El miércoles 18 de Marzo era nuestro último día completo por Lombardía, lo íbamos a dedicar a una de las cosas que son indispensables para hacer en Milán y era ir de compras y escaparates por una de las capitales mundiales de la moda, junto a París, Milán son las dos capitales europeas de la moda y el diseño, se antoja imprescindible ver lo que allí se cuece. Había otro plan que era ir a pasar el día al Lago Como que es un sitio precioso pero no nos podíamos ir de Milán sin antes haber hecho unas compras y como hasta el momento no habíamos tenido tiempo pues pensamos hacer un día más relajado para terminar nuestras mini vacaciones. En otro momento se puede volver al Lago Como a ver la casa de George Clooney.
Antes de ir al meollo capitalista nos dirigimos a Centrale FS para buscar algún Internet Café y así poder sacar nuestras tarjetas de embarque del vuelo que teníamos al día siguiente con Iberia, así aprovechamos e hicimos unas fotos por fuera de esta impresionante estación y a uno de los edificios míticos de la ciudad que es el Edificio Pirelli, que es casi tan alto como el Duomo. Una vez que ya conseguimos imprimir nuestro vuelo nos fuimos al metro para ir a la parada de Montenapoleone y bajar de nuevo para observar la construcción del hotel Armani.
Esa mañana íbamos a completar el cuadrado de oro de la moda en Milán que lo componen Via Montenapoleone, Via Santo Spinto, Via Manzoni y Via della Spiga, con especial importancia a la primera calle que he citado que es donde se reúnen las mayores firmas nacionales e internacionales de alta costura. No soy ningún devoto de la moda y las tendencias pero lo que se ve allí es digno de admirarlo alguna vez en la vida, los escaparates y tiendas de Chanel, Yves Saint Laurent, Armani, Bulgari, Salvatore Ferragamo, Rolex y Omega entre otros eran espectaculares, todo un mundo de lujo y glamour concentrado en una calle de apenas 500 metros. Los precios obviamente y como todo el mundo se puede imaginar eran prohibitivos, sólo al alcance de bolsillos como los de Paris Hilton, Victoria Beckham o el anteriormente citado George Clooney. Para que os podáis hacer una idea en Armani su escaparate estaba decorado con una Harley Davidson donde al lado había un maniquí con un vestido puesto al precio de doce mil euros. Ya no sólo eran los trajes, relojes o perfumes, sino que todas las tiendas estaban decoradas con exquisita elegancia con flores, enredaderas por fuera y todo muy bonito. Puede sonar que el plan es absolutamente femenino porque es relativo a la moda pero yo salí encantado de esa calle.
Una vez que abandonamos Montenapoleone (donde podría vivir toda mi vida) nos encaminamos a través del Corso Venezia a la calle más pequeña de este cuadrado de oro que es Via della Spiga donde los bolsos de Armani y Chanel estaban expuestos dentro de unos cuadros con su marco incluido, en Via della Spiga la calle es peatonal y terminamos por llevarnos la última sorpresa en cuanto a marcas a nivel mundial, nos encontramos delante del escaparate de Tiffany's, que no es ni mucho menos la franquicia de Nueva York pero que se encuentra en un lugar privilegiado dentro de la ciudad. En esta calle me pararon a contarme una movida de no sé que ayuda humanitaria, todo muy amable y gentilmente me pidieron una donación. En la hoja de donaciones había gente que había puesto ayuditas de 100-50 euros de media, seguro que yo quedé fatal porque le dí un par de euros e iba que se mataba. Terminamos nuestra vuelta de tiendas caras donde no íbamos a comprar nada en la Piazza de San Babila donde recuerdo que entré en la tienda de Hugo Boss y me puse a probarme chaquetas, Olga se moría de vergüenza porque decía que para que entrábamos ahí si total era muy caro pero yo quería darme el gusto de probarme alguna de esas chaquetas caras, incluso el personal de la tienda se ofrecía a que si quería me las hacían a medida, eran unos precios módicos de seiscientos-setecientos euros la chaquetita. Eso sí, en el Corso Vittorio Emanuele II fuimos a la gran tienda de Zara que allí han montado y me compré una chaqueta.
