martes, 3 de enero de 2012

Tack Malmö (Día 3)

El jueves 26 de Agosto emprendimos el viaje a un nuevo país en nuestra escala de ciudades por Europa, íbamos a Suecia, en concreto a Malmö, un día que nunca olvidaremos. Madrugamos un poquito más para hacer el viaje de ida y vuelta en el mismo día, ya que en Malmö no íbamos a buscar alojamiento para quedarnos a dormir. Desde Kobenhavn a Malmö es muy fácil viajar, de hecho cuando uno busca por Internet viajes a la capital danesa, en las ofertas te salen algunos hoteles que están en Malmö, te sale más económico y en 40 minutos estás en la capital danesa.

El itinerario para nosotros fue el siguiente, fuimos al metro de Kongens Nytorv para ir hasta la estación de Norreport que es solo una parada. Desde ahí salen un montón de trenes, puedes ir a muchos sitios dentro de Dinamarca como Roskilde o Aalborg y también de Suecia como Malmö o Goteborg. Cada media hora salia un tren a Malmö, así que cogimos el que estaba más próximo a pasar, como quedaba un rato para que saliera nos dimos una vuelta alrededor de Norreport (compramos pilas para la cámara de fotos) y luego en 5 minutos estábamos dentro del tren para un viaje que duró exactamente 40 minutos, una puntualidad que ya quisiéramos en España y por una obra arquitectónica que es una de las maravillas del siglo XXI, el puente de Oresund que une la península escandinava con la isla de Zelandia que es donde se asienta Copenhague. Los trenes no eran nada espectaculares comparados con el AVE español pero mucho más eficientes que el sistema ferroviario español. Estas cosas son las que echo de menos cuando vuelvo a España, no hace falta tanto gasto, sino que las cosas funcionen bien. Os dejo el enlace de la wikipedia sobre el Puente de Oresund.

Una vez pasado Kobenhavn Central que es la última parada en Dinamarca, enseguida como he dicho anteriormente llegamos a Malmö (la ciudad donde nació Zlatan Ibrahimovic). En la estación te encuentras un aparcamiento lleno de bicicletas al igual que en la estación de Norreport. En la ciudad se notaba un ambiente con mucha gente en la calle y conforme avanzábamos hacía el centro veíamos cosas muy raras, unas estatuas en plena calle y una puerta de madera, un coche lleno de globos, otro con dos estatuas de dos conejos conduciendo. Nosotros pensábamos, estos suecos están locos, y un poco sí que están, pero no tanto como pensábamos en un principio. Resultaba que estaban de fiestas en esos días y todas esas construcciones eran para la celebración. Menuda alegría nos llevamos, íbamos a ver la ciudad de una manera diferente, con un montón de gente en la calle y todos celebrando algo.

Algo que te das cuenta enseguida en Malmö respecto a Copenhague es que allí las cosas no son tan lujosas y utilizan más el sentido del ingenio para pasarlo bien. La estación de tren no tiene la majestuosidad de la de Kobenhavn Central pero es muy funcional, no te perdías en ningún momento y luego su gasto en las fiestas de la ciudad era mínimo, con 4 tablones de madera habían montado una puerta de entrada, había diversos escenarios diseminados por toda la ciudad donde habría música en directo gratis y la zona de atracciones eran unas pocas pero muy divertidas, unos balones de plásticos en el mar para que los niños caminasen, una noria y un montón de puestos de comida y bebida para hablar con tus amigos. Pero esto ya lo cuento más detalladamente durante la entrada.

