El domingo 12 de Julio era nuestro último día completo en Budapest, la ciudad apenas tenía secretos para nosotros y dedicaríamos el día a ser un poco domingueros, algún mercadillo de domingo, la gran sinagoga, piscina y terminaríamos el día de brindis en un barquito de crucero por el Danubio, todas esas experiencias y mini retos que tienes al principio del viaje ya se habían disipado y ahora tocaba vivir como un húngaro que está de vacaciones en su capital, eso sí, sin saber el idioma que es harto complicado.
Pensamos para este día ir de visita a la gran sinagoga judía que hay en la ciudad y de camino a ella nos encontramos que en Erzsebet Ter, la plaza por la que tantas veces habíamos pasado, habían montado un mercadillo de domingo, pero no de estos de frutas, verduras y carnes, sino un mercadillo en plan cultural, con cuadros, láminas, etc... No se si lo montarán cada domingo o es que era un día especial, la ciudad parecía de resaca porque ya el Sziget estaba acabando. Yo compré alguna lámina en aquel mercadillo para regalar, fue un agradable paseo entre los puestecillos de arte.
Después ya seguimos nuestro plan y andando por Karoly korut llegamos a la gran sinanoga judía de Budapest que se encuentra en Dohány Utca, la segunda más grande el mundo después de la de Nueva York y que es especial porque no sigue los dictados de arquitectura de las demás sinagogas, en Hungría hay gran cantidad de judíos y en la época del nazismo lo pasaron bastante mal, queríamos hacer un homenaje a este gente que tuvo que vivir esta barbarie. Para pasar al templo hay que pagar una entrada que no era barata precisamente, pero sí que es verdad que también te ponen un guía en castellano para explicarte cosas del lugar, además los hombres tienen que llevar la kipá seas o no seguidor del judaísmo, es un símbolo de respeto a Dios que está por encima de nosotros. El guía que nos tocó para explicarnos aspectos de la sinagoga y alrededores fue Cristian, un tío que ya conocíamos porque lo habíamos visto en el programa de TVE de 'Españoles por el mundo', de hecho él sale mostrando la sinagoga en el programa. Como cotilleo me puse a hablar con él para decirle que lo había visto en la tele y me comentó que le había fastidiado mucho que la chica de etnia gitana tuviese más protagonismo en el programa porque ella odiaba a los españoles, él decía que si le gusta mucho España y los españoles, aunque en verdad, es húngaro de madre española. He dejado al final de la entrada el vídeo donde se ve a Cristian enseñando la sinagoga en 'Españoles por el mundo'.
Cristian es un hombre simpático aunque estaba un poco desganado el tener que trabajar un domingo, nos enseñó el gran templo, nos explicó algunos aspectos del judaísmo y las diferentes transformaciones que tuvo la sinagoga. Una vez fuera nos enseñó el árbol de la vida, un monumento financiado por Tony Curtis que se trata de un gran árbol que en sus hojas vienen los nombres de víctimas húngaras del Holocausto, al lado hay un pequeño cementerio judío donde están enterradas algunas de las víctimas. En la placa que hay en la raíz del árbol de la vida en primer lugar viene el nombre de un español, Ángel Sanz Briz, conocido como el Ángel de Budapest. Este hombre fue un diplomático español en Budapest durante la II Guerra Mundial, ante el horror que estaba viendo por parte de los nazis, empezó a expedir pasaportes españoles a todo judío que era perseguido para que huyera hacia España y así librarse de los campos de exterminio nazi. Es visto como un héroe por la comunidad judía y salvó a más de 5000 judíos de los campos de exterminio como Auschwitz con su trabajo diplomático, nunca fue pillado por los nazis y falleció en Roma en 1980. Más abajo en esta misma entrada he puesto un enlace para visionar la película que hace poco produjo TVE que está dedicada a la vida de este hombre tan admirable, se llama El Ángel de Budapest, como no.
