lunes, 30 de julio de 2012

Suite Habana (Día 1)

El viernes 22 de Julio fue un día de descubrir la ciudad de La Habana. A causa del jet lag no nos costó mucho levantarnos para nuestra reunión con el guía que teníamos a las 9:30 horas, de hecho nos levantamos antes para poder bajar a desayunar, un rico buffet en la planta baja del Parque Central que íbamos a aprovechar todos los días de nuestra estancia, había toda clase de zumos, si querías te hacían una tortilla en la plancha, mucha bollería y mucho turista extranjero que se alojaba en el hotel, de hecho había muy poco español que estuviera allí con nosotros.

Después del desayuno nos encontramos con el guía y los otros turistas llegados de Madrid la noche anterior, recuerdo a unas chicas de Sevilla que llegaron con mucho sueño porque la noche anterior habían estado de juerga por el Barrio chino de La Habana, con malas consecuencias al finalizar la noche, tuvieron que pagar las copas de todos los del garito, porque sino no salían de allí. El guía nos indicó que la moneda allí para nosotros es el Peso cubano convertible CUC, porque en Cuba hay dos monedas, una para los extranjeros que es el CUC y otra para los cubanos que es el Peso Cubano, con nuestros euros tendríamos que ir a la Cadeca que es la casa de cambio para obtener el dinero cubano, además no podíamos cambiar mucho dinero porque si te sobraban CUC en España no puedes volver a cambiarlos. Como curiosidad un CUC equivale a 24 pesos cubanos para la gente cubana. Otros consejos que nos dio fue que guardáramos bien el pasaporte en la caja fuerte del hotel, que no lo podíamos perder para salir del país y que reservásemos 25 CUC como impuesto de salida en el aeropuerto Jose Martí para volver a España.

Esto en cuanto a los consejos administrativos, también nos dijo indicaciones para nuestras salidas por La Habana, no comprar puros a la gente por la calle, no hacer caso en cuanto a festivales de música inexistentes, no beber agua del grifo por nuestra salud y que en definitiva que nos lo pasásemos muy bien, que el buen turista allí tiene 3 mandamientos, tomar, coger y beber jajajajajajaja... Nos recomendó algunos sitios buenos donde comer, donde tomar mojitos y daiquiris, clubes de noche de jazz y sitios donde bailar. Posteriormente nos ofrecieron algunas excursiones para hacer de las que estábamos bastante interesados, porque una semana en La Habana es mucho tiempo para estar en esa ciudad. Elegimos dos excursiones para alternar nuestra estancia allí, la primera al Valle de Viñales y la segunda una estancia en Cayo Largo, excursiones que ya contaré en posteriores entradas del viaje. Fuimos a la Cadeca que teníamos en el mismo hotel Parque Central para pagarle los viajes a nuestro guía que ya nunca veríamos por el hotel, bueno, una vez nos los encontramos por ahí con otros turistas.

Una vez arregladas las excursiones de nuestro viaje ya podíamos empezar a descubrir bajo un sofocante sol esta ciudad del Caribe, en cuanto al sol no es igual que en España, al estar más cerca del ecuador está más bajo y pega mucho, eso unido a la humedad hace que para un extranjero sea complicado pasear. Lo primero que todo visitante hace al ir a La Habana es descubrir todos los rincones de La Habana Vieja, el casco histórico de la ciudad que es patrimonio de la Humanidad. Estando nosotros en Parque Central estábamos a escasos metros de allí y la primera calle que visitas es la arteria principal de La Habana Vieja que es la Calle Obispo, es como un equivalente a la Gran Vía en Madrid. Al principio de la Calle Obispo está uno de los sitios más famosos habaneros, el bar Floridita.

En esta calle Obispo hay un montón de tránsito de turistas y cubanos, nosotros no podíamos dar el pego como cubanos y empezó algo que me resultó muy molesto durante todo el viaje, la brasa que te dan los lugañeros de allí para buscarse la vida, constantemente tienes a alguien pegado a tu lado ofreciéndote algo, si no son puros cohibas, es un taxi, sino una mulata que según ellos te practicaban 48 posiciones (todas diferentes), sino te pedían directamente un pesico o te recomendaban un restaurante que era muy bueno, obviamente bajo comisión. Normalmente no te entraban directamente, sino que te preguntaban de donde eras y si eres español pues te contaban que algún familiar suyo vivía en algún lugar de España y una vez ya iniciada la conversación pues venían los negocios, recuerdo que un tipo nos abordó preguntándonos que como estaba la cosa por nuestro país y acabamos en un bar donde decía que Hemingway iba mucho por allí, que nos tomásemos algo con él, al final le di un peso y se marchó. Sinceramente aguantaba la brasa que nos daban porque comprendo su situación, con un poco de dinero convertible nuestro les arreglábamos el día y ellos tienen que buscarse la vida, con su cartilla de racionamiento no les da para casi nada, lo que no quita que fuera muy molesto y que a veces te sintieras como una bolsa de euros con patas a la que abordar por la calle.