Como no somos del imperio Hilton ni Rockefeller, como simples y llanos mortales nos montamos en el metro de San Babila para encaminarnos a la parada de Lima donde hay una zona ahí que también tiene moda italiana pero a precios normales y competitivos, grandes almacenes, tiendas de Mango y H&M's. Nada más bajar del metro de Lima te topas con otra de las grandes avenidas de Milán, el Corso Buenos Aires, como ya era tarde paramos por allí a comer en una cafetería normal y corriente donde también comimos pasta como el día anterior, algo ligero para esta vez sí comprar algo y no sólo limitarnos a observar. De hecho no se nos dio mal del todo porque en los almacenes Oviesse me compré dos pares de pantalones a buen precio y tenían muchas cosas interesantes. Después dimos una vuelta por todo el Corso Buenos Aires que estaba lleno de tiendecitas, recuerdo que me fui con amargura de esa calle porque encontramos una tienda de sombreros que estaba regentada por una pareja de viejecitos. Tenían sombreros de todo tipo, incluidos de la marca Borsalino, me probé uno que estaba bastante bien pero tenía una pega, tenía mucha ala el sombrero. El viejo se ofreció a que cortábamos el ala que hiciera falta para dejarlo a mi gusto pero el mayor problema venía por el precio, 115 euros el sombrerito. Todavía me acuerdo de ese sombrero y a día de hoy no se si hice bien o mal no comprando esa pieza.
Al final del Corso Buenos Aires se llega a otra de las zonas muy bonitas de Milán que es la Porta Venezia, otra de las antiguas entradas de la ciudad junto a Porta Garibaldi o Porta Ticinese, como ya estaban cerrando los comercios y llevábamos varias horas de tiendas decidimos comprarnos un helado italiano de esos tan ricos y dar una vuelta por los jardines de Giardini Publicci Indro Montanelli. Tranquilamente daríamos una vuelta y fumaríamos en este bonito parque cuya salida al Corso Venezia muestra una de las calles con mejor arquitectura de edificios de todo Milán. En las fotos que vienen ahora después lo podréis contemplar. Tenía pinta de zona ministerial y del sector bancario, muy parecida a la zona de Banco de España en Madrid.
Era la hora de volver a casa con todas nuestras bolsas y desde Porta Venezia fuimos a despedirnos del Duomo dando otro pequeño paseo para coger el metro y llegar de nuevo a la Stazione Centrale. Una vez que estábamos allí, íbamos a coger el metro hacia Porta Garibaldi y nos llevamos otra de las sorpresas desagradables del viaje. En ese momento van los del metro y se ponen de huelga para protestar contra Berlusconi, así que en 5 minutos nos vemos desalojados del metro en medio de la calle y las paradas de taxis a rebosar con una cola de gente de más o menos una hora para poder coger un taxi. No dudo que esta gente del metro tuviese razón en su conflicto, aunque lo desconozco, pero el nivel de absurdez y paranoia de la gestión del gobierno italiano es caótica y desastrosa. Así pasa, que fríen a los ciudadanos a continuas huelgas que dan una visión de pulso de gobierno vs trabajadores dejando una impresión tercermundista del país y de poca cercanía de los políticos con su pueblo.
Con una gran dosis de paciencia por parte de Olga y yo cogimos el mapa y a partir del edificio Pirelli echamos a andar hasta el hotel, no estábamos muy lejos pero el paseíto final fue de casi una hora hasta que encontramos nuestro hotel. Llegamos destrozados por la caminata, además de tener que llevar las bolsas encima. Habíamos andando mucho ese día y descansamos un poquito porque ya era tarde y queríamos tomar nuestro último aperitivi en Milán. No nos matamos a pensar y enfrente del hotel repetimos de nuevo en el Movida para despedirnos de él antes de volver a Madrid. Luego subimos a la habitación a darnos una ducha y pensar que haríamos por la noche.
Yo tenía pensado ir al Tunnel Milano que se encuentra en la Via Sammartini, 30, muy cerca de la Stazione Centrale (web: Tunnel Milano) pero el cansancio nos podía las ganas de coger el metro otra vez después de la desagradable sorpresa. Así que nos fuimos con muy acertado criterio al mejor garito de la zona de Corso Como, al Corso Como 10 (web: 10 Corso Como). Este garito tiene varias funciones, es coctelería, restaurante, galería de arte, tiene un hotel pequeñito de apenas 4 habitaciones y una tienda. La verdad es que el sitio es precioso, el cóctel nos salió carete pero merece la pena sentarse a disfrutar de la noche, por dentro luces ténues con decoracion vintage y por fuera multitud de plantas y maceteros con focos en el suelo que conforman un jardín maravilloso. Brindamos Olga y yo por última vez en el Corso Como 10 felicitándonos por el excelente viaje que habíamos hecho. Habían sido unos días muy buenos por Milán y de camino al hotel vimos la luna llena y descansamos para al día siguiente tomar nuestro vuelo de regreso, esto todavía no ha terminado.
Stazione Centrale.
Edificio Pirelli.
Via Montenapoleone. Tienda Versace.
Via Montenapoleone. Patio interior de la tienda de Armani.
Via Montenapoleone. Diseños de alta costura.
Iglesia de San Babila.
Via della Spiga.
Tiffany's. Desayuno con diamantes.
Corso Buenos Aires.
Porta Venezia.
Jardines de Giardini Pubblici Indro Montanelli.
Corso Venezia.
Corso Venezia.
10 Corso Como.
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