miércoles, 29 de diciembre de 2010

Kiitos Helsinki. Día 1.

El jueves 6 de Agosto fue nuestro primer día completo en Helsinki, amanecimos bastante tarde porque a nosotros nos gustan los viajes de varios días a un sólo sitio y descubrirlo tranquilamente, en nuestra calle de Kauppiaankatu había un gran silencio solamente interrumpido por alguna gaviota del puerto. De nuevo al salir a la calle ves que hay muy poca gente, apenas hay coches circulando, alguna bicicleta merodeando por allí y el tranvía con apenas gente dentro.

Nos encaminamos al edificio que más cerca teníamos de casa que es la Catedral de Uspenski, la catedral ortodoxa de la ciudad, un bonito edificio de ladrillo rojo donde tiene once torres que simbolizan a los once apóstoles de la Biblia. Dimos una vuelta por allí porque la catedral está en una colina en lo alto y se divisaban unas bonitas vista de la ciudad. Como ya era un poco tarde debido a nuestra pereza inicial nos fuimos directamente al Mercado del Puerto para ver que había por allí y ver si podíamos comer. El Mercado es muy pequeñito, de hecho el mercado de mi pueblo es más grande que el de la capital de este país, pero a su vez era encantador, vendían varios productos procedentes de Laponia como pieles, sombreros, lapices hechos a base de cuerno de reno, productos artesanos, fruta y por suerte había varios puestos de comida donde te servían principalmente pescado y tenías unos bancos donde podías ir con tu plato y comer directamente allí. Había mucho salmón, pescadito, calamares y varias cosas para acompañarlo como patatas, arroz o pasta. Así que nos quedamos allí a comer tranquilamente y al lado nuestro había una pareja española ya mayores que no sería la única vez que nos encontramos, posteriormente los veríamos en otro país.

También para los días de invierno el mercado tiene cafeterías cubiertas que se encuentran a 18ºC y así poder tomar algo calentito, obviamente ese día no estaban cubiertas porque contrariamente a lo que pensábamos en Helsinki hacia un día perfecto de verano, creía que íbamos a pasar mucho más frío en esta ciudad y fue una sorpresa comprobar que se está más bien muy a gusto con temperaturas rodando los 20-25ºC que no es el calor peninsular agobiante. Como vimos la noche anterior pero sin puestos del mercado fuimos a la estatua de Havis Amanda que es donde se encuentra el stand de información turística de la ciudad y cogimos unos cuantos mapas. Esta vez no teníamos recepción en el hotel y nadie nos podía ayudar para nuestras dudas. Además en el kiosko compramos un abono transporte para el tranvía y bus por 5 días. Estábamos en una de las calles principales de la ciudad que en sueco es Norra Esplanaden y en finés Pohjoisesplanadi, como podéis leer es super complicado este idioma. Esta explanada tiene un parquecito donde hay una casa de música y los viejos esperaban su concierto de la tarde, había calesas para dar un paseo por la ciudad y por fin encontramos un poco más gente, porque seguía con la extraña sensación de que allí vive muy poca gente.

De hecho había a un lado del parque un gran tumulto de gente, en concreto en la puerta del hotel más famoso de todo Finlandia, el Hotel Kämp. Algo se movía por allí y fuimos a mirar. Resulta que ese día tocaba Madonna en Helsinki, vimos su coche de cuando salía del hotel para ir al concierto. Hay que mencionar el hotel Kämp porque es un sitio precioso, con clase. En la Segunda Guerra fue un punto de encuentro para conspiraciones y diversas tácticas del ejercito nazi. Por ahí nos desviamos por Mikonkatu para llegar a la calle principal de la ciudad, la calle de las compras, Aleksanterinkatu, al ser principal es una calle bastante amplia y grande que en el final se encuentran los almacenes Stockmann que es como el Corte Inglés de aquí, había muchas tiendas de ropa y franquicias como Zara. Una particularidad de esta calle es que nunca vas a ver nieve en ella porque por debajo tiene cañerías con agua caliente para evitar la congelación de esta vía. Justo al lado de los almacenes Stockmann está el Monumento a los trabajadores. Aleksanterinkatu es el equivalente a la Gran Vía madrileña pero no tenía nada que ver, no hay casi coches, algunas personas en bici y el bullicio era inexistente. Me estaba resultando una sorpresa esta ciudad.

