sábado, 23 de septiembre de 2017

Verona, orgullo de burgueses

Antes de dejar atrás este maravilloso país, quisimos exprimir al máximo las riquezas visuales que sus ciudades nos regalaban. Dado que la conexión con Londres es muy buena, decidimos visitar Verona como destino final de nuestra luna de miel. No puedo decir que fuera el mejor acierto de nuestro itinerario, pero para un par de días de transición no fue mala decisión. Cierto es que Verona se sobrevolara a sí misma y se muestra arrogante ante la belleza de sus vecinas del sur. La primera decepción fue al comprobar los precios de los alojamientos. Mientras en Venecia puede tener cierto sentido, en el caso de Verona es una auténtica locura (o timo). Muy complicado encontrar algo céntrico por menos de 60 euros la noche y para algo 'decente' id preparando 100. Nuestra opción fue un hotel normalito (hotel Piccolo) a escasos 20 minutos andando del centro histórico. Nuestro primer destino fue el rio, concretamente el Puente de Castelvecchio. Desde aquí tendréis unas impresionantes vistas de las dos orillas de la ciudad en un entorno medieval en el que apetece ser el protagonista de un viaje en el tiempo. Sitio obligado para tomar instantáneas y para visitar el museo si se va con tiempo. Como no era nuestro caso, nos encaminamos hacia la Arena de Verona, otro increíble coliseo, mucho peor conservado que el de Roma aunque más 'autentico'. Un pequeño capricho debe ser presenciar alguna ópera del ciclo que preparan en verano. No es fácil encontrar localidades y hay que hacerlo por adelantado. Como no teníamos ni idea de esto cuando planeamos la escapada, nos quedamos sin opera aunque decidimos pagar por ver el interior. Gran error porque en este caso no hay mucho que ver nada mas que tribunas y algún vestigio del anfiteatro original. Además gran parte del monumento estaba acondicionado para la opera nocturna y esto le hacia perder mucho glamour. 

La plaza que rodea la arena es un centro neurálgico para la 'nobleza' veronesa y bien puede valer la pena tomarse un Aperol en las terrazas que abarrotan los aledaños. De nuevo no penséis que aquí será nada barato.Tras el reposo y la copa, nos desplazamos más hacia el norte para encontrarnos con la turística Piaza delle Erbe. Muy bulliciosa y con actividades en directo nos encantó y decidimos comer en los restaurantes de la plaza. Todos tienen cartas parecidas, pero nos decantamos por una recomendación, la Osteria al Canton. Pasta y pizza, menú correcto y buen servicio. En frente hay otro establecimiento también recomendado por una amiga local, el restaurante Maffei. Tenía muy buena pinta y se veía lujoso. Ya era tarde para cambiar de opinión así que no os puedo dar más pistas. Tras comer un helado en la heladería Pretto, nos perdimos en los callejones del casco viejo para, como no, ver la casa de los veroneses más internacionales: Romeo y Julieta. Sitios turísticos sin más encanto que la típica foto en el balcón de Julieta. Más dinero para una cosa que no nos aportaba nada, así que lo obviamos. 

Todo el glamour de los callejones ancestrales se pierde en esta zona, repleta de tiendas globales, tipo Benetton, Zara, HM y demás basura. Muy evitable, aunque siempre cae alguna visita a estos lugares (lamentablemente). Continuando con lo importante, llegamos a la iglesia de Santa Maria Antica donde se pueden admirar hermosas esculturas funerarias en honor a la noble familia Scaligere que regento la ciudad en el siglo XIV. Continuando hacia el norte, se puede visitar la impresionante catedral de Santa Maria Matricolare. En este caso solo recorrimos el exterior, sorprendidos por su solemne fachada. Sinceramente ya andábamos un poco cansados de tanto monumento religioso. Para culminar el paseo por la ciudad, salimos un par de horas por el otro lado del rio Adigio cruzando el Ponte Novo hasta la iglesia de Santa Maria in Organo. Esta zona es menos monumental y viene un poco a representar lo que es hoy en día Verona: una ciudad rica de Italia con una historia relevante, pero que ni se acerca en cuanto a encanto a otras villas del país. Emocionados, exhaustos, encantados y muy agradecidos, dimos por cerrada esta nueva aventura en el país etrusco, del que tanto conocemos los españoles pero que no deja de sorprendernos una vez estamos allí. Ciao Italia!


La arena de Verona


Preparando el escenario para la opera

La calle de las tiendas. Nada de especial

El exterior de anta Maria Antica
El Puente de Castelvecchio
Viastas desde el puente

La colina de Verona


Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

No hay comentarios: