El domingo 9 de Agosto como buen domingo que se precie y que es el día del Señor nos levantamos a las mil tras el reventón que llevábamos de hacer cosas por la ciudad. Decidimos que íbamos a pasear por el Senaatintori que es la Plaza del Senado en Helsinki, lo teníamos muy cerca y habíamos pasado varias veces por el sitio y queríamos verlo en profundidad. Esta Plaza es la más turística de la ciudad, hay una estatua de Aleksander II que fue el rey que logró la autonomía de Rusia para Finlandia. La Plaza obra del arquitecto Carl Ludvig Engel es una réplica en pequeño de la que hay en San Petersburgo, en el centro está la Iglesia Luterana de San Nicolás que tiene la característica que se puede visitar su cripta, incluso tienes una cafetería en dicha cripta. A un lado de la Iglesia está el edificio de la Universidad y la biblioteca, al otro lado está la casa del Primer Ministro. Una plaza para sentarse en un día de sol y respirar tranquilamente pensando las películas que se hicieron allí como Reds de Warren Beaty o ya la mencionada Night on earth de Jarmusch.
Bajando por la calle Katariinankatu donde está la única cabina de teléfonos que existe en el país, fuimos a dar un paseo de domingo por la Norra Esplanaden para ver el ambiente, esta avenida ya forma parte del Design District y entramos en algunas tiendas para hacer unas compras, yo recuerdo que compré un par de mantas chiquititas de renos y algún recuerdo más, además había una tienda que sería la delicia para cualquier niño, todo el año en la tienda es Navidad y es super bonita con esa decoración navideña, que al contrario que en España, no es nada recargada. Había muchos Santa Claus, elfos, una música tranquila que te relajaba y no el típico villancico taladradoso que al final acabas hasta las narices de él.
Como la noche anterior no pudimos ir al restaurante asiático nos íbamos a desquitar para comer este domingo, el sitio en cuestión se llama Wrong situado en Yyliopistokatu 5, cuya web dejo por aquí Restaurante asiático Wrong. Un sitio así moderniki de comida japonesa donde te preparan el plato al instante y ves como te lo hacen. Además su especialidad son los noodles que a mí me encantan. Tras comer muy tranquilamente nos dirigimos a Aleksanterinkatu para coger el tranvía e ir al apartamento, en dicho tranvía coincidimos con una chica finlandesa que se puso a hablar con nosotros y nos contaba que a la semana siguiente se iba de vacaciones a Torrevieja y le parecía raro que viniesen españoles por aquí de vacaciones. Al pasar cerca de la Plaza del Mercado le preguntamos que si el barco gigante de la línea Slija Line que estábamos viendo en la terminal del puerto era el que iba a Tallin y cual fue nuestra sorpresa que nos dijo que no, que ese barco tenía destino Estocolmo. Al día siguiente teníamos comprados los billetes para ir a Tallin, así que nos entraron dudas y fuimos a la terminal que está al final de Eteleranta para preguntar donde teníamos que coger el barco y estábamos completamente equivocados donde lo teníamos que coger, era en otra terminal del puerto de Helsinki que estaba en la otra punta de la ciudad. Menos mal que vimos a esa chica en el tranvía y se nos ocurrió ir a preguntar desde donde salía el barco, porque sino al día siguiente no hubiésemos llegado a zarpar en nuestro barco.
Una vez aclaradas nuestras dudas fuimos dando un paseo por la Plaza del Mercado, para la tarde del domingo no teníamos plan, cogeríamos la sauna y descansaríamos un poco. Habíamos hablado con Tuomas que si el domingo le apetecía podríamos ir a su cabaña en el lago que tiene fuera de Helsinki, pero que si estaba cansado por la despedida de soltero que no se preocupará, que ya lo haríamos en otro momento. Pues cuando ya estábamos llegando al apartamento nos llamó y nos preguntó que si nos apetecía ir para allá, que como lo veíamos. Por nuestra parte no había ningún problema, sólo le decía que si estaba cansado que lo dejase, pero al final se animó y dijo que sí, que hacíamos la excursión y así teníamos un plan alternativo para la tarde del domingo, también iba a llamar a Anna-Kaisa que creo que estaba de camino desde Tampere y podríamos cenar los cuatro juntos en su cabaña.
Una hora después Tuomas nos recogía puntualmente, como son ellos, en la puerta del Stay At Senate, hubo una cosa que me pareció muy curiosa porque a la salida de la ciudad por la zona que nos encontrábamos hay un poco más de tráfico y para Tuomas aquello le parecía un atasco, cosa que eso en Madrid no es nada, porque tampoco es que hubiese muchos coches, en la calle que vivo yo en Madrid pasan muchísimos más coches. Al final el plan quedó en que íbamos a la cabaña esa tarde-noche pero no nos quedábamos a dormir, ya que, Tuomas nos invitaba a pasar la noche, pero le dijimos que como al día siguiente nos íbamos a Tallin habría que madrugar mucho para coger el barco y que él que encima no trabajaba ese lunes, pues no queríamos hacerle madrugar para llevarnos a Helsinki de vuelta.