La visita se terminaba fuera de la sinagoga dando una vuelta por el nuevo barrio judío de la ciudad, Cristian nos comentó que a través de donaciones de judíos famosos por el mundo se está empezando a levantar un barrio moderno pero con la tradición jewish, precisamente en el barrio judío también había un mercadillo que inspeccionamos y donde vimos algunos restaurantes chulos, puestos de especias y demás cacharros. Nos despedimos de nuestro guía que fue muy amable, pero no nos quedamos por allí porque tenía la sensación de que nos habían vendido la moto para que comiésemos por allí. Así que decidimos que lo mejor era volver a nuestra plaza Vorosmarty Ter, todavía no teníamos hambre y preferimos dar una vuelta hasta allí.
En Vorosmarty Ter buscamos una terracita para comer, hacía buen tiempo y como el calor no era mucho, era mejor en terraza, además yo estaba buscando un sitio que tuviese televisión porque en un rato empezaba la única cita olímpica que no estaba dispuesto a perderme que era la final de baloncesto de EEUU contra España, era el partidazo y después de perdérmelo en Pekín 2008 no estaba dispuesto a perder la segunda oportunidad. Así que nos sentamos en un garito de pasta de italiano que lo llevaban unos húngaros, fue una comida correcta sin más y muy barata, yo estaba impresionado con los precios en Budapest, en una plaza tan céntrica de la ciudad como podía ser tan barato comer en una terraza, así pasaba, que había un montón de turistas españoles. Una vez que terminamos de comer y llegó el descanso del baloncesto nos fuimos al hotel para ver la segunda parte del partido en la televisión de la habitación. Fue un partido muy emocionante y España se lo puso difícil a la selección americana, tuvieron que emplearse a fondo LeBron James y Kevin Durant para ganarles.
Para el resto de la tarde como estábamos de despedidas y el hotel nos encantó, fuimos a darnos un último baño a la piscina cubierta, era un sitio excepcional, de mucha paz, no había nunca casi nadie y la sauna te da la vida, en Budapest cogimos la rutina de hacer lo mismo que en Helsinki y era por las tardes hacer un ratito de sauna. Había que arreglarse temprano porque a las 21:30 teníamos que estar en el sitio donde habíamos comprado el crucero con cena el primer día que estuvimos en la ciudad.
Para allá que nos fuimos cumpliendo el horario, incluso llegamos demasiado temprano. De nuevo el mismo camino del primer día a través del hotel Four Seasons hasta la calle Zrinyi Utca, como nos sobraba tiempo dimos una vuelta por el lugar, vimos Szent Istvan Ter iluminada y pasamos a alguna tienda de souvenirs a ver si caía algo, pero pensamos que eso lo dejábamos para mañana, teníamos tiempo de hacer las compras durante la mañana antes de salir al aeropuerto. Nuestra espera en Zrinyi Utca se eternizó porque nadie venía a por nosotros, empezamos a coincidir varios grupos de españoles que íbamos a ir en el barco. Preguntamos en el palacete y dijeron que esperásemos que iban a llegar, fue un feo gesto porque no puedes hacer a la gente esperar una hora para ir al barco. Además en nuestro caso era de coña porque luego tuvimos que deshacer el camino para ir al barco porque se pasaba por la puerta de nuestro Hotel Sofitel. Me acuerdo que durante la espera vino un matrimonio español acompañado por su hija que era muy peculiar, era el primer día que estaban en Budapest y era el padre el que llevaba todo organizado, era un hombre que quería saber de todo y la madre y la hija apenas hablaban, al conocernos les contamos que llevábamos casi una semana allí y nos pidió consejo de donde ir, un poco más y le tenemos que contar todo lo que hicimos, no iba a ser la única vez que los viésemos, la madre y la hija tenían una pinta de aburrirse soberanamente.
