martes, 6 de enero de 2015

60 dias por Asia. Indonesia.


Y el primer lugar a visitar, como no podía ser menos, fue el destino preferido de miles de Australianos: Indonesia. Este país es para los Aussies lo que Mallorca para Ingleses y Alemanas. Concretamente Bali, y sobre todo en Kuta y alrededores, área totalmente plagada de Anglosajones. Pues bien, como esa no era la idea (bastante cultura Australiana habíamos tenido durante estos años), volamos a la capital de Bali, Denpasar. Craso error. En general, y no es por anticipar acontecimientos, Indonesia fue el peor destino de la ruta. Nada más llegar nos encontramos con que el hotel que en las fotos parecía más que aceptable, estaba metido en un barrio que parecía salido del holocausto. Todo lleno de escombros y calles sin asfaltar. Con este escenario, hicimos noche allí y a la mañana siguiente salimos huyendo en Taxi hacia Ubud, según decían, una de las ciudades más interesantes de la isla. Y es que Indonesia es un archipiélago de Islas, cada una con su propio gobierno, cultura, religión y hasta idioma. Bali es la única Hinduista y es la influencia de esta religión lo que más encanto le da. Aunque la realidad, es que la isla esta masificada y orientada al turismo en la mayor parte de los sitios, digamos, normales. Pues bien, como decía Ubud se vende como la alternativa a la globalizada ciudad de Kuta y a la caótica capital. Ciertamente, Ubud ofrece un equilibrio entre la tradición Indonesia y el turismo más casposo. El primer reto era encontrar un alojamiento por 10 euros habitación doble. Muchos mochileros son habían dicho que era posible. Blogs y demás guías, que también. Pues bien, una vez en Ubud, las caras eran más que de desaprobación cuando tratábamos de llegar a ese precio. Acostumbrados al vecino rico Austral, los Indonesios intentan estafar al turista con todas las letras. Sin contemplación ni vergüenza. Algo muy molesto y desagradable para los que vamos a sumergirnos en su cultura y a respetar sus tradiciones. Aunque suene típico, en este país el regateo es fundamental. Además hay que tener cuidado con quien se negocia, pues pueden llegar a un precio muy bajo y luego dejarte tirados. Así que, si contratamos cosas serias como viajes, intentad no ser muy tacaños. Tened en cuenta que los precios llegan a ser 10 veces más de los que paga un local (en muchos establecimientos esta escrito en su lengua el precio para ellos; un amigo que hablaba indonesio nos lo comentó en el caso del alquiler de una moto; los locales pagaban ¡15 veces menos!)
En fin, un poco desanimados, fuimos a parar a una especie de antiguo palacete Hindú que ahora alquilaba las habitaciones. Un simpático lugareño nos dijo que cuanto queríamos pagar. Le comentamos nuestro precio, se echo las manos a la cabeza y empezamos a charlar en su rudimentario inglés (esa es otra) Afortunadamente, era un fan del Barcelona y eso nos hizo ganar puntos para conseguir una bonita habitación en un lugar de ensueño. Además el desayuno estaba incluido. La familia, desde luego, nos trato de maravilla. Desgraciadamente una excepción en el país. Una vez instalados aprovechamos para perdernos por las pequeñas callejuelas y acudir a un espectáculo de danza Balinesa. Hay muchos por la zona del mercado. Muy recomendable. Degustamos su plato típico el Babi Guling (preguntad en la misma zona, Ubud es famoso en toda la isla por su Babi Guling). Básicamente, el plato consta de panceta asada, arroz y vegetales (¡Cuidado con el picante!) En 3 días se ve la zona de sobra, así el cuarto día nos aventuramos a alquilar una moto (a la familia del hotel) Creo que fueron como 5 euros el día completo. Ahora bien, hay que tener cierta preparación. Si hablo de caos circulatorio estoy siendo amable. Eso era una autentica locura. Motos en todos los sentidos, niños por todos lados, bicicletas, camiones, taxis... El día fue muy interesante, pero realmente no se como conseguimos volver de una pieza. Desde Ubud visitamos