Y el primer lugar a visitar, como no
podía ser menos, fue el destino preferido de miles de Australianos:
Indonesia. Este país es para los Aussies lo que Mallorca para
Ingleses y Alemanas. Concretamente Bali, y sobre todo en Kuta y
alrededores, área totalmente plagada de Anglosajones. Pues bien,
como esa no era la idea (bastante cultura Australiana habíamos
tenido durante estos años), volamos a la capital de Bali, Denpasar.
Craso error. En general, y no es por anticipar acontecimientos,
Indonesia fue el peor destino de la ruta. Nada más llegar nos
encontramos con que el hotel que en las fotos parecía más que
aceptable, estaba metido en un barrio que parecía salido del
holocausto. Todo lleno de escombros y calles sin asfaltar. Con este
escenario, hicimos noche allí y a la mañana siguiente salimos
huyendo en Taxi hacia Ubud, según decían, una de las ciudades más
interesantes de la isla. Y es que Indonesia es un archipiélago de
Islas, cada una con su propio gobierno, cultura, religión y hasta
idioma. Bali es la única Hinduista y es la influencia de esta
religión lo que más encanto le da. Aunque la realidad, es que la
isla esta masificada y orientada al turismo en la mayor parte de los
sitios, digamos, normales. Pues bien, como decía Ubud se vende como
la alternativa a la globalizada ciudad de Kuta y a la caótica
capital. Ciertamente, Ubud ofrece un equilibrio entre la tradición
Indonesia y el turismo más casposo. El primer reto era encontrar un
alojamiento por 10 euros habitación doble. Muchos mochileros son
habían dicho que era posible. Blogs y demás guías, que también.
Pues bien, una vez en Ubud, las caras eran más que de desaprobación
cuando tratábamos de llegar a ese precio. Acostumbrados al vecino
rico Austral, los Indonesios intentan estafar al turista con todas
las letras. Sin contemplación ni vergüenza. Algo muy molesto y
desagradable para los que vamos a sumergirnos en su cultura y a
respetar sus tradiciones. Aunque suene típico, en este país el
regateo es fundamental. Además hay que tener cuidado con quien se
negocia, pues pueden llegar a un precio muy bajo y luego dejarte
tirados. Así que, si contratamos cosas serias como viajes, intentad
no ser muy tacaños. Tened en cuenta que los precios llegan a ser 10
veces más de los que paga un local (en muchos establecimientos esta
escrito en su lengua el precio para ellos; un amigo que hablaba
indonesio nos lo comentó en el caso del alquiler de una moto; los
locales pagaban ¡15 veces menos!)
En fin, un poco desanimados, fuimos a
parar a una especie de antiguo palacete Hindú que ahora alquilaba
las habitaciones. Un simpático lugareño nos dijo que cuanto
queríamos pagar. Le comentamos nuestro precio, se echo las manos a
la cabeza y empezamos a charlar en su rudimentario inglés (esa es
otra) Afortunadamente, era un fan del Barcelona y eso nos hizo ganar
puntos para conseguir una bonita habitación en un lugar de ensueño.
Además el desayuno estaba incluido. La familia, desde luego, nos
trato de maravilla. Desgraciadamente una excepción en el país. Una
vez instalados aprovechamos para perdernos por las pequeñas
callejuelas y acudir a un espectáculo de danza Balinesa. Hay muchos
por la zona del mercado. Muy recomendable. Degustamos su plato típico
el Babi Guling (preguntad en la misma zona, Ubud es famoso en toda la
isla por su Babi Guling). Básicamente, el plato consta de panceta
asada, arroz y vegetales (¡Cuidado con el picante!) En 3 días se ve
la zona de sobra, así el cuarto día nos aventuramos a alquilar una
moto (a la familia del hotel) Creo que fueron como 5 euros el día
completo. Ahora bien, hay que tener cierta preparación. Si hablo de
caos circulatorio estoy siendo amable. Eso era una autentica locura.
Motos en todos los sentidos, niños por todos lados, bicicletas,
camiones, taxis... El día fue muy interesante, pero realmente no se
como conseguimos volver de una pieza. Desde Ubud visitamos los
templos de Tirta Empul (donde me 'bauticé' al estilo Hindú) y Kuil
Gunung Kawi. Este último especialmente bello y salvaje, pues para
acceder a la zona del templo (de los más antiguos del mundo) hay que
bajar por un valle repleto de arrozales. Simplemente impresionante.
