Hoy hace un año que aterrizamos en Madrid volviendo de un nuevo destino que en estas fechas escribiré en el blog de viajes, esta vez vamos a cambiar de continente para hacer una incursión en tierras americanas, en concreto en el Caribe y al sitio más peculiar de esa región, La Habana, capital de unos de los pocos países que quedan bajo el regimen comunista, Cuba. Este viaje cumplió una vieja promesa que teníamos mi amigo David y yo de que alguna vez iríamos a visitar Cuba y al final la promesa se hizo realidad y fuimos para allá. Un viaje lleno de anécdotas, peripecias, sentimientos y muchas sensaciones que espero poder relatarlas lo mejor posible, porque fue un viaje muy especial, sobre todo porque es un mundo muy diferente al que conocemos y que una vez allí te invita mucho a la observación. A la vuelta te quedas reflexionando sobre la influencia de la política en la vida diaria.
Al ser la primera entrada del viaje vamos a un clásico que nunca me salto en el blog y es mostrar mi agradecimiento a la gente que estuvo en el viaje acompañándome. En primer lugar darle las gracias a David, fue un buen compañero y llevábamos mucho tiempo sin ir a ningún sitio, ya que los últimos viajes los había hecho con Olga, el último día estuvo bastante callado y tuvimos una pequeña discusión, pero por lo demás lo pasé muy bien con él y soportó muy bien mis quejas sobre el calor que hacía, espero que este viaje a La Habana no sea el último que haga con él. También agradecer a Michel García el tour que nos hizo el penúltimo día de estancia en Cuba. Michel es un traductor cubano que me puse en contacto con él a través de mi amigo Andrés, muy majete el tío, hablaba muy rápido (a veces incluso me perdía jejejejeje...) pero el rato que estuvimos con él, aprendimos un montón de cosas y vimos sitios que si no es por él, nunca hubiésemos llegamos. Una recomendación que me hizo fue la película que va a dar título a todas las entradas de este viaje, Suite Habana, un film diferente, sin apenas diálogo que muestra muy bien la vida cotidiana de los habaneros, yo hago extensible su recomendación, me encantó la película y así le hago un pequeño homenaje a Michel. Por último agradecer sus ratos de compañía a una pareja que venía en el vuelo con nosotros, Sergio y Alma, vallisoletanos los dos, aunque Sergio como bien le decían los cubanos parece vasco jajajaja... Nos lo pasamos muy bien con ellos tomando daiquiris en el Floridita y en el viaje de vuelta. Pero eso ya lo contaré en próximas entradas.
Nuestra estancia en Cuba fue de una semana, planificamos tener el hotel durante toda la estancia en La Habana, a mi personalmente el rollo de ir a Varadero a un resort no me llamaba mucho la atención. Tampoco estaríamos todos los días La Habana, sino que una vez allí haríamos un par o tres de excursiones para ver otros sitios del país, pero siempre pernoctando en nuestro hotel. El 21 de Julio teníamos nuestro vuelo a La Habana con la compañía Iberia, las cosas no empezaron muy bien porque en Atocha el cercanías que nos llevaba para el aeropuerto se averió y tuvimos que coger un taxi. Después de tanta prisa en llegar para facturar y embarcar resulta que fue el cachondeo de la terminal T4. El vuelo salía a las 17:00, primero nos mandaron a una puerta de embarque alejadísima, después cambiaron la puerta de embarque en la otra punta y tuvimos un retraso de salida del vuelo de dos horas. Nos cambiaron el avión y desde aquí denuncio esta situación de ningún respeto y consideración de la compañía Iberia hacia sus pasajeros. Son unos chapuceros y sinvergüenzas, para un vuelo intercontinental es intolerable que salgas con más de 2 horas de retraso.
Durante el vuelo también tuvimos incidencias, al cambiarnos de avión, íbamos en un modelo más antiguo y mucho más incómodo. El avión iba hasta los topes, los bebes llorando (esto ya no es culpa de la compañía), pero encima después de todo lo que llevábamos es que en la zona de nuestros asientos no funcionaba bien el aire acondicionado, a mi me daba algo, iba rojo como un tomate y pasadas las horas me era imposible conciliar el sueño, estaba sudando. Me levanté y me quejé al personal del vuelo, las azafatas me buscaron como solución cambiarme de asiento y eso hice, me fui a la parte de atrás del avión, dejando a David más ancho y pude dormirme un rato. Cuando ya nos estábamos aproximando a nuestro destino decidimos tomarnos la situación con humor y brindamos David y yo porque ya todo lo malo del viaje había pasado y nos reíamos de un español que iba borrachísimo de todos los rones que se había tomado, su mujer iba al lado, para nosotros una santa. Fue uno de los peores vuelos que he tenido en mi vida.