Con nuestro mapa de la casa de turismo vimos que estábamos al lado de la estación central de tren Rautatientori, así que habíamos completado el trayecto que la noche antes hicimos en taxi pero está vez andando, como se puede comprobar es una ciudad muy cómoda para moverse. Nos dimos una vuelta por la estación para verla por dentro, es un edificio bastante nuevo y digno de ver. Enfrente hay un teatro y un museo y descubrimos varios bares por la zona que nos dio la pista que por ahí alguna noche tendríamos que salir. Por casualidad nos topamos con el único Ice Bar que existe en la ciudad, está en el restaurante español Bodega situado en Yliopistonkatu. Así que como no teníamos nada mejor que hacer a esa hora probamos la experiencia, era bastante pequeñito y entramos con unos ingleses. Me decepcionó bastante porque el de Reyjkavík es bastante más grande. Pero bueno, nos tomamos unos vodkas con zumo que para las 5 de la tarde está bien jejeje...

Al salir del bar le mandé un SMS a Tuomas porque habíamos hablado por email de quedar por allí cuando llegásemos y enseguida me llamó por teléfono para hablar y quedar por la ciudad. Pronto iba a salir de trabajar y había quedado con Anna y sus amigos, así que nos invitaba a venirse con nosotros y encantados aceptamos la invitación. Como todavía quedaba una hora para quedar con ellos, cogimos el tranvía 4 hacia Katajanokka para descansar un rato en el hotel, ahí descubrimos que en la TV pública ponen la serie 'Los Serrano' por las tardes. Nuestro punto de encuentro fue la estación central Rautatientori y fue fácil vernos a pesar de no conocernos, como llevo diciendo en el viaje, no hay mucha gente. Además que podría haber sido un poco complicado porque Tuomas es rubio como la gente de por allí, aunque era más fácil conocernos a nosotros.

Tras la presentación Tuomas nos comentó el plan, primero iríamos al Lasipalatsi que es la zona que se conoce como el Palacio de Hielo, al lado de otra de las zonas más comerciales de Helsinki y que pasamos luego mucho por allí, es Kamppi. En una gran explanada donde no hay nada de tráfico había muchas mesas puestas en plan picnic al exterior y gente bebiendo cerveza, charlando animadamente y con música. Tuomas nos presentó a sus amigos y a Anna-Kaisa y en todos había una pregunta en común, porque nos dio por viajar a Helsinki, ellos como que no entendían que alguien vaya de vacaciones a esta ciudad, si para ellos no hay casi nada. Yo les decía que me interesa la cultura escandinava y que al ser un sitio pequeño me encantaba, era fácil moverse y que no habrá tantos eventos como en Madrid pero siempre hay algo que hacer. Además me daba igual que no hubiese muchos monumentos históricos, lo que importaba era el conjunto de la ciudad y es muy bonita. Fue una pregunta constante durante las noches que salimos por Helsinki, ya que gente desconocida hablaba con nosotros en los bares y cuando nos preguntaban de donde veníamos, lo siguiente era preguntar porque habíamos elegido este país para viajar.

Pasamos un buen rato tomando cervezas con nuestros nuevos amigos finlandeses, hablábamos de Finlandia, de España, de música, algo de cine y Tuomas nos comentó que después iba a una fiesta que habían organizado unos amigos suyos de despedida de una amiga que se iba a Bruselas a trabajar y que estábamos invitados. Antes de marchar para dicha fiesta, bajamos al centro comercial subterráneo que hay en Kamppi y nos compramos nuestras bebidas para la fiesta y un presente para la despedida. Es curioso el concepto de esta gente para las fiestas, cada cual lleva su bebida y eso es sagrado. La fiesta era en un sitio de estos que no son nada turísticos, eso es algo que me gustaba mucho de Tuomas porque el estaba empeñado de enseñarnos sitios de su ciudad que no fueran los típicos y tener otra visión de Helsinki. A mi eso siempre me ha interesado. La localización era una antigua fábrica de gas cerca del barrio de Sornäinen. Para llegar hasta allí nos fuimos en metro y aquí tengo que hacer un inciso. El metro de Helsinki es inigualable, es imposible perderse, es una única línea con 7 estaciones. Como ya he comentado en más aspectos de la vida diaria de allí, como no, había también muy poca gente, ya quisiera yo ir así en Madrid. Fue nuestro único viaje en ese transporte, el tranvía te lleva a todos lados prácticamente.

