Como dijimos en la anterior entrada, hoy el día 8 de Agosto nos dejaríamos de turismo de gastar zapatilla e iríamos a jugar un ratito al parque. Una de las visitas que son indispensables en Viena es ir a ver la vieja noria del parque Prater. Para ello y como siempre estoy curioseando en los tranvías y en todos los carteles de las estaciones de metro vi que por Alserbachstrasse uno de los tranvías te llevaba directo del parque, a la parada Praterstern. Así que nos levantábamos super tarde y luego pasando por la sempiterna embajada de los EEUU llegamos a nuestra parada de tranvía y bajo una finita lluvia esperamos a que mejorará el tiempo para que por el Prater lo pasasemos estupendamente.
Mientras íbamos en el tranvía cayó una tromba de agua y ya íbamos acojonados al sitio pero hubo suerte y al final el sol salió cuando llegamos a Praterstern. Resulta que esa parada también es un centro comercial y al fondo ves la enorme y vieja noria representativa de la ciudad vienesa, muy cerca de allí está el estadio de fútbol Erns Happel donde un mes y medio antes la selección española había conquistado la Eurocopa que se celebraba en Austria y Suiza ese mismo año. El estadio talismán de la selección donde Fernando Torres marcó el gol de la victoria ante la selección alemana. La tan cacarreada noria la verdad es que es espectacular y seguro que en su época de inaguración fue uno de los orgullos de la nación. Ahora el Prater se reduce a unas pocas atracciones, la mayoría vetustas que le dan un cierto aire melancólico al lugar, de lo que antes fue el gran sitio de ocio de los vieneses y ahora es prácticamente una mera anécdota. Al menos esa sensación es la que tuve yo.
Un ejemplo lo constituye el sitio donde nos sentamos a comer, gracias a que el sol salió y se había secado todo comimos en un restaurante que era con mesas de madera y parecia que estábamos de picnic, todo muy viejo, hasta los propios clientes y camareros que tenía el sitio eran viejos, seguro que antes iban allí a diferentes celebraciones y recuerdan con cariño el Prater. Al camarero le costaba andar, de hecho iba dando bandazos de izquierda a derecha tal como en la actualidad anda Manuel Fraga, eso sí, el hombre te servia al instante y sin tonterias algunas. Yo me pedí un Gulasch que es un plato típico húngaro que es un estofado de carne de buey con paprika y verduras donde te ponen una bola de patata gigante que si te lo comes todo eres un crack culinario. Menos mal que con la cerveza la comida va pasando mejor porque desde luego contundente era el plato.
Después de la comida pues ya fuimos a ver las atracciones, había tiovivos, túneles de los horrores, cosa para disparar y llevarte algún regalo, atracciones de cuerdas donde dabas un montón de vueltas y había lo que yo tenía muchas ganas de montar y nunca lo había hecho, varias pistas de karts. Así que como un niño chico para allá nos encaminamos y por fin pude montar en un kart, como el vídeo de Los Planetas de 'Pesadilla en el parque de atracciones'. En la primera ronda tanto a Olga como a mí se nos dió fatal, pagamos la novatada completamente porque frenábamos mucho. En la siguiente ronda que me empeñé en montar otra vez hasta que ganase una carrera, no se me escapó y la gané, Olga quedó muy poco por detrás mía. Con el sol el paseo mereció la pena y estuvimos bastante rato andando, en ocasiones me recordaba al recinto ferial de la feria de Málaga porque era bastante grande, eso sí, menos mal que no ponían sevillanas y el ambiente era mucho más calmado.
Tras la gran vuelta que dimos nos fuimos a lo que es propiamente el parque del Prater, una extensión vegetal bestial con diferentes lagos donde te podías encontrar a gente patinando, en bici, jugando al fútbol o simplemente descansando tumbados en la hierba, cosa que hicimos nosotros también y nos echamos un siestón, así la digestión del Gulasch sienta mucho mejor. Es una de las partes que más me gustan de las vacaciones, cuando vas a un sitio y te tumbas a relajarte un rato, sientes una paz y una alegría por tener esas vacaciones que te sientes muy agraciado. Tras la siesta pues quedaba mucha tarde aún por delante y podíamos hacer un plan más. Se nos ocurrió por casualidad, porque tampoco lo sabíamos, hacer el recorrido a la inversa que los aficionados españoles hacian en Viena mientras se estaba celebrando la Eurocopa.
De la moderna estación de Praterstern fuimos a Karlplatz para coger la línea U2 (violeta) y llegar al Ayuntamiento de Viena (Rathaus), resulta que ahí es donde quedaban los aficionados de las diferentes selecciones de fútbol para ir luego al Ernst Happel y para allá que nos fuimos. Empezó otra vez a llover cuando bajamos de la parada de Rathaus, el ambiente era un poco desolador porque tampoco era para tanto el edificio del Ayuntamiento y por la calle pasaban muchos coches pero no había casi nadie andando. La calle Landegerichtstrasse no nos llamaba la atención en nada, un gran bulevar pero poca cosa más. Seguimos investigando y dando la vuelta al edificio llegamos a lo que es el Neues Rathaus que es la fachada neogótica del Ayuntamiento de Viena y ahí sí que ya descubrimos el sitio que es desde donde conectaban los telediarios de las diferentes televisiones. Debajo de esa hermosa fachada del Ayuntamiento que volveríamos a verla en un par de ocasiones más había instalada una gran pantalla de cine donde cada día proyectaban películas en el marco del Festival de Verano de cine de Viena y detras de todas las sillas que había para el público estaba el Rathaus Park que durante el verano podían diferentes chiringuitos de comida para a cualquier hora comer tanto especialidades japonesas, españolas, italianas, mexicanas, salchichas, etc... Además de tener animación nocturna con copas y música. Como no teníamos hambre pues simplemente dimos una vuelta y dijimos que otro día volveríamos a comer o cenar por allí.
