martes, 29 de diciembre de 2009

Danke Wien. Segundo Día.

Jueves 7 de Agosto y ya más descansados tras el día de viaje íbamos a descubrir los principales puntos de Viena Central y pasear por esta ciudad imperial donde por todos lados ves grandes fachadas con edificios muy cuidados. Pensamos orientar nuestra excursión desde ir al principio lo más al sur posible para luego ir subiendo y así nos íbamos acercando hacía el hotel, la verdad es que fue una buena caminata pero mereció la pena. Cogimos nuestro primer tranvía para que nos llevara a la estación de Friendensbrucke y en nuestra línea verde U4 iríamos hasta la estación de Karlplatz que es una de las estaciones de metro más grandes de Viena donde tenemos todo un centro comercial debajo rodeando la estación, era un lío para encontrar la salida adecuada y como no sabíamos exactamente que hacer pues vimos que una de las salidas daba hacía la Ópera (Staatsoper) de la ciudad, así que nos disposimos a ver este fascinante edificio que es precioso y que no tenemos perdón porque no pasamos dentro a verlo. En sus alrededores nos encontramos a los mismos disfrazados de Mozart que había por el Stephansdom y recuerdo que le hablé un inglés macarrónico a una chica que nos ofrecía entradas, Olga mientras tanto se descojonaba de la risa.

Por la avenida Operngasse nos encaminamos hacía la parte de Karlplatz donde tenemos un parque con una bonita estación de metro conservada y con un café donde la gente charlaba relajada y en calma. Al fondo tenemos la iglesia de San Carlos Borromeo (Wiener Karlskirche), una iglesia muy antigua pero que esa decandencia la hacía fastuosa, además llegamos en el momento que estaba terminando una boda y nos pareció muy gracioso que a las puertas de la Iglesia ya tenían las viandas preparadas y ahí todos los invitados ya empezaban a tomar sus primeros aperitivos y vinos, me pareció una idea cojonuda, nada de irse de cañas al bar de al lado, en la misma puerta de la iglesia, para que perder el tiempo, seguimos flipándolo con que siempre estaban tragando comida en esa ciudad. Al lado había una calle cuyo nombre me gustó Argentinierstrasse, por ahí tenía apuntado que había algo de marcha pero nunca investigamos. Las viandas que vimos en el Karlskirche nos dieron hambre así que en Karlplatz paramos en un restaurante donde tenian la especialidad de la cocina vienesa, el Wiener Schineltz, que ya ves tu lo que se complican la vida, un filete empanado, eso sí, lo hacen muy bien porque es finito y lo empanan estupendamente, además de abundante, ya que como no, en Viena nunca te vas a quedar con hambre. Para el postre optamos por ir al Café Museum que estaba al lado, uno de los cafés más antiguos de Viena y que es muy chulo, nos sentamos en la terraza y así veíamos toda la visión de Karlplatz, Olga bajo sus instintos ibéricos quería un café con hielo, cosa que allí no es así, porque en Austria tienen mucho respeto por el café y primero te tomas tu café y luego tienes tu vaso de agua sin gas para refrescarte.

Muy cerca de Karlplatz a un paseo de unos 10 minutos se encuentra el mejor mercado al aire libre de la ciudad en una zona donde los edificios no están tan cuidados pero son muy antiguos, es la zona de Naschmarkt, es una gran avenida central donde se encuentran los puestos de especies, dulces, carnes, pescados y había muchos frutos secos como garrapiñadas, es toda una experiencia para los sentidos, de la vista y del olfato, además del gusto al comprar varias cosas. Se notaba que era una zona más bohemia, donde a ambos lados de la avenida había varios cafés y en Linke Wienzeile encontramos uno de los cafés históricos de la ciudad, el Café Savoy, que se encontraba cerrado en esos momentos. También a destacar la vieja estación de metro Kettenbruckengasse, muy parecida en su constitución a la vieja fachada de la antigua estación de Karlplatz. Vimos en una inmobiliaria los precios de los pisos en Viena y eran más baratos que en Madrid, menuda injusticia tenemos en este país.

Volvimos sobre nuestros pasos hacía el punto de origen que era la Ópera para ya ir siempre hacia el norte y por Karntner Strasse a mano derecha llegamos al hotel Sacher que dentro de un rato lo visitaremos, antes teníamos que andar un poco más para ganarnos la merienda jejejejeje... Esta zona la llevaba un poco más preparada que lo demás y es la zona más exclusiva de toda Austria. Después del hotel Sacher llegamos a Albertinaplatz donde se encuentra un teatro, el hotel Mozart y el monumento a modo de estatua bastante grande contra la intolerancia y el fascismo, curioso este monumento porque en Austria nació Hitler y son bastante de extrema derecha donde Jorg Haider tenía bastante poder en este país. Es lo que llamo yo las contradicciones europeas porque por un lado quieren ser políticamente correctos pero por el otro siguen queriendo mantener sus altos status sociales. De hecho se refleja muy bien en esta zona donde subiendo por Augustinerstrasse te encuentras el grandioso edificio de la Biblioteca Nacional de Austria, un edificio super tocho donde hay una inmensa riqueza. Estamos llegando a la zona de Hofburg, una de las paradas más interesantes de la excursión.

