domingo, 1 de agosto de 2010

Oktoberfest München. Día 2.

Nuestro sábado 27 de Septiembre comenzó un poco antes que el día anterior, Alfonso tenía muchas ganas de ir al Oktoberfest y aprovechar el poco tiempo que iba a estar en la ciudad, así que nos dispusimos para ir directamente Theresienwiese a través de Hauptbahnhof Central Station haciendo transbordo. Si el viernes ya había mucha gente en el metro, el sábado como se dice vulgarmente fue el recopetín, ni siquiera pasamos a comer por nuestro restaurante de viejos de Ostbahnhof ya que la gente allí durante las fiestas incluso ya están a las 10:30 de la mañana sentados bebiendo cervezas y allí pasan todo el día, nosotros llegaríamos sobre las 13:30. La multitud de gente te hacía que ya andar sobre el asfalto era complicado, luego pondré una foto donde se ve un carrusel para los niños que estaba por todos lados rebosando gente. Por la feria compramos recuerdos para la gente de España y estábamos un poco acojonados porque con tanto gentío se nos antojaba complicado que ese día pudiésemos sentarnos a beber cerveza.

Tras dar muchas y muchas vueltas por todas las casetas había un pequeño hueco donde entrábamos unos pocos y 2 se quedaban de pie, con eso nos valía y nos iríamos turnando pero tuvimos una pequeña discusión antes de ponernos en nuestros sitios. Un peruano que estaba allí sentado nos dijo que podíamos coger el hueco a cambio de que le pagáramos las cervezas, ya que eran sitios reservados y que nos los cedía a cambio de eso. La explicación no coló y no picamos, preguntamos a las camareras de la caseta si había algún problema en ponernos allí y nos dijeron que no, que podíamos sentarnos. Rabanero se enfadó bastante con el tipo y le dijo que sino le daba vergüenza querer engañarnos, como siempre la típica picardía de los latinos de querer hacer chanchullos a costa de engañar a los demás, además que el tío se quedó tan tranquilo y nos respondió que por intentarlo no perdía nada. El sinvergüenza al rato de que lleváramos unas cuantas cervezas se emborrachó y no podía ni tener la cabeza recta, se quedó durmiendo en la mesa y nos cachondeamos de él. Siempre tuve el dicho de que el hombre que no sabe beber y pierde el control es que aún no es hombre y será difícil que algún día lo sea.

Otras anécdotas que nos ocurrieron allí es que nos hizo gracia ver a un negro vestido con el traje típico bávaro, el tío era muy animado y Alfonso le puso el apodo de black tirolés. La peña iba muy pasada y había gentes de todas las nacionalidades, en su mayoría eran hombres, yo decía que el Oktoberfest es la fiesta mas machista que he estado, tíos bebiendo cervezas en grandes jarras que te las sirven unas camareras con un escote infinito y el busto realzado, pegando voces y sonoras risas, vamos, que sólo faltaba un balón de fútbol para darle unas pataditas. Eso sí, en cuanto alguien se pasaba de la raya la seguridad no se andaba con tonterías y enseguida eran expulsados del recinto a golpe limpio. Pasamos un buen rato todos juntos y ni siquiera comimos, en el Oktoberfest se dice que una buena comida es una de esas grandes jarras de cerveza de 1 litro.

Llegó un momento que el alcohol ya estaba haciendo mella en la gente y el espectáculo era bastante triste, ves a gente tirada a su suerte en cualquier rincón y tipos haciendo el machito que daba bastante vergüenza ajena. Era hora de abandonar el recinto, no sin antes darnos una última vuelta y que uno que me se yo se comprará una camiseta de vaca. Volvimos al hotel y descansamos un poco antes de salir a cenar a nuestro restaurante favorito, el Brünnstein Maierbräu, recuerdo que me apetecía algo de líquido y algunos pedimos una especie de sopa con una pinta un poco extraña pero que estaba buena. Nos echamos como 2 horas cenando de auténtico homenaje ya que no habíamos comido a mediodía. Cuando fuimos a la estación de Ostbahnhof para salir por el centro, Olga me envió un mensaje de que su abuela estaba regular y fue la nota triste de la jornada, así que desde el blog le hacemos un homenaje a la mujer.

Nos fuimos a Marienplatz para que Alfonso también viese la cervecería del día anterior Hofbrau pero esta vez la entrada fue imposible, le dijimos que pasará el domingo por la tarde por allí ya que su vuelo salía más tarde que el nuestro. Además por la calle de nuevo tuvimos otra pequeña trifulca porque había un tío rastas con un didgeridoo y se enfadó bastante porque uno le tiró una foto. Enfrente de la cervecería estaba el Hard Rock y allí sí tuvimos sitio y planteamos que el sábado por la noche fuera como salir en cualquier ciudad europea, salir de copeo y ver garitos que siempre habría algo interesante. En el Hard Rock brindamos con nuestro ya típico Prost y pusieron canciones de Tool, eso sí era un hard rock de verdad y no lo que ponen en Madrid.

Callejeando por el centro encontramos una sala que tenía una pinta estupenda, era el The Atomic Cafe que está en Neuturmstraße 5, el nombre del sitio está basado en un documental americano que explicaba las causas de porque los yankees eran pronucleares. Fue una lástima no poder entrar, ya que ese día el acceso era por lista de invitados porque había una fiesta sólo para socios, por fuera se veían pósters de los Fuzztones y demás grupos garajeros y luego he visto que se han hecho allí conciertos muy chulos, alguna vez tendré que volver a Munich para ir a ese sitio, os dejo la web para el que le interese

The Atomic Cafe

Al final acabamos en otro bar de la zona viendo un Betis-Real Madrid en diferido donde Van Nistelrooy metió en el último momento el gol de la victoria. Ya charlábamos tranquilamente y se notaba el cansancio de la jornada que llevábamos. Salimos del bar y nos dimos una buena vuelta por el centro de Munich hasta llegar al Hotel One, a destacar por donde pasamos la puerta de Isar (Isartor). Con las horas que eran no había gran animación como por el día en la explanada, así fue un gusto pasear y se veía muy bonita la ciudad, como de cuento y me recordaba en algunos aspectos a la imperial Viena, en los sitios que fuimos ponían buena musica, no como en los garitos que estuvimos la noche anterior. Seguro que es un placer visitar Munich fuera de las fechas del Oktoberfest, la ciudad me transmitió buenas sensaciones y se alejaba del tópico de la tremenda borrachera de la cerveza.

Había sido un día muy largo y cansado pero ya estaba prácticamente recuperado de mi constipado, lo pasamos bien y solo queríamos coger la cama. Hablamos antes para poder ver alguna cosita más de la ciudad el domingo, para ello tendríamos que estar abajo en la recepción a las 11:30 y así iríamos a más sitios y luego cogíamos el vuelo tranquilamente, ese día no me fijé en la luna de Munich y fue una pena porque fue mi última noche allí. No estaba tranquilo porque no confiaba en la palabra que me habían dado. Cuando no se cumplen los compromisos que uno tiene con sus amigos entonces da igual que mires hacía arriba, no hay ningún sitio que te refugie en la traición de la confianza.



Caseta en el Oktoberfest con chicas con el traje bávaro tradicional.



El carrusel de los niños invadido de gente adulta.



Caseta de Paulaner.



Ejemplo del interior de una de las casetas para el evento.



Hard Rock Cafe y enfrente la fachada de la cervecería Hofbrau con los colores de Baviera.



La barra interior del Atomic Cafe que no pude ver.



Isartor (Puerta de Isar).

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