viernes, 5 de agosto de 2011

Maltese Seafood. Día 6. Regreso.

El jueves 20 de Mayo era nuestro último día en Malta, a las 02:45 salía nuestro avión de Vueling hacia Madrid, así que teníamos todo el día por delante para disfrutar de nuestras últimas horas en la isla. El plan era ir a la Laguna Azul en Comino pero no tuvimos suerte porque aunque parezca mentira en Malta algún día llueve y ese fue uno de los 3 ó 4 días al año que tuvo que aparecer el agua. Voy a dejar por aquí un enlace con fotos del sitio Blue Lagoon and Marija Tower. Fue una pena no poder ir porque el sitio por lo visto es precioso y se hace buceo, la gente se va a bañar allí y la vista merece la pena. De hecho bajamos a Triq Il-Torri para ver si algún barco nos llevaba hasta allí. Viendo el cielo encapotado, la gente de los garitos estaban desesperados por conseguir clientes y hubo uno que hasta nos hizo una oferta poniéndonos el crucero más barato de lo habitual, tanto él como nosotros se estaba oliendo que de un momento a otro iba a llover y declinamos su oferta. Algún día tendremos que volver a Malta, por ejemplo, un fin de semana y hacer esta excursión.

Efectivamente a los 10 minutos empezó a caer agua, así que nos fuimos al centro comercial en Sliema más famoso el Tigne The Point, a los malteses les encantan los centros comerciales, tampoco es que fuera gran cosa pero para ellos eso era el recopetín en cuanto a compras y tiendas, de hecho por ahí creo que ni compramos nada, demasiados Max Mara ya hay en Madrid. Luego dejó un rato de llover y ya como no podíamos hacer la excursión pensamos en explorar nuestro pueblo donde estaba el hotel pero fuera de la zona turística, en definitiva, ver el Sliema profundo jejejeje... Nos llevamos una sorpresa porque en cuanto sales del circuito turístico Sliema recupera la esencia que tenía hace unos años, un pueblecito lleno de casas, con fruterías en plena calle, los niños en la escuela dibujando y los viejos paseando, era una estampa mucho más cotidiana que el pueblo donde está el paseo marítimo y los grandes hoteles como el Palace. Me recordaba también ese rollo a Ibiza cuando iba de pequeño, donde puedes estar en un restaurante lleno de gente cool como se diría y al rato puedes estar en el casco antiguo de Ibiza en la zona del castillo con la gente del lugar y son como dos mundos diferentes que están conviviendo.

De nuevo comenzó a llover y pensamos que ya siendo la hora de comer nos iríamos al hotel y en la planta baja podríamos comer en el bar, así lo probábamos antes de irnos. Fue una comida tranquila y sosegada, el día no invitaba a hacer muchas cosas y como por la noche no íbamos a dormir pues nos echamos la siesta, también nuestro último baño en la piscina cubierta del hotel y preparamos la maleta para el regreso. Por la noche nos arreglamos y fuimos a despedirnos del Surfside, había sido nuestro garito durante las vacaciones y quería de nuevo comer el calamar maltés que está muy bueno. Esa fue nuestra despedida de la isla.

El servicio de traslado al aeropuerto lo teníamos contratado y tuvimos un follón muy grande para ir al aeropuerto, nos tenían que recoger sobre las 23:30 horas y la furgoneta no aparecía, pasamos unos pocos nervios y es que se habían equivocado y se habían pasado a recogernos el día antes, obviamente no estábamos y desde el hotel llamaron y nos ayudaron, si lo llegamos a saber nos vamos en taxi porque llegamos al aeropuerto de Luqa con el tiempo justo para facturar, el tío tuvo que hacerse un rally por Malta para que llegásemos a tiempo a coger el vuelo. Una vez pasado el mal trago pues ya más tranquilos facturamos y no había casi nadie en el aeropuerto, en las tiendas de duty free hicimos algunas compras, recuerdo que Olga compró Kinnie que estaba encantada con la bebida. Luego a partir de ahí Olga tuvo problemas con su estómago y pasó un mal rato tanto en el embarque como en el vuelo, fue una putada para ella pero aguantó bastante bien, a Madrid incluso llegamos antes de la hora prevista de aterrizaje, a las 04:45 horas del viernes 21 de Mayo estábamos de nuevo en España, esperamos a que abriese el metro para volver a nuestras casas y hasta aquí fue el viaje.

Antes de terminar el relato, que lo he pasado muy bien escribiéndolo, quería de nuevo dar las gracias a mi acompañante, Olga. Creo que fue de los viajes que más disfrutó porque le encanta ir a sitios con mar y lo pasamos estupendamente. Quería también dejar unas reflexiones acerca del viaje. La impresión que me dio Malta es que es un sitio sobre explotado, me refiero principalmente a la isla de Malta, es un mosaico de turistas ingleses que van allí porque hablan en su idioma y todo es mucho más barato, estudiantes de curso de inglés que sólo van a clase y viven en Paceville por la noche y habitantes dedicados exclusivamente al turismo, como si fuera un país lleno de camareros donde si vas por la puerta de atrás ves otra realidad maltesa llena de catolicismo y tradiciones, pero que se han quedado estancados en el pasado. Prefiero mucho más la isla de Gozo, donde sus habitantes son más independientes, producen la mayoría de su alimentación y donde el único lazo que tienen con la civilización es ese ferry que cruza a Malta tres o cuatro veces al día. Está bien tener ingresos por turismo porque da riqueza a un país pero sólo jugártela a esa carta me parece arriesgado y de poco progreso, siempre vas a depender de los visitantes.

Como ya dije en un anterior post a mi me gustaría pasar un año por allí, pero no sería desde luego en plan turista, pasaría mucho más tiempo en Gozo que lo que pasé en esta excursión y me encantaría dominar el inglés para hablar con los viejos habitantes de allí (que por cierto dominan 3 idiomas, que son el maltés, el inglés y el italiano) y que me contarán historias de su vida, de la vida tranquila sin estrés que no vivimos en Madrid y que me enseñaran cosas tan sencillas y que tenemos tan olvidadas como la amabilidad, el arte de la pesca, como preparar un buen aperitivo maltés y el secado de los tomates al Sol, lo que más me impresionó de Malta fue la amabilidad de la gente mayor, personas simpáticas que simplemente te ayudaban por pura solidaridad y que les alegraba que gente joven viniese a su isla para descubrirla. Espero pasar alguna vez más por allí, un rincón del Mediterráneo que recomiendo a todo el mundo.



Tigne Point. Sliema.



Sliema.



Fruterías callejeras en Sliema.



City Hall Sliema.



Paradas de Bus en Malta.



The Palace Bar.



Vista aérea de La Valletta.



Un brindis desde el SurfSide.



Y otro desde el Twenty Two.

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

No hay comentarios: