde vivían los artistas como Montmartre, una arquitectura preciosa, calle con excelentes cafeterías, restaurantes y tiendas exclusivas de este barrio. Actualmente Brera es el barrio más caro de Milán y tiene pisos en alquiler de nueve mil euros por apenas 70 m2. Escuché que el jugador del Inter de Milán Samuel Eto'o estaba buscando casa por esta zona para instalarse a vivir en la ciudad mientras todavía vivía en el hotel. Pero no sólo es ese el encanto de Brera, también posee una de las mejores galerías de arte que es la Pinacoteca de Brera que comparte con una de las facultades más bonitas que he visto que es la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Milán.

Nuestra visita antes de comer fue a esta facultad que nos había recomendado nuestro buen amigo Miguel Ángel Tornero, él había estudiado allí en su año de Erasmus y quería desde aquí agradecerle los datos y pistas que me dio sobre Milán para hacer una excursión más completa por la ciudad. La visita a la facultad merece la pena porque es preciosa, tiene un gran patio de entrada donde hay diferentes esculturas y luego una vez dentro de los pasillos te encontrabas más obras expuestas y mucho alumno en versión perroflauta (como son estos artistas). Como ya se hacía la hora de comer buscamos diferentes sitios donde la clavada fuera leve, ya que como antes he mencionado este barrio es carísimo. Acabamos en uno de los sitios clásicos del barrio que es el Cafe Beverin que hace esquina entre Via Brera y Via Pontaccio, un poquito de pasta italiana y sin pedir postre hizo que el presupuesto no subiría mucho, además una amiga de Olga (Olivia) le dijo que en la facultad de Bellas Artes uno se puede tomar un café tirado de precio en un patio que tiene buenas vistas, así que para allá que nos encaminamos. El café dejaba bastante que desear para estar en Italia pero sí que es verdad que el patio era bastante chulo y merece pasarse uno por allí.

Bajando por Via Brera desembocamos en la Via Giusseppe Verdi e íbamos cerrando el círculo alrededor de la zona centro de Milán al pasar por la Iglesia de Sant Giussepe ya que al lado nos encontramos nuestro conocido Teatro della Scala, es una zona muy chula de visitar porque hay muchas tiendas para compras y muy bonitas pastelerías. Como aún había tiempo antes de nuestra visita programada dimos una vuelta por un lateral del Duomo en la Galería del Corso Vittorio Emanuele II donde se ubican varias firmas de moda y es una alegre calle peatonal con mucha vida, incluso como auténticos turistas nos hicimos fotos en el escaparate de la tienda de Ferrari. Esta galería desemboca en una de las plazas más bonitas de Milán que es la Piazza de Sant Babila comienzo o final, según se mire, de la zona de compras más exclusiva de la ciudad que abarca varias de las calles más famosas de la capital del diseño que son Via Bigli, Via Montenapoleone y Corso Giacomo Matteoti, que son zonas que posteriormente habría que explorar más en profundidad, pero eso será en otra entrega del viaje. Sé que puedo ser y seguro que al leer lo estaréis pensando que soy un poco pesado con los nombres y datos de las calles pero son sitios históricos donde han ocurrido y ocurren las diferentes tendencias de arte, diseño y moda del mundo Occidental.

Ya era la hora de ir a nuestra cita con Da Vinci y a través del metro de Sant Babila hasta Conciliazione nos encaminamos al Cenacolo Vinciano que se encuentra al lado de la Iglesia de Santa Maria delle Grazie en una zona que sino llega a ser por ir a ver esto no habríamos ido y que tiene su interés, ya que evoca a los barrios más céntricos de París, estaba siendo un día muy francés en Milán. De hecho la Piazza de Santa Maria delle Grazie es un lugar bonito y acogedor. Cuando llegamos para entrar tuvimos problemas porque resulta que la web de reservas se había equivocado y ya había pasado nuestra cita pero el hombre de la oficina fue muy majete con nosotros y nos dejó entrar con el grupo que ya se disponía a pasar porque quedaban plazas libres. No soy un entendido en arte ni nunca he pretendido serlo y más de cosas que se hicieron en otros siglos, el fresco sin llegar a ser espectacular tiene su encanto pero me parece que tiene una fama desmedida esta obra sólo porque la pintó un genio como fue Leonardo Da Vinci, a mí de este personaje me interesan más sus inventos y su carácter humanista apostando por la investigación y la creación.

Tras la visita cultural, en la Piazza de Santa Maria delle Grazie vi pasar un tranvía que iba a San Siro y podría haber tenido la oportunidad de ir a ver el estadio que comparten Inter y Milán pero se iba a hacer muy tarde y pensé en un plan que me gustaba más y que me apetecía más hacer que era salir a tomar algo por la noche al Navigli. Así que tomamos el metro para hacer transbordo en Cadorna y volver al hotel para ponernos guapos. Una vez preparados bajamos también en metro hasta nuestra conocida parada de Porta Genova y está vez no íbamos a tomar el aperitivi sino que íbamos a cenar en uno de los más prestigiosos restaurantes de toda Italia, El Brellin (web: Restaurante El Brellin). Por fuera el sitio es muy bonito pero por dentro gana aún más enteros con una decoración tradicional italiana, una chimenea y un servicio muy atento. Recuerdo que Olga acertó mejor en su elección que yo y hicimos una gran cena, tampoco fue muy caro y me encantó haber estado en este restaurante. Después cerca del puente y casi tocando con Via Gorizia tomamos un mojito y un mai thai en uno de los pocos sitios que había animados para ser un martes.

Estaba cayendo la medianoche sobre Milán y tras apurar nuestros licores nos fuimos para casa antes de que nos encontráramos el metro cerrado y tuviéramos que buscarnos la vida para encontrar un taxi, además a esas horas en Via Vigevano había un ambientillo muy chungo que no molaba nada y que no invitaba a quedarse a altas horas por allí, viendo la luna en Porta Genova y tomando un último Brugal en la habitación del hotel acababa otra jornada que fue muy completa. Nos quedaba otro día completo por la ciudad y haríamos un plan que todo turista tiene que hacer por Milán, ir a las tiendas de las grandes marcas de moda a dar una vuelta.



Piccolo Teatro di Brera.



Via Pontaccio. Cafetería el Beverin.



Via Brera.



Pinacoteca di Brera.



Patio Central de la Facultad de Bellas Artes.



Barrio de Brera.



Corso Vittorio Emanuele II. Al fondo el Duomo.



Piazza della Conciliazione.



Piazza Santa Maria delle Grazie. Tranvía.



La última cena. Leonardo Da Vinci.



El Brellin, donde íbamos hacer nuestra particular última cena en homenaje a Da Vinci.



Y para terminar unos cocktails ricos, ricos y con fundamento.

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