De nuevo cuidado con los timos. En este caso dicen que no se puede ir
con la moto hasta la entrada y que hay que comprar una falda para las
mujeres. Todo mentira. No hagáis caso de los lugareños y
simplemente pagad vuestra entrada al complejo (aquí se paga por todo
amigos) A la vuelta tras sortear motos de todo tipo, animales
sueltos, otros turistas y hasta puestos ambulantes, paramos, ya en
Ubud, en el llamado bosque de los monos. ¿Por qué este nombre? Pues
muy fácil, porque es un bosque repleto de monos. Merece la pena
pasar unas horas observando a estos primates en estado salvaje. De
nuevo el sinsentido de pasar por caja ¡para entrar en un bosque!
Haciéndonos un poco los locos conseguimos pasar gratis (no es nada
fácil, están muy atentos y no son nada comprensivos ) Esta gente no
es consciente de que lo que para un Americano o un Australiano es una
minucia, para un Español es un esfuerzo económico notable. Euro
tras euro el presupuesto se va disparando en pagar los precios
estipulados para los turistas (y los no estipulados también)
Hablando con otros mochileros, nos comentaron que en Indonesia aún
hay áreas vírgenes como Flores o Comodo y que allí en entorno no
esta tan masificado. En fin esto lo supimos a posteriori y siguiendo
con nuestro plan inicial, decidimos ir a desconocida y poco habitada
isla de Lombok. Allí se encuentran unas paradisíacas y otrora
selectas Islas llamadas Gili Islands: Gili Air, Gili Meno y Gili
Trawangan. El camino hasta allí es bastante complicado, y hay que ir
via ferry hasta Mataram (digamos que es la capital) y de allí en
coche, moto o lo que sea hasta Bagsal que es desde donde parten los
botes hasta las islas. Cansados de timos, decidimos intentarlo en la
oficina de turismo de la plaza del mercado. Tampoco hubo manera. Todo
buenas palabras, pero cuando decidíamos la opción más económica,
la cara del agente cambiaba. En nuestro caso elegimos el ferry lento
que tardaba como 3 horas y que nos daba la opción de ir a las islas
en el último transporte. Como siempre, el único resguardo de
nuestro pago era un ticket genérico, con un par de palabras en
indonesio sin precio alguno y sin teléfonos. Cruzando los dedos,
conseguimos alcanzar Mataram, lugar dónde curiosamente debíamos
pasar noche en el hotel del agente que nos tenía que llevar hasta
las islas. Repetimos que nos aseguraron que llegábamos a tiempo,
pero fue imposible hacerles entrar en razón. De nuevo buscamos un
hotel de 10 euros, cosa complicada y nos dieron una especie de
tugurio medio destartalado donde hacia un calor de mil demonios. La
mañana siguiente logramos ir a Bangsal dónde nos llevaron a las
Gili en un 'lujoso' bote verdulero. Entre lechugas y latas de
cerveza, arribamos en Gili Trawangan, dónde de nuevo intentaron
timarnos con el hotel. Todo carísimo, así que tuvimos que rascarnos
el bolsillo para por lo menos disfrutar del momento. La isla es muy
primitiva, con animales de granja sueltos, sin coches y con gente muy
amable (y porrera) en general. Se ve que en otro momento fue cuna de
turismo de élite, pues tiene una infraestructura desmesurada para
una isla de esas características. Pero eso sería en otro tiempo,
porque cuando nosotros fuimos, todo estaba bastante sucio (en la
playa era imposible bañarse sin llevarse varias bolsas y otros
'objetos' por delante) Lo mejor la comida, el snorkel por la zona y
encontrarnos con un Español ocasional que habíamos visto en Ubud,
Ernesto. Todo fue bastante divertido y contentos de la experiencia y
tras un nuevo timo (una tasa de servicio que incluía el 'hotel' que
no nos habían comentado) nos volvimos a Kuta para coger un avión
hasta Yogyakarta (Java). Yogyakarta es la segunda ciudad de la Isla,
muy populosa y de religión musulmana. Es bastante turística y se
puede disfrutar de un nivel de seguridad aceptable. Recomiendo comer
en la calle sentados en una alfombra (lo más económico que se puede
encontrar) y pasear de día por las abarrotadas calles de la ciudad.