Llegando a Michaelerplatz, encontramos la puerta de entrada al palacio de Hofburg, un palacio de la dinastía de los Habsburgo donde vivía Sissi Emperatriz, es un conjunto monumental impresionante, con los diferentes palacios, la caballerizas de la escuela de equitación española y los jardines de Burggarten y Volksgarten más la biblioteca nacional que he mencionado anteriormente, recuerdo que hacía un sol de justicia y que aunque me estaba achicharrando tal turista guiri extranjero me gustaba el sitio, de hecho estaba rodeado por los típicos turistas de pantalón corto con gafas de sol y camiseta blanca sudada que en el brazo llevan una guía llena de sudor también y su cámara de fotos digitales para inmortalizar el momento. El paseo ya estaba cansándonos a Olga y a mi, así que había dos opciones, o entrar a ver el palacio donde vivía Sissi y ver sus trajes, cosa que no me interesaba nada, o ir al hotel Sacher a comernos la tarta de chocolate para merendar, no había opción, este último plan era muchísimo mejor. Así que para allá fuimos y entramos en la sala anexa del Hotel Sacher para ahorrarnos la cola que había en la entrada principal. La tarta Sacher es famosa en todo el mundo, es una tarta de chocolate que dentro tiene mermelada de albaricoque, el chocolate es una delicia y aunque he probado esta tarta en otros sitios, en el hotel este tienen la receta original y está que te mueres de buena, es como la pastelería de Belem de Lisboa con sus tartaletas. A Olga le conté allí un poco la historia de Sissi, una princesa de cuento cuya vida real precisamente no fue un cuento de hadas con varios episodios de anorexia, ansiedad y rupturas sentimentales.

Tras nuestra no frugal merienda en el hotel Sacher jejejejee cogimos en metro de nuevo y fuimos a Herrengasse porque me apetecía dar una vuelta por el barrio judío de la ciudad, es un barrio medieval donde las casitas son bajas y las calles se estrechan, el centro el barrio es la bonita plaza de Judenplatz, recuerdo en la plaza a un matrimonio que estaba también de turismo como nosotros que llevaban a un niño muy rubio que se hizo amigos de nosotros porque yo estaba sentado en una estatua descansando que la caminata ya empezaba a pesar, alrededor de la plaza había un montón de restaurantes y me recordaba a la zona tranquila de la Plaza de la Villa de Madrid, después ya con el mapa en mano fuimos hacía la parada de Schewenplatz para ir a descansar un rato al hotel.

La noche la planteamos de manera tranquila y sería visitando un barrio que resultó ser una sorpresa, yo llevaba información acerca de un garito bastante famoso en cuanto a conciertos y a música, el B72 (Link del lugar) que coincidia con la parada de U6 Alser Strasse pero se nos hizo tan tarde y teníamos tan pocas ganas de andar y estar buscando que directamente cogimos un taxi que nos llevara a Hernalsel Gurtel 72 que es donde se encontraba el garito, resultó ser que estábamos en la zona de los bajos de las vías del tren y había un montón de bares y animación en la calle, eso sí, la peña no armaba jaleo ninguno. En el B72 la fiesta era Hey-Ho Let's go club con ritmos garajeros. Dentro hacía un calor de mil demonios pero al principio nos quedamos y vimos las dos plantas del bar, al bajar Olga se pegó una leche importante pero oye, no se le cayó ni una gota de la copa, menos mal que no pasó a mayores. Después ya nos salimos a la terraza a fumar y a tomar un poco el aire, lo pasamos muy bien y recuerdo con mucho cariño ese sitio, la gente era muy amable y se les veía bastante alternativillos, luego cambiamos de bar en esas mismas vías, creo que fuimos al chelsea pub donde la música era más anglosajona y bailamos un rato debajo de las vías del tren vienés. Sobre las 3 y pico de la madrugada de ese jueves decidimos que la juerga terminaba que estábamos destrozados, cogimos otro taxi y nos fuimos muy contentos a casa, la luna se reflejaba en los railes de la vías, el día había dado para mucho y en esos garitos bajo el tren celebramos que todo estaba yendo estupendamente. Al día siguiente nos íbamos al parque a jugar un ratito.



Ópera del Estado (Staatsoper).



Karlplatz.



Karlskirche (San Carlos Borromeo).



Naschmarkt.



Linke Wienzeile. Edificios al lado del Naschmarkt.



Albertinaplatz. Hotel Mozart.



Michaelerplatz. Entrando a Hofburg.



Escuela de equitación española, palacio de Hofburg.



Palacio de Hofburg. Donde vivía Sissi.



Hotel Sacher, el camión traía más por si faltaban :)



Merendola en el hotel Sacher.



Judenplatz. Estatua donde entable amistad con mi pequeño colega.



Terraza del B72.


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