lunes, 28 de diciembre de 2009

Danke Wien. Primer Día.

Una vez ya instalados en nuestro Arcotel Boltzmann y las maletas desechas nos disposimos a salir a lo que era nuestro primer paseo y comida en la capital austriaca. La verdad es que no teníamos ni puta idea de como movernos y que íbamos a hacer ese día, así que pensamos que lo mejor sería sacar los billetes de barco para ir a Bratislava un día y así esa gestión ya la tendríamos hecha. Vimos en uno de los folletos que cogimos del aeropuerto que la salida de los barcos hacia Eslovaquia estaba en la parada de metro Schwedenplatz. Así que salimos del hotel como dos perfectos guiris con el mapa en la mano y nos encaminamos hacia Alserbachstrasse pasando por la embajada de EEUU que me daba un mal rollo mas que nada porque estaban los militares en la puerta con las metralletas hacia abajo y eso me ponía de los nervios porque sabes que en teoría no pasa nada pero luego hay accidentes.

Por Alserbachstrasse llegas a la parada de metro Friendensbrucke donde ya ves los primeros puentes vieneses pasando por debajo el Danubio (Donau para ellos), recuerdo la humedad que daba el rio porque era un día bastante soleado con calor incluso y Olga decía que ese rio muy azul no era desde luego, los falsos mitos de los valses vieneses jejejeje. En el metro no hay tornos porque ellos se fian de que vas a pagar y era un servicio muy puntual. Enseguida llegas a Schwedenplatz que es una plaza a orillas del rio donde hay bastante animación y como ya era tarde y no habíamos comido pues en una de las terrazas de la plaza comimos un durum turco en un garito que nos haria compañia otra noche, era una pizzeria callejera donde el tio era un crack preparando pizzas. Fumamos sentados y mirábamos hacia el rio, el Danubio es un rio misterioso ya que es un rio espectacular pero muy manso y tranquilo a su paso por Viena. Bajamos a las dockas en busca de nuestros deseados billetes y nos topamos que el puesto estaba cerrado y que para conseguir los billetes teníamos que ir a comprarlos a la oficina principal de Blue Danube que estaba en Handelskai, de nuevo tuvimos que montar en el metro porque ya esto se convirtió en una cuestión de orgullo y nos alejamos del centro de la ciudad para ir a un distrito lleno de torres muy altas que tiene toda la pinta de distrito financiero que hay a las afueras, uno de sus edificios es la famosa Millenium Tower. Tras perdernos unas cuantas veces llegamos a la oficina y decidimos sobre la marcha que el domingo iriamos a Bratislava, era el día propicio porque había una fiesta que no sabíamos, lo contaremos más adelante, aún mantendremos el misterio.

Como ya teníamos nuestra gestión hecha había que ir a celebrarlo y ya sí que fuimos al centro de la ciudad, el edificio más bonito y espectacular de Viena es la Catedral de San Esteban (Stephansdom) cuya parada de metro es como no Stephansplatz, es la zona más chula de la ciudad quitando algunos parques y jardines y donde se concentran la zona comercial vienesa con los paseos en calesa tirada por caballos y hay hombres vestidos de Mozart ofreciendote entradas para algún concierto de música clásica o entradas para la Ópera. Por la calle Graben ya iban resonando en mi cabeza ecos de 'El pequeño vals vienés' de Enrique Morente y disfrutaba de la hermosa vista de la catedral, el olor a applestrudel de las pastelerías y me gustaba una estatua que había en la calle Graben justo al lado de un gran kiosko que pasé en varias ocasiones y donde le echaba un vistazo a 'El País' para saber lo que estaba pasando en España y como iba el medallero de los JJOO de Pekín.