En nuestros primeros pasos por la calle Obispo le compré a un hombre bastante mayor el único diario que existe en la isla, el diario Granma, el periódico del partido comunista de Cuba, le di más dinero de lo que costaba el panfleto y más que me quería sacar. En Obispo es donde se ubican la mayoría de las tiendas y es muy animada, en su desembocadura está la Plaza de Armas, una bonita plaza colonial que ya hueles el puerto de La Habana, tiene la peculiaridad que algún trozo del suelo de la plaza es de madera, por ahí es donde pasaban los carruajes, también en la plaza hay algún librero que te vende libros antiguos, sobre todo de la historia de la Revolución. No quiero tampoco ser muy pesado con el paseo por la Habana Vieja porque son calles que ha visto todo el mundo que ha ido por allí, son muy famosas la calle Tejadillo, la calle Mercaderes, calle Cuba y calle O'Reilly. Los sitios más destacables son además de la Plaza de Armas anteriormente citada, la Plaza de San Francisco con una impresionante iglesia neoclásica y la Plaza Vieja, una plaza colonial rodeada de casitas con diferentes colores (recuerdo que siendo comunistas allí había una tienda de Benetton). Luego al final de la entrada pondré fotos de todos estos sitios de La Habana Vieja tan bonitos.

Subiendo por Mercaderes de nuevo, íbamos en busca del monumento más visitado la ciudad, La Catedral de La Habana, ubicada en la bonita Plaza de la Catedral donde se encuentra el paladar el Patio, entramos a ver la iglesia y no tuvimos ningún problema para hacer fotos y no había que pagar entrada, al menos ahí durante un rato no nos daba el sol y no teníamos detrás a ningún cubano ofreciéndonos los múltiples hobbies de la isla. Al lado de este templo católico está la calle Empedrado, una calle cualquiera sino fuera porque aquí está otro de los garitos míticos en todo el mundo, La Bodeguita del Medio. Con todo ese paseo que nos habíamos dado bajo un sol de justicia teníamos que hacer una obligada parada allí, es la cuna del mojito y por supuesto lo probamos, al precio de 4 CUC (3 euros aproximadamente) te tomas tu mojito en la barra mirando las fotos de personajes que han estado por allí como Hemingway, Errol Flyn, Salvador Allende y múltiples escritores como Pablo Neruda y Nicolás Guillén. En la barra puedes dejar tu firma si te pones a tallar en la madera desgastada y como no David y yo dejamos nuestro recuerdo en la Bodeguita del Medio, saqué un boli desgastado que llevaba en el bolso y pude firmar. El mojito no fue gran cosa, la hierbabuena estaba un poco mustia.

Como ya era la hora de comer tras nuestro aperitivo con el mojito de la Bodeguita deshicimos el camino andando de nuevo hacia La Plaza de Armas, íbamos a probar uno de los paladares que el guía nos recomendó, pero antes un inciso. En Cuba a los restaurantes los llaman paladares, este nombre se debe a una telenovela muy famosa que ponían en Cuba en los años 90's, para saber la historia os dejo mejor el enlace de esta historia de los paladares, básicamente son restaurantes regentados por cuenta propistas que es como en Cuba llaman a los emprendedores, el regimen de Castro se abrió hacia ese tipo de negocios donde la gente es más productiva. El paladar que visitamos en nuestra primera comida cubana fue el Restaurante La Mina, un bonito patio colonial, con un jardín, con cristales en las paredes típicos cubanos para que no entre tanta luz y gallos dando vueltas alrededor de las mesas. Fue un acierto esa recomendación que nos dieron, comimos bastante bien y bebimos cervezas Cristal que es la marca de cervezas allí junto a Bucanero, de vez en cuando salían unos músicos a tocar música cubana para amenizar la comida. Otra curiosidad en Cuba es que no hay marca Coca Cola sino que allí es Tu Kola.

Después de comer y con ese calor nos fuimos para el hotel y en la habitación nos encontramos una agradable sorpresa, el hotel Parque Central nos invitaba esa noche a cenar en su restaurante, una buena táctica de marketing para consumir allí, ya sabríamos donde íbamos a cenar, no teníamos que elegir paladar. La tarde nos la tomamos de relax en el ático de la piscina del hotel, además el sitio merecía mucho la pena porque tiene unas vistas impresionantes de La Habana, desde el jacuzzi veías todo el Capitolio, el teatro García Lorca y los hoteles Telégrafo e Inglaterra. Donde mejor se estaba era el jacuzzi porque estaba protegido por una cúpula, así el agua estaba más fresquita, en la piscina como daba el sol era prácticamente caldo. El atardecer en La Habana es precioso desde ese ático. Era una sensación muy contradictoria, porque estabas en un hotel de lujo y desde el ático veías el deterioro de las casas de los habitantes de la ciudad, pero a la vez era una vista muy hermosa, como el sol que tanto nos había machacado se escondía en el horizonte del océano Atlántico.

