El miércoles 25 de Agosto fue nuestro día turístico a pie por excelencia en nuestro viaje, vimos un montón de lugares y culminamos la tarde visitando el Tívoli. Por la mañana no nos costó mucho levantarnos ya que en Kobenhavn no te acuestas muy tarde entre semana porque los sitios no cierran muy tarde. Me encontraba mejor que el día anterior así que planteamos hacer la ruta a pie y en principio ver más sitios de nuestro barrio. Desde la ventana se veía el Palacio de Amalienborg que es donde viven los reyes de Dinamarca con la famosa Mary Donaldson, la mujer de Federico de Dinamarca. Así que nos dirigimos a este lugar tan turístico y echamos un vistazo, el sitio guarda una sorpresa y es que enfrente se encuentra una bella obra arquitectónica que es La Ópera, un edificio de reciente creación que es espectacular y digno de ver. Además estábamos en una de las zonas más nobles de la ciudad. Muy cerca se encuentra otro de los famosos hoteles de Copenhague que es el Admiral Hotel, un edificio más antiguo pero muy bonito también.
Nuestro pasos se encaminaron hacía donde está el monumento más visitado de Kobenhavn, que es la estatua de la Sirenita que ya sabíamos que no estaba porque la habían trasladado ese verano a la exposición universal de Shanghai, pero lo de menos es esta pequeña estatua, queríamos visitar este bonito barrio alrededor del Palacio de Amalienborg porque hay muchas cosas más que ver y que nadie nunca las menciona, en primer lugar ves algunos de los mejores edificios de viviendas en Copenhague, una réplica del David de Miguel Ángel que parece el real y el Kastellet, una fortificación nórdica que tiene al lado la iglesia anglicana de St's Alban y una de las fuentes más bonitas que he visto Gefionspringvandet, como leéis un nombre impronunciable. Una fuente donada por Carlsberg y que recrea la creación de la isla de Zelandia, donde está situada Copenhague. La zona seguía llena de turistas ávidos por ver a la pequeña sirenita y yo creo que más de uno se llevó la sorpresa de que no estaba por allí.
Hicimos un alto en el camino en el Churchill Parken, este parque está al lado de la iglesia de St's Alban y tenías unas bonitas vistas al Kastellet y al otro lado tienes el puerto de Kobenhavn, así que allí nos quedamos a comer después de la caminata dada, en un restaurante de verano que era una casita de madera, todo muy Hansel y Gretel. Como el tiempo acompañada y hacía sol, comimos rodeados de ardillas, patos y muchos asiáticos con cámaras retrantándolos. Siendo nuestro primer día completo en la ciudad no hacíamos más que andar sin utilizar el transporte público porque nos apetecía descubrir la ciudad y después de comer dimos un largo paseo a través de Esplananden y Store Kongensgade viendo alguna que otra tienda con precios prohibitivos para bolsillos de Europa del Sur. Íbamos un poco a ciegas pero el camino nos indicó que llegaríamos tras un rato y parando a tomar un refresco a otro de los jardines que tantos tiene esta ciudad, Rosenborg Slothave, un bonito parque para relajarse dominado por un castillo y donde gente del ejército danés estaba haciendo sus ejercicios de instrucción. Allí nos quedamos un rato sentados al sol para disfrutar del parque y la tranquilidad.
Si sales por detrás del castillo de los jardines de Roserborg vas directamente a parar a la Oster Voldgade donde está el jardín botánico (Botanisk Have), así que de parque en parque hicimos la jornada, ya que, había que aprovechar el Sol de ese día. Además en este lugar no había casi nadie y así la jornada se hacía más tranquila y relajada, el sitio tiene un invernadero muy bonito, comparable a la casa de las Palmeras de Viena. Muy cerca está el Statens Museum for Kunst, un lugar que tenía planeado visitar el viernes para un evento que en otra entrada comentaremos. Después de nuestro gran vueltón por los parques daneses, volvimos a la civilización a la plaza de Norreport, un punto neurálgico de la ciudad donde hay mucha vida alrededor de su estación central. Como todavía era muy temprano por la tarde decidimos que desde allí cogiendo el tren llegaríamos en un momento a Kobenhavn Central y experimentaríamos nuestro primer viaje en tren. Además nos dimos cuenta que desde allí se podía coger el tren a la ciudad sueca de Malmö, un destino que teníamos planeado para otro día.