Una vez que aterrizas en el aeropuerto José Martí tu primera sensación es el bofetón de calor húmedo que sientes por todo el cuerpo, era casi medianoche y la camiseta se te pega a tu cuerpo por el sudor. Había que pasar los controles de inmigración que fueron un cachondeo, una enfermera te preguntaba si habías estado malo o tenías algo contagioso, a David la enfermera le dijo que si le daba un euro para un café, después pasabas por una habitación donde esperabas a no se sabe que y finalmente salías a las cintas de los equipajes. El sitio daba sensación de cutre y de dejadez, además yo pasé muy mal rato en las cintas de las maletas porque no aparecía la mía. Estuvimos como 40 minutos y al final encontré mi maleta tirada por el suelo y llena de polvo, que alegría y enfado tenía al mismo tiempo, había encontrado mi maleta pero que cabreo tenía por la desorganización del lugar.
Por fin salíamos del Jose Martí y yo estaba deseando fumarme un cigarro debido a los nervios pasados en la terminal con el equipaje. El traslado al hotel estaba contratado dentro del paquete vacacional que habíamos escogido y en el aparcamiento nos estaban esperando, pero no fuimos los últimos en llegar, tuvimos que esperar 45 largos minutos a que llegasen todos los que faltaban. Allí es donde conocimos a Sergio y a Alma, el sitio estaba muy poco iluminado y los buses eran coreanos, yo nunca había visto esa marca, eso sí, tenían aire acondicionado que agradecí mucho durante el trayecto al hotel. Era nuestro primer paseo por la isla y te quedas bastante sorprendido, vas acercándote a La Habana y no hay tampoco apenas iluminación artificial, por supuesto no hay grandes vallas con carteles de anuncios de marca, si acaso alguna pintada a favor del regimen. Pero es que una vez que entras ya en la ciudad no ves a casi nadie por la calle, la luz artificial sigue siendo igual de tenue y te da una sensación de inseguridad y que te estás adentrando en una ciudad fantasma o vampírica.
El guía nos dijo que problemas de seguridad no íbamos a tener y poco a poco iban dejando a cada uno en su hotel, el nuestro fue el Hotel Parque Central, al lado del Paseo del Prado y el Capitolio y a dos pasos de la Habana Vieja, en una excelente ubicación y muy nuevo. El guía nos felicitó por nuestra elección y la verdad es que es el mejor hotel en cuanto ubicación-calidad de la ciudad, el mejor hotel en la ciudad es el Nacional de Cuba, pero no está tan bien situado como este. El guía nos indicó que al día siguiente a las 9:30 horas quedásemos el grupo que habíamos llegado de Madrid en la recepción de nuestro hotel para reunirnos y darnos alguna indicación de la ciudad, consejos a tener en cuenta y ofrecernos excursiones para contratar.
Una vez instalados en el hotel estábamos agotados, mirábamos por el balcón de la habitación y veíamos el Paseo del Prado, era de los pocos sitios donde había gente paseando o sentados en los bancos, había taxis y la zona estaba un poco animada al menos, lo que más curioso te parece al principio son esos coches antiguos de otras épocas en EEUU que todavía por allí circulan y el silencio que imperaba, me fume un último Black Devil mirando a la Luna caribeña para terminar esta jornada tan larga y con jet lag. Como ya eran las 2:00 de la madrugada nos acostamos con el aire acondicionado que se agradecía para combatir ese calor húmedo. Al día siguiente había que levantarse temprano para la reunión y disfrutar de nuestro primer día lleno de acontecimientos en La Habana.
Aeropuerto José Martí.
Paseo del Prado.
Paseo del Prado.
Vestíbulo Hotel Parque Central.
Parque Central.
Ático Hotel Parque Central.
Capitolio, Teatro García Lorca y Hoteles Nueva Inglaterra y Telégrafo.
Piscina del Hotel Parque Central. Al fondo el Capitolio.
Hotel Parque Central. Músicos habaneros tocando el tema principal de la película 'El Padrino'.
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