Nuestro primer día en Niza amaneció bastante tarde, eran unas vacaciones enfocadas al relax y sin prisa alguna, nos dió rápidamente la hora de comer y para no andar dando muchas vueltas nos encaminamos a la plaza donde la anterior noche habíamos estado, la plaza Massena, además es un sitio bastante bonito con la mar muy cerca. Nos paramos en un restaurante argentino a degustar varias carnes, hasta los tuétanos nos pusieron. En esta zona de Massena hay varias heladerías, el paseo marítimo (Promenade des Anglais) y todo tipo de tiendas para realizar compras. La sensación que daba el sitio era de mucha paz, esa sensación se hacía más patente también porque en la Av Jean Medecin estaban de obras a causa de la colocación del nuevo tranvía.
Tras el cebatil (como decimos en La Mancha) que duró dos horas nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores, por la Av de Verdun, el Boulevard Gambetta, el Boulevard Victor Hugo y la Rue de la Buffa (una de las calles más importantes de Niza con un montón de comercios). Una de las cosas que siempre se hacen en la costa Azul es pasar a los casinos a jugar y al lado del Boulevard Gambetta estaba el Casino de Niza, el Palais de la Méditerranée, situado en Promenade des Anglais. Fosi se empeñó en entrar y visto desde fuera ya de por si tumba a decadencia pues ya desde dentro constatas el hecho. El paraiso del jubilado en cuanto al juego, la media de edad la bajábamos nosotros escandalosamente, maquinitas haciendo ruido pero lo curioso es que no se oía a nadie conversar y hacer el más mínimo ruido. Nos sentamos en el bar que me acuerdo que me pedí un martini rosso y después del aperitivo, Carlitos y Fosi fueron a jugar. No me gusta nada el mundo del casino y jugar, más bien me gusta observar y veía los ancianos gastándose el dinero a las 5 de la tarde más bien tristes. Estos jugaban a las apuestas en el hipódromo en una máquina y luego ya directamente a las tragaperras, donde Fosi tuvo suerte y con su gran frase, una retirada a tiempo es una victoria se llevó un buen pellizco.
Salimos del Casino y con las ganancias de Fosi y con el calor que hacía subimos al bar del hotel que hay al lado del Casino que era un hotel de lujo y nos tomamos unos cocktails que Fosi invitaba con lo ganado anteriormente, nos tiramos una hora viendo a todo tipo de personajes que pululan por esta zona sur de Francia, señoras francesas enjoyadas de avanzada edad con mucha clase, asiáticos ricos que más que amarillos estaban muy morenos, señores de alta alcurnia con camisas blancas muy bien planchadas y tres tipos de La Mancha en pantalones cortos que se estaban tomando unos cocktails fumando Gauloises rubios.
Ese día en Niza empezaba el festival Nuziq de música electrónica y me apetecía probar algo musicalmente hablando en un lugar de la costa francesa que de tanto Benidorm y Salou los oídos te pitan a Ricky Martin o a Georgie Dann todos los veranos. Con el GPS salimos andando hacía donde se celebraba la primera noche de este festival, era en el Smarties, en la rue Defly 10. El sitio me encantó porque era un sitio pequeño con un aire y decoración retro digno de cualquier película ye-yé de los años 70's. La música aún siendo electrónica era tranquilita y nos pedimos unos mojitos y en la sala de abajo nos pudimos sentar en unos sofás. Había mucha gente joven que bebían una cosa que me pareció bastante asquerosa, licor de menta mezclado con agua, entre las chicas no se pedían otra cosa. El calor en el sitio, eso si, era infernal y te bebías los mojitos como si fueran agua.
Tras un buen rato en el Smarties pues salimos a las terrazas de fuera y nos sentamos justo al lado del Smarties para tomar algo ligero que después de la comida tan pesada que habíamos hecho pues mucha hambre no teníamos, de hecho es que ni probé bocado de las pequeñas raciones que pedimos. Estábamos sentados enfrente del museo de Arte Contemporáneo de Niza. Unas mujeres argentinas que vivían al lado del bar hablaron con nosotros al oir que estábamos hablando en castellano y nos contaron que llevaban 15 años en Niza y que querían vivir en España, en concreto en Barcelona.
Tras la cena ligera y siendo miércoles en Niza pues nos fuimos a la aventura a ver que había abierto por ahí para seguir tomando algo. Por la rue Cassini y la place Garibaldi nada de nada, así con el GPS bajando por la Av San Juan Bautista llegamos a nuestra querida place Massena y callejeando por las calles aledañas encontramos un sitio abierto donde te obligaban a dejar las cosas en el guardarropa y los porteros tenían un poco pinta de mafiosos, pero bueno, había algo de animación y nos tomamos la última allí, una cerveza Corona fresquita, además justo cuando terminamos ya estaban cerrando el sitio. Volviendo al hotel nos topamos con una anciana que decía que era suiza y que la habían dejado tirada y si le podíamos dar algo para pasar la noche, nos dió bastante pena y le dimos un poco de dinero, que fijate si los viejos del Casino le podían haber dado todo el dinero que se estaban gastando pero no iba a ser la última vez que viésemos a esa anciana, cosa que mosquea porque te deja la sensación de que te han engañado.
Subimos por la Av Jean Medecin hacía el hotel y entre las obras uno se perturba y no alcanza la paz suficiente para mirar arriba y ver si había Luna, sortear las vallas
de obra ocupa toda tu atención. Eso si, contento por el descubrimiento de un sitio como el Smarties me apuré mi último Gauloises en la habitación fascinado aún por el desastre de patio interior tipo Raval que teníamos por hotel.
El primer homenaje en la Costa Azul, hasta los tuétanos cayeron.
Paseo marítimo de Niza. Promenade des Anglais.
Place Massena.
Puerta del Smarties.
Smarties Bar, la foto es con un móvil.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
No hay comentarios:
Publicar un comentario