viernes, 9 de enero de 2015

60 dias por Asia. Tailandia (parte 2)


Como os comentaba en el anterior post, debido a la extensión del país y a las características de nuestro viaje, el viaje a Tailandia lo dividimos en 2 etapas. La primera nos llevó desde el sur a Bangkok. De allí volamos a Camboya para pasar una semana. A la vuelta disfrutamos de otros 10 días en Tailandia. Esta estancia será la que comentaré en la presente entrada. Desde Siem Reap intentamos volver a Bangkok para proseguir nuestra visita. Y digo intentamos porque la fecha de vuelta era el 14 de Abril ¿sabéis lo que pasa ese día en Tailandia y Camboya? Pues que empieza el año y las fiestas se extienden durante 3 días. Ese momento es muy malo para moverse por esos países pues literalmente se paraliza todo. La tragedia se mascaba y aunque el siguiente vuelo lo teníamos dentro de 10 días, estar 3 días 'retenidos' en la pequeña Siem Reap nos partía el viaje. De esto nos enteramos el día 13 por la mañana ¿que opciones había? Realmente muy pocas y todo pasaba por coger un autobús nocturno de dudosa reputación que nos dejaba en la frontera y luego prometía llevarnos a Bangkok. No había otra opción y tuvimos que meternos en un destartalado autobús que venía desde el norte de Camboya, con un conductor que apenas descansó a su llegada. Esto es Camboya amigos. En la agencia de viajes nos engañaron y nos cobraron por un servicio superior, cuando el viaje lo hicimos en un autobús cochambroso y que nos dejó en la frontera con Tailandia, en un pueblo literalmente sin ley llamado Poi Pet. Aquí hay un área entre Camboya y Tailandia que no tiene regulación y que esta repleta de casinos. No se como salimos de allí, el caso es que siguiendo a la gente y nuestro instinto, logramos aparecer en Tailandia, dónde, tras mucho discutir, conseguimos que un autobús incomodísimo nos llevara a Bangkok (tal como habíamos pagado) Tras el infernal viaje, alcanzamos la ciudad. Una 'nueva ciudad' que celebraba el Songkran, el año nuevo 2557. Cual Martin Mc Fly habíamos viajado al futuro en pleno periplo asiático. Nada más y nada menos que la celebración del año nuevo lunar budista o lo que es lo mismo al desfase en la ciudad de los desfases. Tailandia daba el pistoletazo a su fiesta del agua anual.
Aunque realmente no íbamos buscando esto, bien es cierto que disfrutar del Songkran tiene su encanto. A día de hoy, y sobre todo entre los turistas, la celebración se reduce a una batalla campal de agua y de una especie de yeso que es lanzado y esparcido por la cara de los 'adversarios'. Esta es la esencia del fin de año, que, como no podía ser de otra manera, se adereza con litros de alcohol a todas horas. Sin embargo, la ancestral tradición se remonta a tiempos de buda, donde el rociar la cabeza de tu vecino con agua, era un símbolo de bendición y de buenos augurios para el año entrante. Debido a esto, uno puede ir a cualquier templo budista (donde las celebraciones son constantes) y lanzar agua a los monjes (como podréis ver en la sección fotográfica :-)) En estos lugares se presenciarán los eventos más interesantes y por lo que más vale la pena visitar Bangkok en estas fechas. Recordad que el resto de lugares estarán cerrados; esta fiesta es la más importante del año para los Tailandeses. Pues bien, una vez pasado el Songkran pudimos seguir visitando la ciudad, ya que nos quedaba mucho por ver. En la parte de Khao San Road, lo mejor es moverse andando (si visitamos por ejemplo el templo del buda reclinado de Wat Pho, Dusit, El templo del Buda Esmeralda, el Gran Palacio o el parque de Sanam Luang) ¡Hay montones de cosas que ver en la zona de Khao San y alrededores! Pero por supuesto, en una ciudad tan grande, hay otros lugares que requerirán de transporte. En mi opinión lo mejor es el taxi o el autobús. Los tuktuk son incómodos y no excesivamente baratos. Intentad negociar y preguntad al taxista los que os cobraría por el mismo trayecto. Quizás os ahorráis 1 euro y la diferencia con respecto a la comodidad es enorme. Si os aventuráis en