Martes 16 de Agosto, la cosa ya se acaba, tenía ya ganas de volver a España porque quería estar unos días en casa y ver si mi tia daba a luz a mi nuevo primillo. Amaneció un día soleado por London (vaya ahora que me iba el tiempo de nuevo se arreglaba). Como había dicho en el anterior capítulo Dave y yo hablamos de despedirnos zampándonos un 'All Day English Breakfast', así que a mediodía quedamos en Chiswick para la cita. Es muy curioso porque no me molesto adaptarme a los horarios y comidas inglesas (tampoco madrugaba pero estaba de vacaciones), tomábamos nuestras pintas por la tarde y lo veía como algo natural, lo único que me molestaba es que cerrasen los pubs a las 23:00, por lo demás ya me estaba planteando que si a ver si es que soy un poco anglosajón. A la 1:15 del mediodía estábamos tomándonos un té, Laura se acercó para despedirse, fue muy maja y simpática con nosotros.
Tomé mis trastos que pesaban un quintal y me fui en la District Line hasta la estación de Blackfriars, allí tenía que coger un tren hacia el aeropuerto de Luton, en la estación las taquillas están bastante lejos, así que saqué el ticket en la máquina, mucho más cómodo. Al montar en el tren me llama Dave y me dije, ¡ Adiós, se me ha olvidado algo ! Pero no, era para una buena noticia, habían salido a la venta nuevas entradas para el concierto de The White Stripes en Londres para Noviembre, asi que le dije que me pillará una, tendré que volver por allí este otoño a darme un pirulo de fin de semana.
Para llegar a Luton es un infierno, entre metro, tren y bus tardas casi 2 horas porque está muy lejos, ya tenía ganas de llegar para facturar y poder sentarme un poco. Lo peor de los viajes en avión sin duda es llegar a los aeropuertos, lo demás es un gustazo si no te toca un avión cacharro de esos que lo ves y te tiemblan las piernas. Me pille un zumito de naranja para tomar mientras esperaba el embarque, el tio de la tienda se reía porque me pilló que era español pero no a causa del físico sino por mi acento hablando mi inglés macarrónico, aún así era un tio simpático seguidor del Barça. En el vuelo me puse mi Ipod y mientras el vuelo fue movidito, dio demasiados bandazos y al aterrizar en Barajas la peña aplaudía y todo, acojonaba un poquito.
Ha sido una excursión con muchas cosas y muy divertida, al contrario que New York el mundo de Londres me resultaba bastante familiar, muy parecido a Madrid pero mucho más caro y pijo. Londres me representaba a una ciudad que era el honor de un imperio que ya ha pasado hasta su decadencia, ahora esta el imperio de los yankees y no hay disputas de quienes son los ganadores o los perdedores en Londres, simplemente conviven un montón de razas que intentan adaptarse bien a una ciudad que por lo general es acogedora menos en su economía. Vi a su gente muy alejada de los postulados de su gobierno, simplemente creo que ahora mismo tienen a Blair porque no les queda otro remedio, la otra opción es aún peor. Me alegré mucho de que los atentados no hayan alterado la vida de estos ciudadanos y de que la paranoia vivida en Manhattan no se haya trasladado allí. Están más convencidos de que el terrorismo no se combate con la fuerza sino con la razón, su apoyo a los americanos no se debe a el convencimiento de que eso sea lo correcto sino a su forma de ser tan pragmática e hipócrita que utilizan en muchas ocasiones. Por eso su variedad de contrastes donde conviven el debate y la discusión en medios como The Times y The Guardian y al lado tienes los últimos cotilleos de la prensa amarilla en The Sun.
Es una ciudad para vivirla durante una temporada, mucho de lo que contaba Michael Winterbotton en la película 'Wonderland' lo vi reflejado allí, un acierto más por parte de Winterbotton. Seguro que Manchester es igual que '24 Hour Party People'.
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