jueves, 1 de agosto de 2013

Paprika, Gulash y Sziget. Köszönöm Budapest. Día 3

El jueves 9 de Agosto amanecimos más tarde de lo habitual, no teníamos ninguna visita concertada para ese día y tras el incidente con mi tobillo la noche anterior no era cuestión de inflarse a andar, nos tomaríamos el día con calma y a ver con la tobillera como evolucionaba mi pie, Olga bajó como siempre a desayunar y yo me quedé descansando un rato más y luego ya hicimos un buen plan para mediodía, veríamos otra zona diferente de la ciudad y podríamos descubrir sitios nuevos, fue también uno de los días más tranquilos durante el viaje porque también al día siguiente teníamos la cita más especial de la semana porque teníamos que ir al Sziget y sabíamos que ese día iba a ser un reventón de conciertos y muchas horas fuera del hotel.

Así que salimos del hotel y nos encaminamos a Erzsebet Ter para de nuevo coger el metro en Deák Ferenc Ter, recuerdo que en los puestos dentro de la estación me compré algo para desayunar. Esta vez pillaríamos la línea 3 (azul) que es la más moderna y profunda, nuestro destino era Kálvin Ter para ver el precioso Mercado Central de la ciudad, se notaba que ya nos estábamos saliendo del centro de Budapest y el ambiente era mucho más tranquilo y más auténtico. Andando por Vazham korut llegas al mercado en unos 5-10 minutos. El edificio es muy bonito y el acierto principal del lugar es que se ha guardado su esencia, es un mercado de verdad y no como las moderneces del Mercado de San Miguel o de San Antón en Madrid, allí realmente los húngaros van a hacer sus compras y encuentras todo tipo de productos típicos de Hungría como la paprika, el salami marca Pick, frutas, palinka que es el licor en Hungría y el langosh, una especie de churro a medio camino con la pizza que es típico allí. En la planta de arriba se ubican algunos restaurantes de comida húngara, pero no de esos que te cuestan un riñón, sino muy económicos, el más famoso es el Fakanal Etterem, que pensamos hacer parada en él pero hacía bastante calor y yo ya llevaba apuntado que hay una calle cerca de allí con una gran oferta de restaurantes. Estuvimos dando unas vueltas por el Mercado y apenas compramos nada, por cierto, se puede regatear, pero no me convencía mucho lo que veía, no me iba a traer a España algún tipo de alimento que comprase allí, además no íbamos a volver al hotel para dejarlo.

Para la comida nos fuimos andando a la calle Raday Utca que yo la bauticé como la calle de los restaurantes, tenías oferta de todo y a pesar de todos los restaurantes se notaba una gran tranquilidad, ningún atisbo de turistas con cámara en mano, yo le decía a Olga, en este barrio podría vivir perfectamente, está bien comunicado, la ciudad es tranquila sobre todo aquí y los edificios se ven antiguos pero bien conservados, tenía como la sensación de aquí se encerraba mucho moderno que vivía en Budapest. La lista de restaurantes allí es interminable, aquí os dejo algunos que llevaba apuntados Soul Cafe, Paris Texas Kavehaz, sitio inspirado en la película homónima de Win Wenders, Claro Bisztro o el Eckermann Cafe. No estoy muy seguro de donde nos sentamos pero creo que recordar que fue el Claro Bisztro, los dueños y camareros de los restaurantes de la calle estaban un poco despistados porque ante la falta de público y que además una compatriota húngara estaba ganando la medalla de oro en un prueba de natación en aguas abiertas pues estaban bastante emocionados, ya dije en otra entrada anterior que son bastante nacionalistas y se sentían muy orgullosos de los triunfos de sus deportistas en los JJOO, de hecho en el medallero final acabaron los 8º o 9º con varios campeones olímpicos (creo que 8 campeones olímpicos fueron, mejor que España).

Había una ventaja más y es que los restaurantes eran muy económicos y auténticos, Olga se animó a pedir el gulash y yo me pedí una brocheta que la ponían una espada con carne y verduras. El gulash no estaba mal, tampoco es que fuera santo de mi devoción, el picante se lo podías añadir opcionalmente porque te ponían un botecillo con la salsa, eso era super picante y sólo probamos una pizca. Estiramos la comida un montón de tiempo, los camareros iban tranquilamente y menos mal que nosotros no teníamos prisa, ya que el día iba a ser de relajación total, ya habíamos descubierto muchas cosas de la ciudad y ahora nos apetecía estar de sobremesa charlando, el tobillo estaba respondiendo bien y yo estaba más animado para poder ir al Sziget.