el mundo del bus, id con cuidado e intentad que os expliquen en el hotel como funciona la ruta que necesitáis. A nosotros una vez nos dejaron en medio de un campo de refugiados a las 2 de la mañana. Esto no es nada recomendable. Afortunadamente nuestro GPS (que de tantos apuros nos sacó durante el viaje) nos guió por la oscura y siniestra noche Tailandesa. Y una tercera opción es el barco-taxi a través del rio. Es lo más barato y suele estar petado. Informaros bien. Por defecto os intentan vender el bono que en la mayoría de los casos no amortizareis. Pero desde luego merece la pena hacerse una ruta completa por la noche. Las vistas son preciosas. Las lineas se diferencian por banderas y los precios también. Hay que ser muy rápido pues apenas paran y a veces hay que saltar literalmente dentro del bote. Repito, informarse bien de horarios y trayectos, porque, de nuevo, la información al respecto es bastante confusa (al menos en inglés). Más actividades a parte de la visita a templos y viajes en barco-taxi, son los mercados. Aquí si te gusta ir de mercados te vas a aburrir. Hay mercados en todos lados. Cualquier calle es buena para poner puestos. Especialmente interesantes son el mercado de Chinatown (es increíble como todo el barrio se convierte en un inmenso mercado donde se puede comprar la comida más bizarra), el de Chatuchak (el más grande y completo que he visto en mi vida. Inmenso. Solo abre los fines de semana, pero se si vas un viernes hay cosas abiertas. Puedes encontrar de todo. Desde falsificaciones de las mejores marcas, pasando por comida de todo tipo, antigüedades, arte, documentos falsos como el carnet de conducir y hasta animales ilegales. Todo lo que se pueda comprar con dinero esta aquí) y el mercado de los amuletos (cerca de la Universidad de Mahachulalongkornrajavidyalaya. Los Tailandeses son muy supersticiosos. Aquí podrás encontrar todo tipo de piedras y figuras bendecidas por los monjes budistas. La mayoría de las cosas que se venden son para adorno, pero puedes encontrar cosas bastante 'inquietantes') Bueno pues cansados de tanto mercado y tras comprar unas zapatillas que aguantasen tanto trasiego y tanto calor, seguimos pateando la ciudad con un pequeño percance. Rebeca cogió una infección en el oído y gracias a nuestro seguro pudimos costearnos el carisimo hospital tailandés. Aquí se vanaglorian de tener uno de los mejores sistemas médicos privados de Asia. Afortunadamente no he estado en muchos pero puedo decir que las instalaciones son impresionantes. Más parecía un hotel de lujo que un hospital. Desde el piano en el Hall, pasando por el café gratis y las tiendas dentro del recinto. Todo para el bolsillo más pudiente. Ningún ciudadano de a pie se podría permitir eso, pero claro al gobierno esto no le importa. Cuando estuvimos nosotros había revueltas sociales a diario, sin problemas ni violencia. Tengo que decir que los tailandeses son encantadores y en general bastante educados. Sobre todo cuando uno piensa lo puteados que están en su propio país, mientras los turistas tienen todo tipo de lujos y privilegios. Cuando visitamos el hospital, recorrimos la zona más moderna de la ciudad, con grandes hoteles, metro y grandes avenidas. Nada que no se pueda ver en cualquier otro sitio, así que no lo recomiendo. Bueno, pues tras nuestro alto obligado en el Hospital, seguimos disfrutando con esta maravillosa ciudad donde se mezcla tradición y modernidad a partes iguales. Cerca de la populosa plaza del Monumento a la Victoria, pudimos degustar uno de los menús tradicionales de la ciudad. En una inmensa carpa, repleta de gente, conseguimos una mesa libre para degustar la parrillada bufe típica de la ciudad. Vegetales, pescado, carne y postres pintorescos, que se cocían en una curiosa olla que freía el alimento y guardaba el caldo para tomarlo como sopa. Por poco más de 6 euros comías hasta reventar y tomabas 2 o 3 cervezas 'tamaño familiar' (una Singha es la mejor opción) Cansados, excitados y flipados con esa ciudad, el día antes de nuestra partida pudimos presenciar en el parque de Sanam Luang un festival de folclore tailandes con bailes, comidas, ropas y curiosidades de multitud de zonas del norte de Tailandia. Un colofón increíble para terminar nuestros días en una de las mejores ciudades que he visitado. El siguiente destino sería Chiang Mai, la joya del norte. La manera de llegar, la más peregrina posible: en un tren con literas, sin aire acondicionado, en un trayecto de más de 12 horas. Sencillamente, mortal.