Una vez que ya estábamos más frescos nos arreglamos para ir a cenar en la planta baja del hotel, donde antes habíamos desayunado por la mañana. Estaba muy contento por la elección de este hotel, el servicio fue excelente y la comida muy buena. Después salimos de nuevo a la calle para nuestra primera noche de juerga, tampoco se iba a prolongar mucho porque al día siguiente íbamos a hacer la excursión a Viñales, pero lo pasamos muy bien. Primero fuimos al Floridita, que el sitio es de los más lujosos de la ciudad, su especialidad es el daiquiri y tienen aire acondicionado. Antes de llegar como no, tuvimos la brasa de algunos habaneros, ese día hubo un tipo que nos decía que si nos gustaba su novia que iba a su lado, nos fuésemos con ella, que no había ningún problema. Haciendo caso omiso a todo, llegamos al Floridita que estaba petao y pude hacer una cosa que ya no se puede en España, aquí en los bares se puede fumar. No había mesas libres, pero en una de ellas estaban nuestros amigos Alma y Sergio, fuimos a hablar con ellos y nos sentamos a beber junto a ellos, el daiquiri allí está al precio de 6 CUC (4.5 euros aproximadamente).

Comentamos lo que habíamos hecho ese día, ellos fueron a la ceremonia del cañonazo en el Castillo del Morro y nos reíamos de los brasas que son los cubanos. Fue un rato muy agradable y distendido porque tanto Sergio como Alma son bastante majos y ya que nos habíamos encontrado en el Floridita pues saldríamos juntos por ahí, en el Floridita nos echamos 2 ó 3 daiquiris que estaban bastante logrados, mucho más que los mojitos en La Bodeguita del Medio. Salimos de allí para volver al Parque Central y por la calle Neptuno, que estaba bastante mal iluminada y con una alcantarilla rota, llegamos a nuestro siguiente destino, la Casa de la Música, esta fue una recomendación que le habían dado a Alma y Sergio porque por la tarde estuvieron en los almacenes Época comprando un adaptador para la corriente eléctrica. Al final no pasamos porque creo recordar era para bailes salseros y ese rollo no nos iba a ninguno de los cuatro, pero al lado había una sala donde iba a tocar una orquesta habanera.

Por una entrada de 3 CUC pasamos y pedimos cerveza y ron cola, al principio no estaba la orquesta y nos quedamos flipados con el sitio. En vez de poner música para animar el ambiente ponían vídeos de youtube, cosas de hace una década como los huevos cantores o Cálico electrónico, el público de una media de edad bastante más avanzada que la nuestra se moría de la risa, estaban encantados con esos vídeos y nosotros nos reíamos por lo casposo de la situación. No nos entretuvimos mucho por el lugar porque como ya mencioné, al día siguiente teníamos que madrugar bastante para ir a Viñales y bajamos de nuevo por la calle Neptuno donde en la oscuridad pasaban varios coches antiguos y que no vas más que mirando por donde pisas en el suelo no sea que des un mal paso y la lies. Nuestros amigos de Valladolid se alojaban en el Hotel Inglaterra, que estaba al lado del nuestro, así que en Parque Central nos despedimos de ellos, ya no los íbamos a ver hasta el aeropuerto de vuelta porque ellos iban a Varadero unos días. Había sido un día muy completo y cansados nos fuimos a descansar, todavía no estaba acostumbrado a ese calor húmedo y al día siguiente teníamos una buena excursión por el norte de la isla, esa noche no miré a ver donde estaba la Luna, una pena, nunca hay que olvidarse de ella.



Calle Obispo.



Plaza de Armas.



Habana Vieja. Banderas de celebración del 26 de Julio. Fiesta nacional por el asalto al Cuartel Moncada.



Plaza de San Francisco.



Iglesia de San Francisco.



Restaurante Cafe del Oriente.



Boda en La Habana Vieja.



Plaza Vieja. Casas con típicas vidrieras que tapan la luz natural.



Plaza Vieja.



Catedral de La Habana.



Plaza de la Catedral. Paladar el Patio.



Interior de la Catedral de La Habana.



Calle Empedrado. La Bodeguita del Medio.



Dentro de la Bodeguita del Medio.



Dejando un recuerdo en la barra.



Restaurante La Mina. Patio.



Parque Central.



Piscina en el ático del hotel Parque Central.



Hotel Telégrafo.



Floridita.



Calle Neptuno.

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