Nosotros estuvimos solo 3 días y uno lo empleamos en ir a un lugar
bastante curioso: el Volcán Bromo. Este Volcán, activo y
sorprendentemente visitable, esta a unas 10 horas en coche desde
Yogia. Se pueden contratar excursiones en cualquier sitio y, por
supuesto, algún que otro timo te llevarás. Nosotros dentro de lo
malo podemos estar contentos, porque además de volver sanos y
salvos, todo fue según lo previsto y solo nos sacaron 3 euros para
la entrada a un parque natural dónde pasar es gratis. En fin, este
viaje no tuvo desperdicio. Lo primero por la dureza del trayecto: 10
horas por las carreteras de Java es un autentico infierno. Coches en
todas las direcciones, partes sin asfaltar, velocidad descontrolada,
en fin una odisea. Luego el volcán es muy curioso, sobre todo el
entorno que es como un paisaje lunar con un templo budista en el
centro. Es algo digno de ver. Sin embargo la paliza fue tal, que
apenas lo disfrutamos. La vuelta fue aún peor y yo calcule el que
30% del viaje lo hicimos por el carril contrario. Como decía tuvimos
suerte. Otros compañeros que nos encontramos en otro país (era muy
curioso ver casualmente los mismos mochileros en diferentes países)
nos contaron que se negaron a viajar con un conductor temerario y
este los dejó tirados en plena noche en un pueblo en medio de la
nada. Luego se enteraron que al volver el conductor había
atropellado a varias personas y había fallecido en el accidente. Ver
para creer. Y bueno como no podía ser de otra manera, desde
Yogyakarta hicimos una excursión a una de las joyas del viaje: el
templo de Borobudur. Este inmenso mandala construido en el siglo 9 y
que constituye una de las más impresionantes obras arquitectónicas
budistas. Lo ideal es ir a verlo al amanecer, dónde la selva, la
bruma, el sol naciente y estupas, forman un equilibro que hace sentir
una paz espiritual difícil de conseguir en un sitio como Indonesia.
Pues bien con esta imagen en la retina y en el alma, pasamos la
última noche en el país, no sin un nuevo intento de timo: los
Batik. Estas obras artísticas constan de una tela pintada con una
técnica especial dónde se mezcla pintura y cera. Unos teóricos
artistas nos invitaron a una exposición dónde nos explicaron como
se realizan las obras (muy interesante desde luego), nos invitaron a
un té y nos ofrecieron un Batik a buen precio (solo 10 euros, era
bonito la verdad). Lo malo que era falso, pero bueno el problema esta
en que un Batik verdadero se puede lavar. Así que si lo queréis
como souvenir para colgarlo en la pared, podéis aceptar sumisamente
este engaño. Cuando todo parecía haber terminado y podíamos
relajarnos, el timo final llegó en el aeropuerto donde debíamos
pagar con moneda local una tasa a la salida. Recordar, dejaros algo
para cubrir este estúpido gasto (el enésimo). Avisados quedáis.
Entrada triunfal al Bosque de los Monos
No se de donde viene la teoría de que el hombre desciende del mono
Ejemplo de arte Hindú en Ubud
El Valle del templo de Kuil
Gunung Kawi
Estatuas del templo Kuil
Gunung Kawi
Panorámica del mismo templo
Me obligaron a ponerme falda cual escocés errante
Bautismo en el llamado 'Templo del Agua', Tirta Empul
Las islas Gili por dentro.
Haciendo el calavera
Penando en Gili Air
Puesta de sol en la playa norte (la más limpita)
Puesto callejero en Yogia
Borobudur. Impresionante
En el piso más alto del templo
Amanecer en Borobudur. De lo más bonito que he visto
La bruma en la selva
100% Borobudur
Tuk-tuk en Java
La Luna o el Volcán Bromo
Arriba del Volcán a las 6 de la mañana
Como veis no era 'broma', el Bromo está activo
Danza Balinesa en Ubud
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