Tras un palizón bastante notorio llegamos a la provincia de Chiang Mai, una espectacular área al norte de Tailandia repleta de naturaleza y de montaña. La capital del mismo nombre, es un sitio muy turístico y accesible, donde se pueden encontrar lugares para comer y dormir dentro de un amplio rango de precios. El ocio esta dirigido a todo tipo de personas, desde los mas aventureros, a parejas que viajan solas, familias y grupos de amigos. Desde mi punto de vista, Chiang Mai se disfruta mas explorando su lado mas salvaje. Nosotros planteamos un par de excursiones (puedes contratarlas en cualquier sitio, los precios varían mucho dependiendo de la agencia y de la actividad) que incluían una ruta de senderismo por el bosque, un viaje en elefante y un rafting por el rio Ping. Fue impresionante y uno de los momentos mas intensos del viaje. Si vas con tiempo, es buena idea visitar el rio durante el fin de semana y compartir con la gente de Chiang Mai un picnic en la orilla, con comida Tai, cerveza y un fuerte licor local nada recomendable. Se bañan, cantan, ríen y disfrutan de lo lindo con la multitud que allí se da cita. Con respecto a la ciudad, los templos y los mercados callejeros son lo mas reseñable. Un masaje en la prisión femenina (recibido por reclusas que van a terminar su condena), en el mercado central (fines de semana) o en cualquiera de los puestos callejeros, te da fuerzas para patear la ciudad. Una ciudad menos enigmática que Bankgog, pero mucho más ordenada y tranquila. Quitando las ratas que campan a sus anchas, en general Chiang Mai esta limpia y tiene grandes restaurantes donde degustar otro tipo de cocina Tailandesa (para mi la mejor del país con diferencia). Os puedo recomendar uno llamado Hot Chili. Cocina Tai en general (no solo picante), muy bonito y con una presentación exquisita. Y hablando de cocina, otra de las actividades que no podéis dejar pasar es la de ir a una granja a aprender como preparar platos Tailandeses. Se trata de una experiencia de un día, donde compras en un mercado local, aprendes a hacer algunos de los platos típicos, recolectas en la granja la materia prima y haces amigos de otras partes del mundo. Este fue el colofón a un impresionante viaje repleto de acción que nos dejo con una imagen de Tailandia diametralmente opuesta a lo que se vende en muchos medios. Aquí puedes disfrutar de una cultura ancestral, integrarte con la gente local )es muy abierta y muchos hablan inglés) y olvidarte de los personajes que vienen a Tailandia reproducir las andanzas de Resacón en Las Vegas.

Curiosa historia del buda gordete. Era un tipo guapetón que cambio su imagén para seguir a Buda.


Viaje en barco por Bankgog

Las formas 'imposibles' de los dragones Tailandeses

Un buda raro...

¿Dos monjes amigos?

Pececillos que te dejan el pie como nuevo

Un autobus en Bankgok

El mercado de Chatuchak




La plaza de la Victoria. El Bankgok mas moderno


Tomando una popular barbacoa



El aire acondicionado de los autobuses nocturnos

El Sonkgran. Batalla sin concesiones












El viejo y el nuevo Bankgok

Cosas que comprar en los mercados




El festival del folclore








¿Quieres un carné falso? Solo tienes que pedirlo...

El tren hotel version Tai


Chiang Mai y sus budas en 'pijama'

 En el mercado de Chiang Mai. Comprando para nuestro curso de cocina.




La granja del Chef





El WC era para verlo





De aventura en la selva






El rio Ping y sus barcas que se hunden




El buda reclinado mas largo del mundo...



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