De nuevo en el coche de Tuomas al igual que el viernes cuando fuimos a Porvoo salimos a los bosques que hay al lado de Helsinki, nunca deja de impresionarte como cambia el paisaje en apenas 3 km, pasas de estar en todo el centro de la ciudad a un gran bosque lleno de madera y de casas alejadas de toda civilización. Los finlandeses tienen un gran vínculo con la naturaleza y en muchas de las casas ni siquiera hay agua potable ni electricidad, quieren vivir la experiencia con la naturaleza lo más cercana posible, nosotros ahora íbamos a probar algo parecido. Hicimos una parada en un mall gigante que hay de camino hasta la cabaña para comprar la cena. Compramos vegetales para hacer una ensalada y un lomo de salmón que tenía muy buena pinta, Tuomas se encargaría de asarlo a la brasa. Carnes no compramos porque nuestro amigo es vegetariano y no come carnes, pescados sí.
Tras prácticamente una hora de camino y metiéndonos por caminos aislados de todo y algunos sin asfaltar, llegamos por fin a la cabaña de Tuomas. Esta es la parte que más me va a costar escribir, porque es muy difícil describir lo bonito y podría decirse mágico que era aquel lugar. Una cabaña de madera, un embarcadero y enfrente un lago precioso donde no hay persona en el mundo que no quiera quedarse a vivir allí para siempre. Luego pondré las fotos y veréis lo bonito que era el lugar. Anna-Kaisa ya había llegado a la cabaña, pero no estaba, se había ido por el bosque a buscar setas y así las haríamos para la cena. Mientras tanto Tuomas sacaba un poco de agua del pozo que tenía la casa para preparar la cena y taló unos troncos para calentar la sauna, porque la casa tenía sauna pero era la tradicional, sin electricidad. En principio a nosotros no nos dejaban hacer nada y Tuomas nos dijo que cuando se calentase la sauna pues que nos metiéramos nosotros y nos bañamos en el lago. Mientras él iba preparando el salmón en una especie de tabla para ponerlo junto al fuego que había hecho. En estas llegó Anna-Kaisa y compartimos una cena al atardecer en el embarcadero, mientras mirábamos a una familia de patos que estaba cerca de nosotros y que Tuomas nos explicó que iban todos los años por allí, que ya los tenían familiarizados. Ya que no habíamos dado ni palo, nos ofrecimos a limpiar nosotros para dejar la casa lo más ordenada posible, mientras nuestros amigos disfrutaban ellos de la sauna. Me enseño la planta de arriba de la casa y tenían palos de hockey para en invierno cuando se congelase el lago jugaban al hockey sobre hielo, se ofrecieron también a sacar el barquito por si queríamos navegar un rato sobre el lago. La decoración de la cabaña era también muy bonita, con muebles y utilitarios antiguos, te sentías como el abuelo de Heidi.
Siempre recordaré esa tarde de Agosto en Finlandia y todo se lo tenemos que agradecer a Tuomas, fue muy generoso con nosotros, antes de irnos le dimos un regalo en forma de botella de ron añejo que habíamos comprado en el duty free del aeropuerto, un pequeño detalle por todo lo que había hecho por nosotros. A la vuelta en el coche hablábamos de música y cine, recuerdo nuestro gusto compartido por el grupo sueco The Hives y de la película de Werner Herzog 'Grizzly Man'. Olga estaba encantada de haber descubierto ese pequeño paraíso y se llevaba muy bien con Anna-Kaisa. Llegamos un poco tarde a Helsinki pero mereció la pena y fue una experiencia que uno siempre quiere repetir. No sería la última vez que vimos a nuestros amigos en Finlandia, hablamos de quedar una vez más antes de que nos fuéramos para despedirnos. Nos habían hecho pasar unos días inolvidables y recuerdo que el chaval nos dijo, además de ver lo que todo el mundo ve de este país yo quiero enseñaros algo más y así estáis un poco más cerca de lo que es la vida cotidiana de aquí. Me encantó que lo dijera porque es justo lo que me gusta hacer en las vacaciones, ir a un sitio desconocido y ser como uno más de allí en la medida de lo posible, compartir unos días con un pueblo diferente.
La luna sobre Kauppiaankatu estaba bajando y quedaban pocas horas para el madrugón que nos teníamos que dar para nuestro próximo destino, haríamos una excursión de un día a Tallin. Los finlandeses dicen que Tallin sí que es una ciudad con muchas cosas para ver, al contrario que Helsinki donde para ellos no hay nada. Además van mucho por allí, el alcohol es mucho más barato en Estonia. Pero todo esto lo detallaremos en la siguiente entrega. Con una sensación de relajación infinita me dormí con el sonido un tanto desagradable de las gaviotas del puerto.
Senaatintori. Plaza del Senado.
Edificio de la Universidad. Biblioteca nacional.
Vistas desde la Catedral de San Nicolás.
Cripta de la Catedral.
Cabaña de Tuomas en el lago.
Embarcadero y Lago.
Lago.
Otra casita en el lago.
Atardeciendo en el Lago.
Preparación finlandesa de salmón a la brasa.
La cena estaba lista.
Anna y Tuomas, gracias amigos!!!
Anocheciendo en el Lago, como una aurora boreal.
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