Kobenhavn Central es un punto de imprescindible visita cuando se va a Copenhague, no sólo para moverte como viajero, sino porque la estación es una maravilla arquitectónica, pierde algo de encanto por el constante bullicio de gente que viene y va, pero no es precisamente el bullicio de Atocha. Hicimos una pequeña parada en la estafeta de correos para enviar una postal a Oli, la amiga de Olga, es una cosa que le prometimos y fue muy rápido, curiosamente no había casi nadie allí. Ya que estábamos al lado del Tívoli pues pasamos a verlo de día. Religiosamente pagamos la entrada por pasar que fue de 110 coronas (unos 15 euros al cambio), esta entrada únicamente era por el acceso al recinto. Luego ya si quieres montarte en alguna atracción tenías que sacarte fichas que ibas gastando según en lo que te montases. Nosotros como somos unos cagaos no nos montamos en nada, nuestros gastos en el Tívoli se reducen a echar carreras de caballos como los camellos de las ferias de los pueblos, allí se llamaban Galloppen, e ir de tiendas donde me compré un bolso. Creo que el Tívoli de noche tiene más encanto, de día es una curiosidad para turistas donde constantemente oyes hablar gente en español, solo hay dos sitios en Copenhague donde escuchas castellano, Tívoli donde van los padres con sus niños y Christiania donde van los jóvenes porreros a fumar libremente.
Después del bonito paseo por el parque de atracciones que merece la pena su visita para ser de nuevo un niño, llegamos a la plaza del Ayuntamiento, sin pararnos en nada bajamos por Stroget para ir al Phoenix a un merecido descanso, por la calle ya se oteaban camisetas blancas del Copenhague FC, este día en el Parken (estadio donde juega también la selección nacional danesa) se jugaba un partido decisivo de la previa de Champions League entre el Copenhague vs Rosenborg noruego, era el partido de vuelta y había un gran ambiente en la ciudad, además de que acompañaba el buen tiempo. Después de nuestro descanso, pensamos que para que dar más vueltas en este día, cenaríamos en el Nyhavn en uno de los restaurantes más famosos, un pequeño homenaje a la gastronomía danesa en un sitio pijo y con historia. El lugar elegido fue el Barock, restaurante romántico donde los haya, pequeñito, con luz de velas y camareros muy atentos que como viene siendo habitual no se morían de estrés trayéndote los platos. Todo el mundo que estaba cenando allí en vajillas super pijas iba muy arreglado, por eso nosotros también lo fuimos, me puse hasta los zapatos y todo jejeje...
Había que vivir la noche un poquito, porque aunque era un día entre semana, había mucho ambiente y dio la casualidad que al salir de cenar yendo por Hovedvagtsgade se escuchaba mucho griterío en los bares de la calle, estaba acabando el partido del Copenhague FC y los chicos de Stalle Solbakken se estaban clasificando para la fase de grupos donde luego les tocaría el Barça de Guardiola. Con una gran algarabía por las calles fuimos a brindar por la victoria a un bar que se convertiría en nuestro bar durante este viaje, The Moose es un sitio muy pequeño y económico donde un camarero con una pinta de nórdico un poco pirado te sirve muy rápidamente, al contrario que sus colegas hosteleros daneses. Allí se junta gran cantidad de gente y recuerdo que un tío me preguntó si era alemán, al decirle español me dijo, si sois campeones del mundo, en el 2010 fueras donde fueras te iban a decir eso si eres español.
Nos apetecía un último trago antes de ir a dormir pero que no fuera una pinta de cerveza, sino algo más sofisticado ya que nos habíamos dejado el dinero en la cena del Barock, lo óptimo sería un buen cóctel a ver como lo preparan los daneses y para ello lo mejor es ir cerca de Stroget al K Bar que se encuentra situado en Ved Stranden 20, este sitio está en la lista de los mejores bares del mundo, así que esperábamos mucho de él. Luego el sitio es pequeñito pero muy bonito y recomendable de ir, las copas no fueron muy caras, lo peor de todo sin duda el ambiente pijo que había por allí, con mucho moderno con juguetitos de Apple haciendo el tonto. Hay que saber a veces también pasar del ambiente y disfrutar del trago y la compañía, así que brindamos por un gran día donde ya tenía menos secretos Copenhague para nosotros. Buscamos el JazzHouse que es un garito de jazz muy famoso en Copenhague pero estaba cerrado, así que dimos un último paseo por Kongens Nytorv viendo las bonitas casas de colores del Nyhavn yendo al hotel y al día siguiente tendríamos muchas más cosas que hacer, íbamos a cambiar de país yendo a Suecia para ver otra gran sorpresa de nuestro viaje, Malmö. Ya iba asomando la Luna que se reflejaba en los canales.
Palacio de Amalienborg.
Ópera de Copenhague.
Admiral Hotel.
Iglesia anglicana de San Albano.
Gefionspringvandet.
Rosenborg Slot.
Jardín Botánico. Invernadero.
Norreport.
Kobenhavn Central Station.
La hermana de la Sirenita en el Tívoli.
Teatro en el Tívoli.
Barock en el Nyhavn.
Jazzhouse, la única manera que lo vimos, siempre estaba cerrado y mira que fuimos días a mirar a ver si estaba abierto.
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