El primer escenario de música en directo estaba en Stortorget, una bonita plaza muy cerca de la estación donde está la farmacia más antigua de la ciudad Apo teket Lejonet donde todo turista se hace una foto, esta vez rodeado de gente que iba por una de las calles principales de la ciudad que es Södergatan, calle peatonal donde se asientan la mayoría de los comercios de Malmö y llena de músicos callejeros que le daban un toque más festivo aún a la ciudad si cabe. Además de los comercios pues había un montón de puestos callejeros para la ocasión. Después recuerdo que nos desviamos a Skomakaregatan porque vi una tienda de discos a la que pasé para ver si rascaba algo pero era demasiado convencional. Pero ese desvío iba a ser un gran acierto porque llegamos a la plaza más bonita de Malmö, es Lilla Torg, una plaza pequeñita del casco antiguo, la plaza tiene el encanto de las casitas de colores, el empedrado y diversas tiendas de artesanía local. Además al ser tan bonito el lugar pues hay muchos restaurantes con terrazas que si uno tiene la suerte de que hace buen tiempo puedes comer al aire libre. Como nosotros tuvimos esa suerte y ya era la hora del almuerzo nos quedamos allí a comer. La moneda en Suecia son las coronas suecas, cosa que carecíamos porque pasábamos de cambiar o ir a un cajero, decidimos que ese día todo pago se haría con tarjeta. La corona sueca es más asequible que la danesa y el cambio es aproximadamente 10 a 1, 10 coronas suecas -- 1 euro.

Tras nuestro almuerzo en Lilla Torg íbamos a descubrir donde había más celebraciones en la ciudad y siguiendo por Södergatan llegas a la plaza principal de Malmö que es la Gustav Adolfs Torg. Allí había una montada de gente y de algarabía que nadie en el Mediterráneo se puede imaginar a los escandinavos así. En la plaza ya estaba un concierto en un pequeño escenario que estaba rodeado de puestos de comidas de muchas nacionalidades, había comida mexicana, chilena, churros españoles, salchichas alemanas, etc... También entramos en la tienda de H&M, que son suecos, porque Olga quería comprarse una bufanda porque por las noches en Kobenhavn tenía algo de frío y los precios de las tiendas estaban muy bien, a mi no me importó en absoluto, la belleza de las suecas que estaban por toda la tienda me hacía pensar, si esto no es el cielo le falta muy poco jajajajajaa...

Como no llevábamos camino establecido y de Malmö bien poco sabíamos, nos fuimos rectos hacía el canal donde se oía más animación, por la calle Södra Tullgatan llegas al Báltico donde en el agua los críos se metían en balones gigantes de plástico y andaban sobre el mar, una curiosidad más en este día que luego el invento ya lo he visto por España en alguna feria pero mucho más cutre, porque lo hacen dentro de una piscina. Al otro lado del canal llegas a la calle Södra Förstadsgatan que ya no había tanto bullicio porque te alejabas de la feria pero que tenía muchas cosas interesantes, pastelerías, tiendas de ropa, recuerdo una tienda de ropa que vendía camisetas y casi me llevo una donde se hacía una parodia de la portada del Goo de Sonic Youth pero no había de mi talla. Y en el final de esta calle llegas a la última plaza de la zona centro que tenía algún interés, el Triangeln donde se ubica la torre más alta en Malmö que es el Hotel Hilton.

Todavía nos quedaba mucho tiempo y no todo iba a ser feria, también como buenos viajeros queríamos indagar en el Malmö profundo dicho así en manera gañán. En el Triangeln se ubicaban unos grandes almacenes y una estación central de autobuses, por allí ya no se veían tantos suecos rubios y el color de la piel empezaba a oscurecerse, otra diferencia respecto a Dinamarca, en Suecia la inmigración es mucho mayor. Cuanto más nos alejábamos del centro, más tiendas de árabes e hindués nos encontrábamos, alguna tienda de electrónica y restaurantes. La culminación del mestizaje en Malmö lo tenemos en la plaza Mollenvangstorget, donde ponen un mercado y hay una especie de estatua dedicada a los trabajadores. No quisimos ir más para el sur porque sino nos alejábamos mucho de nuestro destino que era la estación de tren para volver a casa.

Subimos por una calle distinta para volver a los canales, poco o nada había interesante en esas calles, muchos bloques de pisos, coches antiguos que fue curioso que allí se conservan bastantes y el hotel Scandic Malmo City. De nuevo estábamos en la feria y dimos otra vuelta más, nos sentamos a ver a los niños andando sobre el mar, quisimos tomar una cerveza en Gustav Adolfs Torg pero al no tener terminales para las tarjetas no pudimos porque solo en coronas suecas se podía pagar. Hicimos algunas compras como una bandera del país y Olga compró 'El principito' en sueco y ya tras la paliza a andar decidimos merendar cerca de Lilla Torg, en una cafetería que tenía terraza en Skomakaregatan haciendo esquina con Södergatan. Resultó que la camarera era de Bolivia y nosotros allí hablando todos en inglés, hasta que se dio cuenta y hablamos un rato con ella, estaba muy contenta de vivir allí. Nos sentamos en la terraza y el desfile de suecas hizo que Olga pensará que es un país muy injusto, porque ellas son muy guapas y los tíos todos tienen cara de empanados. A ver si pasa el tiempo y la convenzo para ir a Estocolmo :)