Enfrente del Rathaus Park está el teatro más bonito de la ciudad que es el Burgtheater, estábamos pisando la zona de Museums Quartier, que como su propio nombre indica es la zona donde más museos se concentran en toda la ciudad, hay también un museo egipcio y muy cerca está el Parlamento que como no, es un edificio imperialista y gigantesco, a la manera que está hecha toda la ciudad. Estábamos de nuevo en zona típicamente turista y como a mí y a Olga el arte egipcio no nos interesa en absoluto y los museos nos dan bastante igual pues fuimos a uno de los cafés más distinguidos y bonitos de la ciudad, además ya estaba lloviendo de nuevo y nos teníamos que guarecer de la lluvia. Este sitio es el café Landtmann, que tenía tanto terraza al exterior que daba igual que hiciese frío o no porque tienen las lámparas-estufas en funcionamiento y la parte de dentro que con sus lámparas de cristal y su decoración poco más parece que estabas en un palacete tomando un café. En el café Landtmann la lié un poquito porque me pedí un café con ron calentito y la de alcohol que le echaron al café ese, con lo ratas que son con el dispensador para tomarte una copa y lo generosos que son echando ron al café. Fue la mayor cantidad de alcohol que tuve en toda la excursión, iba en el tranvía de regreso a casa más feliz que una codorniz.
Tras descansar un ratillo en el hotel que era el día de la inaguración de los JJOO de Pekín y estar un rato en la cafetería consultando internet en el ordenador que había para los clientes hicimos nuestro plan nocturno para el viernes por la noche. En nuestra conocida parada de Schwedenplatz se concentra una zona de marcha que se denomina Bermuda Dreieck (Triángulo de las Bermudas) repleta de bares donde la muchachada sale a divertirse, así que hicimos de nuevo nuestro camino hacía Friendesbrucke y fuimos a ver a nuestro amigo el pizzero del primer día y por allí cenaríamos y luego tomaríamos unas copas. En la pizzeria hubo un pequeño incidente durante la cena ya que llegó un italiano bastante babosillo que le decía al tío que no tenía ni puta idea de hacer las pizzas, el otro con una cara de mosqueo que pa que y al final le terminó diciendo que luego se verían en la calle. Terminamos la cena comiendo un perrito caliente en un garito de al lado, tenía bastante hambre a pesar del Gulasch de a mediodía pero era ya bastante tarde.
La zona de Bermuda Dreieck estaba muy vigilada por la polícia y luego lo entendí porque se mezclan muchos guiris jóvenes con austriacos que se pillan unas borracheras bastante importantes, por eso la presencia policial en la zona para controlar el patio. Es una zona típica de gente joven para salir a bailar pachangueo o salir a ligar, no vas a ver un conciertazo o te vas a encontrar a un austriaco que te cuente cosas porque la mayoria van muy borrachos. En el primer sitio que entramos por la zona de Fleischmarkt estaba hasta arriba y las go-gos estaban subidas en la barra, yo me emocioné un poco viendo a las muchachas y por ello recibí una tarjeta amarilla por parte de Olga jajajajajaja..., tengo que reconocer que tenía razón, tampoco era plan. Cambiamos de garito porque el sitio era agobiante y fuimos a uno que era un poco heavy pero que se estaba mucho mejor, la anécdota en ese sitio es que un tipo vomitó en el baño y tardó dos segundos en salir por la puerta del bar a la calle ya que la seguridad privada del lugar se encargó de sacarlo rapidito. Todo el ambiente estaba enrarecido y no me gustó la zona, terminamos yendo al Bermuda Brau y al Jazzland. En el Bermuda Brau tomamos una cerveza del sitio y la decoración molaba un montón pero le mataba el pachangueo que tenía y que también estaba hasta la bola. Harto de empujones y ver policías pegando a borrachos cogimos un taxi y fuimos hasta nuestro querido distrito 9. Como yo tenía ganas de más fuimos a probar por primera vez un garito que tanto Olga como yo lo vamos a recordar siempre y que le tenemos mucho cariño, es el Charlie P's, una taberna irlandesa en Warhingerstrasse muy cerca de la iglesia donde vivía Batman, la iglesia de Votivkirche. El Charlie era un sitio muy acogedor, donde por dentro por la falta de aire acondicionado hacía un montón de calor pero te sentabas al lado de un ventilador o fuera en la calle y escuchabas grandes temas de Radiohead, The Cure, etc.... El camarero nos cayó muy bien, yo creo que era extranjero como nosotros y la gente allí no era como la de la zona del Bermuda Dreieck, era gente amable que desempolvaba el inglés de la escuela para hablar contigo, de hecho brindamos alguna que otra vez con las personas que había allí. Una vez terminada nuestra copa y fumado nuestro último cigarrillo del día nos íbamos para casa por la Warhingerstrasse viendo la luna llena y pensando en el Sábado, el día donde más españoles encontramos y donde la discoteca Flex iba a ser la protagonista.
Noria del Prater.
Praterstern. Jack El Destripador.
Parque Prater.
Ayuntamiento de Viena. Rathaus.
Fachada principal del Ayuntamiento. Neues Rathaus.
Neues Rathaus. Festival de cine de Verano.
Rathaus Park.
Burgtheater.
Café Landtmann.
Parlamento.
Schwendenplatz. Hacia el triángulo de las Bermudas.
Cervecería Bermuda Brau.
Nuestro Charlie P's.
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