Pasamos a algunas tiendas de la calle Graben de ropa y de artículos típicamente austriacos, compramos chocolate Wamer, vimos el lema de que en Austria no hay canguros, estaban las típicas tazas con la cara de Mozart y notamos una cosa que nos sorprendió bastante que desconocíamos de los austriacos y es que a todas horas la gente está comiendo, ya pueden ser las 6 de la tarde que están comiendo pero a las 10 de la noche también, era una ventaja porque no hacía falta adaptarte al horario europeo porque como siempre estaban los tíos engullendo pues perfectamente podías comer o a las 12 del mediodía como si querías comer las 4 de la tarde. Además que si por la noche se te hacía muy tarde siempre se pueden recurrir a los puestos de salchichas donde también tenían el currywurst que comía en Berlín. Tras dar el paseo nos sentamos a beber unas cervezas cerca del Stephansdom en una calle estrechita donde había hombres de negocios con gafas de sol y encorbatados que ya estaban fuera de sus trabajos y como es verano la gente se echa a la calle. Allí es costumbre salir mucho a comer y a cenar fuera de casa.

Tras nuestro aperitivo de la tarde volvimos al hotel, ya nos íbamos fijando en los tranvías para no tener que andar tanto desde Friedensbrucke hasta el hotel y con el mapa y la buena memoria que tengo para los nombres iba entendiendo donde iba cada tranvía y así también nos podíamos mover más rápidamente por la ciudad. Tras descansar un ratito en el hotel salimos para la cena e ir a tomar algo, como era nuestro primer día fuimos a investigar que había en el distrito 9 de esta ciudad porque antes de llegar a Viena había leído que era una zona que tenía diversiones nocturnas variadas. Así que salimos en la dirección contraria hacía la embajada para desembocar en Wahringerstrasse que es una calle con edificios muy chulos y fachadas impresionantes. Llegamos a la zona del parque de Sigmund Freud donde se encuentra la iglesia neogótica de Votivkirche, una iglesia donde yo decía que por lo menos ahí tenía que vivir Batman, no se como será por dentro pero por fuera era impresionante su visión nocturna con la iluminación que tenía. Nos quedamos a cenar muy cerca de esta iglesia porque había un restaurante japonés que nos convenció bastante, era bastante tarde, aproximadamente las 10:30 de la noche y el sitio ya estaba vacío pero el japonés amablemente nos atendió y comimos sushi en un país que es eminentemente carnívoro, al día siguiente ya probaríamos las especialidades austriacas-vienesas.

Estábamos bastante cansados por el día que llevábamos tan ajetreado añadido al madrugón que nos habíamos pegado pero me apetecía pasear por esta ciudad de noche, me gusta mucho su iluminación. Descubrimos que para sacar tabaco de las máquinas antes había que sacarse una tarjeta en los estancos, no se pagaba el tabaco con dinero, solo podías con esa tarjeta. Nos encaminamos por dos bulevares que como comenté en la anterior entrada del blog me recordaban a las grandes avenidas parisinas, eran Schottenring y Maria Theresien Strasse, por estas avenidas arboladas te encuentras de las mejores cadenas de hoteles del mundo, el hotel Carlton por ejemplo y llevaba apuntado que por esa zona hay una cocteleria muy famosa que tenía muy buena pinta, así que para allá nos fuimos, en la calle Zelinkagasse está el Planter's Club. Menudo acierto fue ir a ese sitio, una decoración estilo colonial, con la luz muy baja y música relajante que te hacía estar en el paraiso sentado en esos sillones de piel que eran super cómodos, una delicia de sitio, lei por internet que es una de las consideradas mejores coctelerías del mundo. No puedo decir otra cosa que me encantó el sitio. Ahí terminó nuestro primer día en Viena, dimos un paseo hasta casa por estas calles tan chulas del distrito 9, las calles estaban tranquilas, casi desiertas pero se iba con una sensación de seguridad inusual porque cuando no hay nadie por la calle parece que estás más en peligro por si te asaltan que si vas por una calle hasta la bola de gente. Había algunos bares abiertos pero por hoy era suficiente, un último cigarro al lado de la ventana de la habitación del Arcotel con la luna vienesa que iluminaba un montón y mañana será el día de probar lo que es el Wiener Schineltz y la tarta Sacher.



Metro de Viena. Parada de Rossauer Lande.



Vistas del Stephansdom.



Stephansdom.



Johannesgasse.



Graben.



Votivkirche. Distrito 9.



Schottenring.



Coctelería Planter's Club.


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