Depués de una hora, al final nos llevaron al barco y era una noche estupenda para darse una vuelta navegando por el Danubio y tomar una cena de buffet libre. Este paseo fue la turistada de la excursión porque te lo organizan de tal modo para que sea en plan romántico con champán y cuatro cositas para cenar, pero bueno, el paseo merece la pena y más cuando ya has visto la ciudad y vas a pasar por un montón de lugares que has visitado. Probé un poquito el gulash, comí pasta y lo más rico eran los postres. No tardamos mucho en cenar, eso no era lo importante, hicimos fotos que las vistas sí que son muy chulas viendo Budapest de noche e iluminado. El viaje se estaba acabando y está era la guinda a una gran semana, brindamos y fumamos en el crucero para después de hora y media atracar enfrente del Sofitel. Los húngaros veían en los televisores la ceremonia de clausura de los JJOO, dio la casualidad que cuando pasamos nosotros estaban las Spice Girls jejeje...
Nos quedaba tomarnos nuestra última copa en la ciudad. En el hotel por ser huéspedes durante una semana nos dieron el primer día una consumición gratuita en el Casino que tiene el propio hotel. Pensamos en gastarla el último día y así luego subir a la habitación directamente que había que hacer la maleta para el regreso, si es que siendo un cinco estrellas tienes un montón de servicios. Bajamos directamente al casino que está conectado con el Sofitel por unas puertas en la primera planta, pero eso no valía, teníamos que salir a la calle para pasar por recepción del Casino. Nunca me han gustado mucho este tipo de sitios y este menos aún. Como primer detalle teníamos que dejar el DNI en la recepción para poder entrar y yo por ser hombre tampoco podía llevar el bolso. No me gustaba eso para nada.
Una vez que ya pasamos, el ambiente es digno de película casposa, los únicos húngaros del lugar eran los croupiers, bueno, más bien las croupiers porque eran unas húngaras rubias muy monas ellas, las mujeres en Hungría son bastante guapas. Los jugadores se dividían en 2 tipos, los asiáticos que tienen un vicio con el juego desde siempre y más que en China está prohibido el juego y los turcos, que tenían una pinta de chungos con sus camisetas del Besiktas o Fenerbahce. Siete días en Budapest y no me crucé un turco y ahora parece que estaban todos allí. El falso glamour se mezclaba con el horterismo y eso hace un cóctel difícil de digerir, así que me pedí un bourbon on the rocks para asimilar ese pequeño trozo de Las Vegas en una ciudad que hace menos de 30 años era comunista, en verdad hay muchos aspectos de la globalización que no me gustan nada.
No nos dimos mucha cancha en el casino, nos gustaban más los garitos con graffitis en la pared y edificios antiguos. Salimos a la calle y vimos nuestra última luna en Budapest, en la puerta del hotel Olga me decía, mira que rubia más hortera con esos taconazos que lleva. Lo que no sabía Olga, porque no la conocía, es que esa rubia con tan altos tacones era Katie White, la vocalista del grupo inglés The Ting Tings, que tambiém se alojaban en el Sofitel procedentes del Sziget. Que risas me eché porque además cuando se lo dije, quería ir a hablar con ella y echarnos una foto, pero yo soy bastante tímido para esas cosas y me da vergüenza ir a hablar con famosetes, por si molesto. Subimos a la habitación a hacer la maleta para el día siguiente, era ya nuestro regreso a España, pero aún quedaban unas compras pendientes y más historias que contar que serán en la última entrada de este viaje.
Erzsebet Ter. Mercadillo de domingo, ese día terminaban los JJOO.
Gran sinagoga en Astoria.
Con la kipá mostrando respeto a Yavé en la gran sinagoga.
Gran sinagoga en Astoria.
Monumento a la vida dentro de la sinagoga.
Cementerio Judío dentro de la sinagoga.
Olga en el reformado barrio judío.
Szent Istvan Ter. Catedral de San Esteban iluminada.
Negro Bar en Szent Istvan Ter.
Crucero Danubio. Lanchid. Puente de las Cadenas.
Olga nos presenta el Parlamento.
Crucero Danubio. Parlamento.
Hotel Gellert y Puente de la Libertad.
Crucero Danubio. Erzesebet hid. Puente Isabel.
Crucero Danubio. Biblioteca Budapest.
Producción española sobre Ángel Sanz Briz. El Ángel de Budapest.
Españoles por el mundo, Cristian enseñando la sinagoga.
The Ting Tings - That's not my name.
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