los templos de Tirta Empul (donde me 'bauticé' al estilo Hindú) y Kuil Gunung Kawi. Este último especialmente bello y salvaje, pues para acceder a la zona del templo (de los más antiguos del mundo) hay que bajar por un valle repleto de arrozales. Simplemente impresionante. De nuevo cuidado con los timos. En este caso dicen que no se puede ir con la moto hasta la entrada y que hay que comprar una falda para las mujeres. Todo mentira. No hagáis caso de los lugareños y simplemente pagad vuestra entrada al complejo (aquí se paga por todo amigos) A la vuelta tras sortear motos de todo tipo, animales sueltos, otros turistas y hasta puestos ambulantes, paramos, ya en Ubud, en el llamado bosque de los monos. ¿Por qué este nombre? Pues muy fácil, porque es un bosque repleto de monos. Merece la pena pasar unas horas observando a estos primates en estado salvaje. De nuevo el sinsentido de pasar por caja ¡para entrar en un bosque! Haciéndonos un poco los locos conseguimos pasar gratis (no es nada fácil, están muy atentos y no son nada comprensivos ) Esta gente no es consciente de que lo que para un Americano o un Australiano es una minucia, para un Español es un esfuerzo económico notable. Euro tras euro el presupuesto se va disparando en pagar los precios estipulados para los turistas (y los no estipulados también) Hablando con otros mochileros, nos comentaron que en Indonesia aún hay áreas vírgenes como Flores o Comodo y que allí en entorno no esta tan masificado. En fin esto lo supimos a posteriori y siguiendo con nuestro plan inicial, decidimos ir a desconocida y poco habitada isla de Lombok. Allí se encuentran unas paradisíacas y otrora selectas Islas llamadas Gili Islands: Gili Air, Gili Meno y Gili Trawangan. El camino hasta allí es bastante complicado, y hay que ir via ferry hasta Mataram (digamos que es la capital) y de allí en coche, moto o lo que sea hasta Bagsal que es desde donde parten los botes hasta las islas. Cansados de timos, decidimos intentarlo en la oficina de turismo de la plaza del mercado. Tampoco hubo manera. Todo buenas palabras, pero cuando decidíamos la opción más económica, la cara del agente cambiaba. En nuestro caso elegimos el ferry lento que tardaba como 3 horas y que nos daba la opción de ir a las islas en el último transporte. Como siempre, el único resguardo de nuestro pago era un ticket genérico, con un par de palabras en indonesio sin precio alguno y sin teléfonos. Cruzando los dedos, conseguimos alcanzar Mataram, lugar dónde curiosamente debíamos pasar noche en el hotel del agente que nos tenía que llevar hasta las islas. Repetimos que nos aseguraron que llegábamos a tiempo, pero fue imposible hacerles entrar en razón. De nuevo buscamos un hotel de 10 euros, cosa complicada y nos dieron una especie de tugurio medio destartalado donde hacia un calor de mil demonios. La mañana siguiente logramos ir a Bangsal dónde nos llevaron a las Gili en un 'lujoso' bote verdulero. Entre lechugas y latas de cerveza, arribamos en Gili Trawangan, dónde de nuevo intentaron timarnos con el hotel. Todo carísimo, así que tuvimos que rascarnos el bolsillo para por lo menos disfrutar del momento. La isla es muy primitiva, con animales de granja sueltos, sin coches y con gente muy amable (y porrera) en general. Se ve que en otro momento fue cuna de turismo de élite, pues tiene una infraestructura desmesurada para una isla de esas características. Pero eso sería en otro tiempo, porque cuando nosotros fuimos, todo estaba bastante sucio (en la playa era imposible bañarse sin llevarse varias bolsas y otros 'objetos' por delante) Lo mejor la comida, el snorkel por la zona y encontrarnos con un Español ocasional que habíamos visto en Ubud, Ernesto. Todo fue bastante divertido y contentos de la experiencia y tras un nuevo timo (una tasa de servicio que incluía el 'hotel' que no nos habían comentado) nos volvimos a Kuta para coger un avión hasta Yogyakarta (Java). Yogyakarta es la segunda ciudad de la