Para después de comer habíamos pensado atravesar el puente de la Libertad Szabadsag hid para de nuevo ir a la parte de Buda, así que desfilamos de nuevo por Vazham korut y por Fovam Ter ya se avista el puente. Una vez que estás al otro lado del puente teníamos la opción de subir a ver la ciudadela de Buda que es una cuesta bastante empinada o ir al balneario del Hotel Gellert que estaba allí mismo, estaba clara la opción que íbamos a escoger para esa tarde. Merece la pena ya sólo entrar en el hotel por lo bonito que es y el balneario sin ser tan espectacular como Szechenyi bien merece pagar la visita. Hay un truco que no sabíamos que es que si vas más tarde las 5:00 p.m. tienes rebaja en tu entrada, nosotros con el tiempo que hicimos de cola se cumplió la hora y nos salió un poquito más barato.

La piscina principal exterior es gigante y además a ratos ponían en funcionamiento un mecanismo para que tuviese olas, al igual que Szechenyi había estatuas en el exterior y es toda una experiencia ir a balnearios en Budapest. También había saunas, baños turcos y piscinas en el interior con una decoración muy cuidada, muy bonitas, la pena es que ya en esa parte no se pueden hacer fotos y además hay una parte del circuito donde hombres y mujeres tienen que ir por separado, una pena no poder hacer fotos de las piscinas interiores, simplemente espectaculares. Una experiencia que recomiendo a todos y eso que como dije en otra entrada, el tema balnearios no es que me guste especialmente. Nos despedimos del sitio en la terraza de la piscina principal fumando un cigarro, que paz y tranquilidad daba ese lugar, ya no había casi público porque se aproximaba la hora del cierre, el sol ya no quemaba y se estaba muy a gusto, mi tobillo iba mejorando por momentos.

Una vez ya fresquitos y felices por la experiencia en Gellert teníamos que volver al hotel y la mejor opción desde allí era atravesar de nuevo Szabadsag hid y en la parte de Pest esperar a nuestro ya conocido tranvía 2, que descubrimos que había una parada que te deja justo enfrente de la entrada del Sofitel, subiendo en el ascensor para ir a la habitación nos encontramos con una chica del staff del grupo Hurts, se notaba ya el ambiente del festival Sziget porque además en Deák Ferenc Ter había un puesto para orientar a los asistentes al festival para llegar al recinto, estábamos entrando en el fin de semana donde venían los grupos más importantes.

El plan para la noche esta vez iba a ser muy sencillo y no tendríamos ni que utilizar el transporte público. Dentro del Sofitel tienen un restaurante que tenía una pinta estupenda, muy moderno, de estos que cuando estás sentado en la mesa ves lo que están haciendo en la cocina. Es el Paris Budapest Etterem, donde sabíamos que nos iba a costar más caro que en ningún otro lugar pero que decidimos ir porque estábamos encantados con el hotel y bien merecía una consumición en su restaurante, además tenía un aliciente su visita y es que desde el restaurante ves unas vistas preciosas de noche con el Puente de las Cadenas y el Palacio Real iluminado. Más abajo en la entrada podréis ver las fotos. Olga pidió salmón y a mí me pusieron una olla llena de mejillones, una cosa sencilla pero que estaba muy buena, de postre pedimos para compartir un mix de pastelillos y flanes que eran muy pequeñitos pero donde había gran cantidad, te lo presentaban como en los hoteles ingleses a la hora del té, con varias bandejitas donde se escogen los pasteles, todo muy pichi y muy romántico como diría Olga.

Para el copazo de la noche nos iríamos enfrente del hotel, ya que íbamos en plan pijo esta noche de jueves pues tendríamos que hacer el completo y enfrente del Sofitel anclado a orillas del Danubio se encuentra el Spoon Cafe, un barco restaurante y terraza que tiene hasta un pianista para amenizar la noche. Llegamos un poco tarde al sitio y no había casi nadie pero no nos pusieron problema alguno para servirnos, pedimos dos gin tonics y brindamos en el Danubio por un día de relax donde descubrimos otro barrio más de la ciudad que me encantó y porque el viaje estaba yendo bastante bien. La Luna se reflejaba en este río gigante y nos fuimos a dormir. Al lado siguiente nos esperaba el Sziget, nuestro primer festival fuera de España, pero eso ya será la siguiente entrada.



Fachada del Mercado Central de Budapest. Kalvin Ter.



Mercado Central de Budapest. Kalvin Ter.



Olga presentando el salami Pick en el Mercado Central. Muy rico.



Mercado Central de Budapest.



Graffitis en las aceras de Fovam Ter, al lado del mercado.



Fovam Ter.



Raday Utca. La calle llena de restaurantes.



Picante para el Gulash.



Mi brocheta en una espada.



Vazham korut, cerca de Kalvin Ter.



Hacia el puente de la Libertad.



Danubio, al fondo la colina de la ciudadela.



Szabadsag hid. Puente de la Libertad.



Balneario Gellert.



Balneario Gellert.



Volviendo al Sofitel en el tranvía 2.



Restaurante París Budapest del hotel Sofitel.



Puente de las Cadenas visto desde el restaurante París-Budapest del hotel Sofitel.



Palacio Real desde el restaurante París-Budapest del hotel Sofitel.



Spoon Café.



Terraza Spoon Café.

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