Y así día a día, que diría ese gran
filosofo Rambo, llegamos a unos de los platos fuertes del viaje:
Tailandia. Aquí pasamos casi 20 días y fue el país en el que más
tiempo estuvimos. Además debido a nuestra peculiar planificación,
en Tailandia estuvimos 2 etapas, con un viaje a Camboya entre medias.
Sin embargo para evitar líos mayores, comentaré las 2 partes juntas
para que os hagáis una idea más clara de lo que vivimos en aquel
impresionante país. Lo primero que debo decir es que Tailandia es
mágica. Sobre todo su capital, Bangkok, que a pesar de intentar ser
ensuciada por el vicio occidental, se levanta como una ciudad
cosmopolita y respetuosa con la multitud de culturas que allí se dan
cita. Pero bueno, vayamos por partes. Antes de llegar a la capi,
entramos por el sur para disfrutar un poco del entorno playero. Desde
Singapur volamos a Hat Yai una ciudad bastante destartalada que sirve
de enlace con las paradisíacas playas del sur. Sin embargo, lejos de
ser una atracción turística, puedes disfrutar del encanto de la
verdadera Tailandia. De todas formas, estuvimos poco allí y tras
descansar en un hotel decente (cosa que nos costó encontrar),
alquilamos una excursión para ir a la isla elegida: Ko Li Pe. La
oferta es mas que variada y ya depende de lo que uno vaya buscando.
En general todo esta masificado y repleto de turista dominguero.
Además, si buscas algo más virgen corres el riesgo de que este muy
desierto y si la cosa se complica no encuentras ayuda por ningún
lado. No obstante, Ko Li Pe mantenía el equilibrio turismo –
exotismo. Por supuesto, todo estaba globalizado, no faltaba ningún
detalle: desde hoteles de superlujo, hasta pub ingleses, pasando por
cajeros automáticos, academias de buceo, supermercados... Casi que
era mejor estar rodeado de tiendas que meterte dentro de la isla, en
busca de la 'cultura local'. Eso no existe y a cambio tienes
toneladas de basura generadas desde la parte turística. Asqueroso.
Verdaderamente da pena comprobar como esa gente tiene que vender todo
incluido su entorno, para que los turistas se dejen la pasta. En fin,
no quedaba más que disfrutar, ya que el viaje desde Hat Yai hasta Ko
Li Pe fue una paliza de cuidado. Realmente la isla es un encanto (si
te mueves por la zona centro) y sigue manteniendo un aire bohemio y
hippie. El agua es absolutamente cristalina y por poco dinero puedes
disfrutar de una cerveza, buena música y ambiente relajado.
Encontramos un restaurante de travestís (Lady Boys) que por poco
menos de 5 euros nos preparaban un PadTai de muerte. Allí repusimos
fuerzas varias veces, nos bañamos todo lo que pudimos y nos
preparamos para el siguiente destino: Krabi. Según se dice, en Krabi
hay una de las playas más impresionantes de Tailandia. Yo pienso
igual. Una enorme playa con una formación rocosa que dibuja formas
imposibles, se puede ver en la playa de Railay. Para llegar aquí, es
necesario coger uno de los botes que salen continuamente desde Krabi.
Es lo mejor de la zona y, de nuevo, si buscas la verdadera Tailandia,
aquí no la encontrarás, pues es otro área atiborrada de turistas.
Si te intentas perder por la selva, podrás ver monos, escalar por
sitios nada recomendables (yo casi me rompo un pie bajando en
chanclas por una angosta colina) y tomar café en sitios perdidos.
Krabi esta orientada al consumo y como esta no era nuestra guerra,
alimenté a unos cuantos pececillos con la piel muerta de mis pies
(luego fallecieron, pero no fue mi culpa. Estos pequeños animales
duran solamente unos cuantos días) y nos embarcamos en una nueva
aventura: los autobuses nocturnos. Muchos mochileros nos habían
recomendado esta manera de viajar, pues ahorras noches de hotel y te
mueves de manera económica. Pues bien, el autobús es un poco más
barato que el avión aunque no puede ser más incómodo. Unos sitios
super estrechos, acompañados de unos tumbos de infarto y para
culminar, te dejan en un sitio indeterminado. De esta manera
aparecimos en la exuberante Bangkok, a las 6 de la mañana, rodeados
de gente más bien rarita y con un montón de taxistas intentando
timarte. Esta fue la bienvenida a la ciudad de los mil nombres.
Bangkok es un nombre occidental. El verdadero nombre de la ciudad es
'Krung Thep Mahanakhon Amon Rattanakosin Mahinthara Ayuthaya
Mahadilok Phop Noppharat Ratchathani Burirom Udomratchaniwet
Mahasathan Amon Piman Awatan Sathit Sakkathattiya Witsanukam Prasit'
que viene a decir algo así como 'Ciudad de los Ángeles' y mil cosas
más. Por eso, para los Tailandeses Bangkok es la 'Ciudad de los
Ángeles'. Pues nada, teniendo idea de la zona a la que íbamos y
escapando de la jauría de taxistas nos metimos por callejuelas
secundarias de madrugada. Algo nada recomendable en Bangkok.
Personajes como un borracho con el culo en pompa y los pantalones
bajados en medio de la calle, es lo mínimo que te puedes encontrar.
Un poco acojonados y muy, muy cansados, encontramos, gracias a un
plano dibujado a mano que nos dio un ex-traficante de Marihuana en
Krabi, Khao San Road, la zona de turistas más alternativa y
económica. Sin mucho buscar, nos metimos en una pequeña habitación
y dormimos hasta la tarde...
Nuestro Bungalow en Ko Li Pe
Las aguas mas bonitas que he visto
La parte norte de la isla
Tomandome un respiro (uno de tantos)
En la isla de los monos como Guybrush Treepwood
Este mono no comia solo fruta
Mas monicos
Viaje entre islas
Ofrendas falicas en Railay
Vista de la impresionante playa de Railay
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