Creíamos que el día se estaba acabando para nosotros en Malmö, ya estábamos algo cansados y por Stortorget veíamos que había empezado el torneo de fútbol de las fiestas pero que también alguien iba a salir a tocar en el escenario, así que esperamos un poco para ver quien era, luego resultó ser una mujer muy conocida allí que hace un pop tipo Abba pero en más viejuno, lo que nos resultó más curioso es que había muchos niños y bebés en el concierto que sus padres se traían unos cascos para ponérselos y así no asustarse con la música tan alta. Así que decidimos ir para la estación a comprar el billete de vuelta.

Pero los planes cambiaron porque al lado de la estación también había otros escenarios donde habría más música en directo y más atracciones, así que decidimos quedarnos otro ratito. Cerca de Mälabron había dos escenarios, en uno de ellos había un grupo de rock y el estilo era para gente más jovencita. Mas al fondo había otro donde tocaban músicas del mundo. Era un ambientazo y al lado del canal donde se ubican las torres de oficinas de las multinacionales más importantes a nivel mundial como KPMG se podía hacer esquí acuático o montarte en los coches chocones. Así por allí nos quedamos un rato viendo como los nórdicos hacían esquí acuático tomándonos una última cerveza antes de ir a la estación donde en las maquinas ya sacamos nuestro tren de vuelta a Kobenhavn, al igual que nosotros mucha gente también iba de vuelta. Pasando de nuevo el Puente del Oresund de noche pensábamos en la sensación muy buena que nos dejó la ciudad de Malmö, algo irreal porque eran fiestas pero había más encanto y amabilidad que en Copenhague, es una ciudad mucho más humana.

Una vez que llegamos a Copenhague hicimos el camino inverso y desde Norreport bajamos a Kongens Nytorv, teníamos fichado un sitio para ir a cenar de la noche anterior que nos gustó al verlo. Fuimos al Cafe Victor, muy cercano al Hotel Anglaterre en la Ny Østergade, un antiguo café de la ciudad que tenía terraza en la calle y aprovechamos el buen tiempo que aún hacía, por dentro es muy bonito y nos metieron un buen clavazo por el cordero que pedí. Lo más molesto fue el servicio que por supuesto no les dejamos propina, recuerdo que tardaron un montón en cobrarnos y salí un poco enfadado de allí.

Como era un poco tarde por el viaje a Suecia y siendo jueves aún no había mucha animación nocturna fuimos dando un paseo, descubrimos la sala Nasa en una calle que es un patio interior y restaurantes muy escondidos en recovecos que nos podían servir para otras días. Acabamos en el The Moose que es el bar de los más pequeños de Copenhague pero que es de los que más tarde cierra, además no había casi nadie y se estaba muy a gusto, el camarero veía un documental y sonaba buena música como los Clash. Tras brindar por el gran día que pasamos, nos fuimos al Phoenix para un merecido descanso, antes por el Nyhavn dimos nuestra vuelta reglamentaria y descubrimos al final la bonita fachada del Teatro Real. Por fin una ducha y recuerdo que miré por la ventana de la habitación la poca iluminación que hay en esta ciudad, el día siguiente también haríamos muchas cosas, Cristiania nos esperaba.



Puente de Oresund.



Llegada Malmö.



Stortorget.



Stortoget. Farmacia Lejonet.



Lilla Torg.



Gustav Adolfs Torg.



Canal en Malmö. Fiestas.



Södra Förstadsgatan.



Triangeln.



Hilton Malmö.



Mollenvangstorget.



Stortorget. Antes del concierto.



Edificio de la estación de tren y el canal del Báltico donde se celebraban más conciertos.



Esquí acuático al lado de las torres de oficina.



En la esplanada del Teatro Real en Copenhague. Al fondo la Ópera.



Teatro Real.

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