Isla, muy populosa y de religión musulmana. Es bastante turística y se puede disfrutar de un nivel de seguridad aceptable. Recomiendo comer en la calle sentados en una alfombra (lo más económico que se puede encontrar) y pasear de día por las abarrotadas calles de la ciudad. Nosotros estuvimos solo 3 días y uno lo empleamos en ir a un lugar bastante curioso: el Volcán Bromo. Este Volcán, activo y sorprendentemente visitable, esta a unas 10 horas en coche desde Yogia. Se pueden contratar excursiones en cualquier sitio y, por supuesto, algún que otro timo te llevarás. Nosotros dentro de lo malo podemos estar contentos, porque además de volver sanos y salvos, todo fue según lo previsto y solo nos sacaron 3 euros para la entrada a un parque natural dónde pasar es gratis. En fin, este viaje no tuvo desperdicio. Lo primero por la dureza del trayecto: 10 horas por las carreteras de Java es un autentico infierno. Coches en todas las direcciones, partes sin asfaltar, velocidad descontrolada, en fin una odisea. Luego el volcán es muy curioso, sobre todo el entorno que es como un paisaje lunar con un templo budista en el centro. Es algo digno de ver. Sin embargo la paliza fue tal, que apenas lo disfrutamos. La vuelta fue aún peor y yo calcule el que 30% del viaje lo hicimos por el carril contrario. Como decía tuvimos suerte. Otros compañeros que nos encontramos en otro país (era muy curioso ver casualmente los mismos mochileros en diferentes países) nos contaron que se negaron a viajar con un conductor temerario y este los dejó tirados en plena noche en un pueblo en medio de la nada. Luego se enteraron que al volver el conductor había atropellado a varias personas y había fallecido en el accidente. Ver para creer. Y bueno como no podía ser de otra manera, desde Yogyakarta hicimos una excursión a una de las joyas del viaje: el templo de Borobudur. Este inmenso mandala construido en el siglo 9 y que constituye una de las más impresionantes obras arquitectónicas budistas. Lo ideal es ir a verlo al amanecer, dónde la selva, la bruma, el sol naciente y estupas, forman un equilibro que hace sentir una paz espiritual difícil de conseguir en un sitio como Indonesia. Pues bien con esta imagen en la retina y en el alma, pasamos la última noche en el país, no sin un nuevo intento de timo: los Batik. Estas obras artísticas constan de una tela pintada con una técnica especial dónde se mezcla pintura y cera. Unos teóricos artistas nos invitaron a una exposición dónde nos explicaron como se realizan las obras (muy interesante desde luego), nos invitaron a un té y nos ofrecieron un Batik a buen precio (solo 10 euros, era bonito la verdad). Lo malo que era falso, pero bueno el problema esta en que un Batik verdadero se puede lavar. Así que si lo queréis como souvenir para colgarlo en la pared, podéis aceptar sumisamente este engaño. Cuando todo parecía haber terminado y podíamos relajarnos, el timo final llegó en el aeropuerto donde debíamos pagar con moneda local una tasa a la salida. Recordar, dejaros algo para cubrir este estúpido gasto (el enésimo). Avisados quedáis.



Entrada triunfal al Bosque de los Monos
 
No se de donde viene la teoría de que el hombre desciende del mono

Ejemplo de arte Hindú en Ubud

 El Valle del templo de Kuil Gunung Kawi

Estatuas del templo Kuil Gunung Kawi

Panorámica del mismo templo

Me obligaron a ponerme falda cual escocés errante

Bautismo en el llamado 'Templo del Agua', Tirta Empul

Las islas Gili por dentro.

Haciendo el calavera

Penando en Gili Air

Puesta de sol en la playa norte (la más limpita)

Puesto callejero en Yogia

Borobudur. Impresionante

En el piso más alto del templo

Amanecer en Borobudur. De lo más bonito que he visto

La bruma en la selva

100% Borobudur

Tuk-tuk en Java

La Luna o el Volcán Bromo

Arriba del Volcán a las 6 de la mañana

Como veis no era 'broma', el Bromo está activo


Danza Balinesa en Ubud




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