Esta fábrica de gas donde nos encaminábamos nos comentó Tuomas varias cosas de ella, era un sitio abandonado, en sus paredes estaba permitido hacer graffitis y así los chavales podían pintar allí lo que les diese la gana y no estar haciendo pintadas por la ciudad. Al fin de semana siguiente se celebraba allí uno de los mejores festivales de música en cuanto Pop de Europa, el Flow Festival, que os dejo la web por aquí Flow Festival. Fue una pena no ir unos días después porque podría haber ido con Tuomas de conciertos por Helsinki, me acuerdo que el día que volvía para Madrid, tocaba en Helsinki el grupo alemán Krafwerk, todo un putadón. El sitio donde se celebraba la fiesta estaba muy bien, una casita de madera, decoración nórdica y los amigos de Tuomas que enseguida nos integraron al grupo. Uno de ellos me contó que había estado viviendo en Nicaragua, que le gustaba Aki Kaurismaki y se esforzaba por comunicarse con nosotros en español, lo nunca visto, eso en España es prácticamente inconcebible. Otro chaval muy majete y ya en inglés me contó que hizo el Erasmus en Berlín y conocía la discoteca Tresor. La verdad es que lo pasamos muy bien y deseamos suerte a la amiga de Tuomas en su estancia en Bruselas.

Anna-Kaisa se retiró pronto a casa porque tenía cosas por hacer y Tuomas continuó con nosotros porque él en verano trabajaba de Lunes a Jueves y para aprovechar que hace mejor tiempo cobraba algo menos y los Viernes no trabajaba. Nos llevó a otro sitio cerca de Sornäinen que estaba muy chulo, había que atravesar como una especie de puente para llegar a la puerta. Dentro coincidieron con él unos amigos suyos de México que vivían por el barrio. Fue muy curioso porque los mexicanos no sabían que Tuomas hablaba español, siempre hablaban en inglés entre ellos. Debido a mi mal inglés descubrieron el secreto de Tuomas. Hacia a la 1 a.m. optamos Olga y yo por retirarnos, quedamos con Tuomas que al día siguiente podríamos hacer una excursión por un pueblo cerca de Helsinki que decían que estaba muy bien, se llama Porvoo. Tuomas se quedó con sus colegas en el bar y nosotros tuvimos que buscar algún autobús que al menos nos acercará al centro, fue un rato un poco malo y menos mal que con Tuomas al darle la dirección del hotel memorice la extraña dirección del hotel, por eso nunca se me va a olvidar la calle Kauppiaankatu. Al final no hizo falta coger un taxi, pasó un bus.

Al llegar al centro y que estábamos sin cenar buscamos por la estación de tren algo de comer y se nos juntó que todo el mundo volvía del concierto de Madonna, así que nos tocó hacer cola para comprar unos perritos calientes en Aleksanterinkatu. Que ricos nos estuvieron esos perritos porque veníamos hambrientos. Después de la frugal cena decidimos andar hasta el hotel porque ya nos sabíamos el camino de memoria. Fue un buen paseo cerca del puerto, ya nos habíamos quitado la sensación a que todo era desconocido y pensaba que íbamos a pasar unos grandes días por allí. La luna estaba encima de la Catedral de Uspenski.



Catedral de Uspenski.



Vistas del Puerto desde la catedral de Uspenski.



Ayuntamiento de Helsinki.



Mercado del Puerto.



Puestos de comida en el Mercado.



Nuestra primera comida en el Mercado.



Norra Esplanaden.



Hotel Kämp.



Monumento a los trabajadores.



Aleksanterinkatu.



Bodega. Ice Bar.



Antigua fábrica de gas en Sornäinen.



Fiesta de despedida de Laura.

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